Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

martes, 29 de diciembre de 2009

El día en que peregriné a La Meca

Ya sé que esta entrada debería haberla escrito semanas atrás, pero es sólo ahora, en medio de estas fiestas, que puedo hallar el sosiego necesario. Por lo que he visto, oído y leído acerca de la religión islámica, tengo entendido que es obligación de todo musulmán peregrinar a la ciudad santa de La Meca al menos una vez en su vida, siempre que su salud y recursos se lo permitan. Viviendo en el archipiélago del Jardín de las Hespérides de Hesíodo, me resulta un poco complicado cumplir con el precepto... pero no el musulmán, lógicamente, sino otro particular. Porque si un creyente en la fe de Mahoma debe visitar la ciudad del profeta y dar las vueltas de rigor ante la Kaaba, un madridista de pro debería, análogamente, visitar el Santiago Bernabéu pues tal es el lugar de peregrinación de los creyentes en la fe merengue.

Por eso, el 21 de noviembre pasado quedará inscrito con letras de oro en la historia de la vida del abajo firmante pues, aprovechando una estancia de fin de semana largo en la capital de este nuestro país, me animé a acudir al coliseo blanco para ver a mi equipo que a la sazón disputaría su encuentro liguero frente al Real Racing Club de Santander. La entrada costó saladita, (puestos a ir, bien está elegir una buena ubicación) pero los medios de este creyente, a día de hoy, le permiten una alegría semejante. Así que allí me dirigí.

Fue una lástima no haber podido filmarme a mí mismo, pues me habría encantado ver mi cara al asomarme al césped, tras haber dado con la localización de mi asiento. Seguramente tuvo que ser la de un niño que contempla boquiabierto un gran parque de atracciones o algo así. Porque la boca se me abrió, involuntariamente, de par en par. De haber sido hijo del Tío Sam, se me habría escapado un guau (escrito wow) de esos con los que ellos expresan admiración (en mi tierra decimos Ño o Ños, habitualmente prolongando la o, tanto más cuanto mayor es la sorpresa o la estupefacción). A mí hasta me faltó la voz al contemplar aquella enormidad, y me asaltó la emoción al contemplar el césped donde Puskas, Gento, Di Stefano, Pirri, Santillana, Camacho, Juanito, Butragueño y tantos otros habían dado tardes y noches de gloria al deporte del balompié y a la historia del club más laureado del mundo.

¿El partido? Bueno, eso fue lo de menos. No es que no fuese importante, sino que no era lo principal. Por supuesto, deseaba una victoria del Madrid, que fue lo que ocurrió. Y también quería ver marcar al Pipita Higuaín, ese héroe casi anómino que llegó por la puerta de atrás en un frío mes de enero de 2007. Y así, precisamente, sucedió. Porque ése fue el resultado del encuentro: un corto 1-0 que a mí me supo bien. O por lo menos no me supo mal. El juego del conjunto estuvo bastante bien durante la primera media hora, para complicarse después. Eso sí: el rival dio muy pocas sensaciones de peligro y no mereció más de lo que se llevó, pues apenas hizo méritos frente a un Casillas que prácticamente no tuvo trabajo.

Desde entonces hasta ahora, el juego del Madrid ha cambiado, y para mejor. Pero esa es otra historia que habrá que analizar en otra entrada. Concluiré ésta recordando que cuando el Pipita batió la meta de los cántabros me levanté brazos en alto como la mayoría de los casi ochenta mil asistentes, a celebrar el tanto del argentino, mientras exclamaba, como dándole las gracias:

- ¡¡Tenías que ser TÚ!!

Así que gracias, Gonzalo. A ti y a tus compañeros por haberme dado una tarde feliz en el día en que visité La Meca.

He dicho.


lunes, 2 de noviembre de 2009

Como para no caer en saco roto

Franco Baresi es, por derecho propio y sin discusión, uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol transalpino a la ya larga historia de este deporte. Capo incuestionable de su equipo (A.C. Milan) y, más particularmente, de su defensa, ha sido uno de los mejores centrales de todos los tiempos. Sobrio, inteligente, rápido y decidido, le sobraba capacidad para leer partidos y jugadas. Por eso la suya es, indudablemente, una voz bien autorizada en esto del fútbol. Suyas fueron algunas de las tardes de mayor gloria de la squadra rossonera, en la que brillaron con luz propia los Gullit, Rijkaard y Van Basten primero, y los Boban, Savicevic y Desailly después. Acompañados, naturalmente, por los Ancelotti, Maldini, Donadoni, Massaro, y tantos otros. Al frente, la batuta de Arrigo Sacchi primero y de Fabio Capello después. Casi nada.

El signore Baresi, a punto ya de entrar en la cincuentena, ha concedido una entrevista al diario El País, en la que analiza al Real Madrid actual, su esquema, virtudes y carencias, en vísperas del encuentro que ha de medir de nuevo a madrileños y a lombardos en San Siro, en la próxima jornada de Champions. No sé lo que puede salir de ahí (casi me inquieta pensarlo), pero creo sinceramente que una voz sobradamente autorizada como la del gran defensa italiano no debería caer en saco roto. Como no es mi deseo reproducir la entrevista entera, destacaré aquí los aspectos que me parecen más importantes en ella.

Y empiezo por el titular: Raúl lastra el equipo. De acuerdo por completo. Raúl ya no debe ser titular en lo sucesivo. Profesional intachable, sí. Personificación del espíritu de lucha del madridismo, también. Amor a la camiseta, todo el del mundo. Nada de eso es discutible, y merece todos los honores por parte del club: todos. Pero el tiempo de colgar las botas llega inexorable para cualquiera, también para él. Raúl desencaja a otros jugadores llamados a desempeñar tareas grandes en este equipo y -lo que es peor- fichados a golpe de talonario, como Kaká y Benzema. Sus movimientos crean caos en la delantera, estorban a otros y les obligan a jugar fuera de sus posiciones, como no saben o no están acostumbrados, y su ascendente en el vestuario le convierte en intocable o lo que, a día de hoy es lo mismo, perjudicial para el equipo. A pesar de su entrega y sus goles. Todo ello, naturalmente, sin contar el hecho de que su situación tapona el ascenso del jugador con mayor progresión que tiene hoy el Real Madrid: Gonzalo Pipita Higuaín, máximo goleador en liga de los merengues el ejercicio pasado, y salvador el pasado sábado frente a un inoperante Getafe.

Segundo punto: Sergio Ramos no defiende como lateral, y es mucho mejor como central. Totalmente de acuerdo una vez más. Las carencias del sevillano en la banda quedaron de manifiesto la temporada pasada, en la que muchos equipos hicieron una autopista de las bandas merengues (Marcelo, por la otra, tampoco es una garantía ni mucho menos). Y atención, siguen haciéndolo (Alcorcón que te crío). Algunas de las pifias monumentales de Ramos dieron origen a los goles del Milan en el pasado encuentro del Bernabeu. Jugadores como Miguel Torres (hoy, cedido) o Arbeloa deberían ocupar su puesto, y ya puestos, supongo que el de Camas no lo haría peor que Metzelder o Pepe en el centro de la defensa. Y en cuanto a que con la marcha de Robben, la banda derecha merengue se ha quedado huérfana, bueno... Tan obvio como la gasolina en una estación de servicio.

Tercer punto: Xabi Alonso sobra en el medio campo, y otro tipo de centrocampista es necesario como pareja de Lass Diarrà. Preferiblemente Guti. Opinable. Entiendo que Lass y Alonso no son una pareja de baile adecuada cuando se trata de construir juego, pues se estorban mutuamente, cada uno desplazado de su posición ideal. Sí que pueden, en cambio, mejorar su aportación cuando el equipo juega fuera del Bernabeu, pues el donostiarra es un magnífico pasador en largo, ideal para servir balones a delanteros verticales, rápidos e incisivos, esos de los que el Madrid ahora mismo puede presumir (Benzema, Higuaín, CR9), en tanto que el francés es un buen stopper, capaz de recuperar balones a mansalva en el centro del campo. Por lo que respecta a Guti, disiento en lo más profundo y radical, signore mio. Al de Torrejón le sobra talento, pero le faltan mentalidad, personalidad futbolística y sentido común (el ego también le sobra). Justamente las cualidades que le hubieran permitido convertirse en un crack mundial. Guti es excesivamente comodón, y carece de mentalidad. Por eso rinde mejor como suplente, cuando su desmedido orgullo resulta picado por la indiferencia del entrenador de turno. Entonces da lo mejor de sí mismo. Y ojo: lo ha hecho incluso como delantero centro, ahí es nada. Pero cuando se cree titular, se convierte casi indefectiblemente en Mary Guti. Un señorito, o sea. Y el Madrid no necesita señoritos hoy.

En resumen, no anda muy desencaminado Baresi. Al menos, en mi humilde opinión. Este equipo tiene carencias. Menos que las del año pasado, sin duda. Pero las sigue teniendo. Y mientras sus máximos responsables no sean capaces de ver lo evidente o, habiéndolo visto, de tomar las medidas oportunas, habrá un nuevo batacazo merengue este año. Si no, al tiempo.

He dicho.


miércoles, 28 de octubre de 2009

¡Que te pego, leche!

Y les pegaron. No una ni dos, ni aún tres, sino cuatro leches como cuatro soles, que igualmente pudieron ser, a tenor de lo comentado en la radio, el doble. La noche del 27 de octubre de 2009 quedará en la memoria colectiva merengue como la más vergonzosa y bochornosa vivida por este club, nombrado mejor del siglo XX, sí, pero que a día de hoy está a años luz de emular o evocar siquiera las glorias de antaño. Bien por el Alcorcón, un equipo modesto pero con idea de fútbol y ampliamente sobrado de motivación. Nada que objetar a su trabajo, a su entrega y su entusiasmo, antes bien, aplausos y más aplausos para ellos, ovación de gala que el Bernabéu debería dispensarles en el encuentro de vuelta, según pisen el césped. Da igual el resultado, poco importa si los de Pellegrini (me resisto a llamarles equipo) consiguen la improbable hazaña de remontar el tanteo adverso. Porque meterle cuatro o cinco goles a un Alcorcón es lo menos que se espera de un Real Madrid que, si bien anoche dejó muchos titulares de peso en la reserva, estaba plagado de internacionales, de jugadores con amplia experiencia a sus espaldas, curtidos en mil batallas, y que anoche fueron manejados como bailarinas de salón, como peleles de feria o, como bien decía el bueno de J.B. Toshack, como pollos sin cabeza. La vergüenza, el oprobio y la humillación quedarán ahí para siempre, como una mancha indeleble en el debe de estos jugadores y de este club.

Cuánto han cambiado las cosas desde que uno tiene uso de razón y ha visto fútbol. No es la primera vez que el Madrid se lleva un varapalo de aúpa, ni siquiera en la Copa del Rey (antes del Generalísimo). Pero aún cuando así fuese, el equipo al menos era capaz de sacar adelante situaciones complicadas por casta, por orgullo torero y por amor propio. Esos valores parecen haberse perdido por completo, hasta el punto de que ni siquiera algunos canteranos ilustres (nótese la ironía) muestran el más mínimo asomo de las virtudes que encumbraron a sus predecesores. Un ejemplo: nada más terminar el encuentro de anoche, y ante los micrófonos de la cadena SER, José María Gutiérrez (anoche, por enésima vez, Mari Guti) valoró el mal resultado con un "bueno, así parece, ¿no?". No, amigo mío, no es que parezca que os han dado las vuestras y las de un bombero, es que os las han dado. Todas. Añadió luego el susodicho que de lo sucedido anoche no deberían derivarse consecuencias. Es posible. Las decisiones complicadas no deben tomarse en caliente, pues en estas situaciones es fácil dejarse llevar por el enojo, aun estando plenamente justificado.

Pero si el que suscribe estuviese en el pellejo de Manuel Pellegrini, mi primera decisión, aún en caliente, estaría más que clara: salvo lesiones, sacaría en el Bernabéu exactamente el mismo once que anoche hizo el estruendoso ridículo de Alcorcón. A los mismos. Ellos frente a los patricios de la grada y frente a los leones del vecino pobre de la periferia. Y a ver si son en verdad gladiadores, a ver si demuestran orgullo, casta y saber hacer. Si consiguen remontar el resultado, al menos habrán lavado su propia imagen. Si no, se habrán hecho acreedores a un bochorno aún mayor... si cabe.

Claro que el propio técnico chileno no debe irse de rositas en todo esto. Suya es la organización del equipo que le ha llevado a un fútbol mediocre y a una completa desorganización, con un centro del campo inexistente y atascado (Ay, Sneijder, cuánto te eché de menos), sin juego por las bandas (ay, Robben, ídem de ídem), nulo en la motivación y, al parecer, en la disciplina. Esto salpica también más arriba, a la dirección técnica (es decir, directo a las testas de Jorge Valdano y Miguel Pardeza) que ha demostrado que su proyecto presenta notables fisuras que empiezan a parecer grietas. El pasado sábado, en una entrevista concedida al diario AS, Xabi Alonso dejaba bien claro a los navegantes que una de las carencias más graves del equipo era el juego por las bandas. No lo dijo exactamente así, claro, pero sus palabras no podían hallar otra interpretación en una mente medianamente capaz. Ayer, el técnico del Alcorcón hizo buena la apreciación del tolosarra: hizo un traje a su rival por las bandas, que fueron, una vez más, absolutamente inexistentes en los blancos. El problema es que, tras la marcha de Robben al Bayern, al Madrid sólo le quedan dos jugadores de banda: CR9 y Drenthe. Nadie más.

Perder en liga contra el Sevilla en el Pizjuán entra dentro de lo lógico y lo asumible. Hacerlo frente al Milan en el Bernabéu entra de lleno en lo estrambótico, pues no se puede explicar el derrumbe y la descomposición de la segunda parte. Pero perder de ese modo frente al Alcorcón, aun sin las grandes figuras, entra de lleno en lo inexcusable, en lo incalificable o, como diría el microcéfalo de Pepe Carazote, en lo intolerable.

Vergüenza. Esa es la palabra.

He dicho.


miércoles, 7 de octubre de 2009

Pepe Carazote suma y sigue: ¡Intolerable!

José Luis Carazo, subdirector del diario deportivo Sport de Barcelona y miembro de honor del séquito de forofos que (con alguna honrosa excepción) rodea a Joan Vehils y Josep María Casanovas, parece saltar a la palestra con sus columnas, modelo de gracia y fino estilo periodístico donde las haya, cuando concurren una de estas dos circunstancias: (i) el Real Madrid pierde algún partido (como mínimo), o (ii) el Barcelona atraviesa un período de crisis deportiva y/o institucional. En el segundo caso, sus columnas son proclamas encendidas en las que protesta airadamente contra aquello que, sea lo que sea, daña al club de sus amores. O, más simplemente aún, contra todo aquello con lo que no está de acuerdo. Casi siempre, además, al son de la misma palabra: intolerable.

Así, por ejemplo, el año pasado por estas fechas calificaba de intolerables unas supuestas declaraciones de Touré Yayá en las que el jugador de Costa de Marfil apreciaba la posibilidad de fichar por la Juve, abogando por el traspaso fulminante del jugador. No habían pasado cinco meses, y el propio Carazo le daba la vuelta a la tortilla y, sin el menor asomo de sonrojo, afirmaba en una entrevista en línea que le parecía intolerable que a Touré aún no se le hubiese mejorado su contrato. Intolerable le pareció también la supuesta campaña emprendida por el (afortunadamente) extinto programa de Tele5 Aquí hay tomate contra Ronaldinho y sus noches de diversión. Claro que no mucho tiempo después, se convirtió en fiscal y se sumó al carro de los que censuraron agriamente al jugador brasileño. Intolerable le resulta que el Barça no haya homenajeado como se merecen a Xavi, Iniesta y Puyol (en esto, al menos, puede que le asista algo de razón). Como intolerable fue también en su momento el adelanto de las vacaciones de Eto'o y Ronaldinho. El intolerable más recientito ha sido el, a su juicio, intento de torpedeo del mejor Barça de la historia por los espionajes de la dirección del club a cuatro de sus vicepresidentes. En resumen: con razón o sin ella, el calificativo de intolerable acompaña siempre a Carazo.

Otro rasgo llamativo de su buen hacer es su agudo olfato para las primicias periodísticas. Suele el ínclito hacer gala de un conocimiento anticipado realmente asombroso. En impersonal unas veces (nos consta), personal otras (me aseguran), e incluso recurriendo a la sabiduría popular (cuando el río suena...). Eso sí: como buen periodista, nunca cita sus fuentes. Faltaría más. Eso es secreto, lo contrario sería un atentado a la ética profesional. Antes muerto que decir de qué río se trata. Claro que en este mundo de las tecnologías de la información en el que vivimos, es muy fácil que alguien te saque los colores a la cara cuando las circunstancias sugieren que tu fuente anónima no es otra que la prensa deportiva diaria, limitándose tu supuesto olfato a copiar alevosamente lo que otros han escrito antes. También es cierto, no obstante, que para sonrojarse hace falta tener una noción, por pobre que sea, de lo que significa la palabra vergüenza.

Y parece, sí, que volvemos a las andadas. Porque el señor Carazo, desde el domingo por la mañana, auguraba que el Real Madrid perdería en Sevilla. Su buen olfato de siempre, claro. Dos días después, y visto que su percepción no le había fallado, escribió una columna (es un decir) regodeándose de la derrota merengue. Al menos, y en un arranque de sinceridad, reconocía abiertamente que no hacía falta ser un lince para ello. Bien está. Y hoy mismo, acaso porque con algo hay que justificar los garbanzos (o el Vega Sicilia) que uno se lleva al gaznate, vuelve erre que erre a su deporte favorito: meterse con el Real Madrid, en un párrafo, como todo él, ciertamente memorable

Señoras y señores (esto va dirigido a los ‘merengones’), que Pellegrini tiene los días contados en el Real Madrid. La pobre imagen que ofrecieron frente al Sevilla ha disgustado tanto a Florentino Pérez que ya ha hecho llegar a sus más allegados (Valdano y Pardeza) que, de repetirse semejante varapalo, el técnico chileno puede pasar a mejor vida a la voz de ya. Y me aseguran también que la dirección técnica del Real Madrid ya anda a la caza y captura para el mercado de invierno de un lateral izquierdo y de un cerebro que sepa mandar y maneje el ‘tempo’ de los partidos. Se han dado cuenta de que sin Cristiano Ronaldo el equipo pierde muchos enteros.

Las dudas sobre la continuidad de Manuel Pellegrini al frente del equipo blanco fueron expresadas ayer mismo en términos parecidos (salvando las estratosféricas distancias) por otro columnista del Sport, Martí Perarnau. Como siempre, vuelve a hacer uso de sus infalibles fuentes, que parecen llegar hasta lo más profundo e íntimo del sanctasantórum merengue (me aseguran...). Y, finalmente, diagnostica que parte de los males del Real Madrid provienen de la carencia de un lateral izquierdo de garantías. Me pregunto si esto también se lo sugirió su olfato periodístico o si, por el contrario, se inspiró en los comentarios de otros. Incluso, quién sabe, los de un servidor. Y ojo, que los de ayer no fueron los primeros míos sobre el particular. Será porque tampoco es necesario ser un lince.

Incluso, leyendo la prensa deportiva madrileña de hoy, me asalta la duda: ¿han sido casualidad las apreciaciones de Carazo sobre el lateral zurdo?

Nos consta que es posible... que no.

He dicho.



martes, 6 de octubre de 2009

Ya empezamos...

No bien siguen aún calientes los rescoldos de la primera derrota madridista en competición oficial, la caja de los truenos ha sido abierta de nuevo. A un lado y a otro. Y lo peor es que lo ha sido sin razón alguna, sacando las cosas de madre, de quicio y de lugar. Perder en Sevilla es algo que entra dentro de lo comprensible y de lo esperable. Razones no faltan. El hispalense es un equipo muy bien armado y conjuntado, que salvo contadas excepciones ha mantenido más o menos constante su armazón, de modo que sus jugadores se conocen casi al dedillo, están maravillosamente acoplados y juegan casi de memoria. Si a eso añadimos que cuentan con una excelente condición física y que su delantera es una de las más letales del panorama futbolístico europeo actual, no hay que darle muchas vueltas para entender que pueden ganar a cualquier equipo que se les ponga delante. Eso sí: han atravesado un serio bache después de la trágica muerte de Antonio Puerta y los primeros y titubeantes meses de Manolo Jiménez en el banquillo. Más aún, dieron una pobre impresión en el arranque liguero, superados con todas las de la ley por el Valencia. A partir de ahí, no han hecho sino ganar y convencer.

Frente a esta máquina de hacer fútbol, se presenta un Madrid aún en construcción, que aún está intentando asimilar los métodos y esquemas que su entrenador pretende introducir en el equipo, a la búsqueda de su estilo de juego, y aprendiendo poco a poco a jugar en todos los sentidos. Y también, pese a todos los pesares, con numerosas carencias y lagunas, aún por corregir. Por ejemplo, insisto en la ausencia manifiesta de un lateral izquierdo capaz de defender: Roberto Carlos era mucho mejor atacante que defensor, y Marcelo es básicamente igual, sólo que su condición física es muy inferior a la de su prodigioso predecesor, lo que acentúa sus carencias para tapar a carrileros rápidos y vigorosos (frente a él, una mayoría). El otrora denostado Juande Ramos supo ver esta realidad, y adelantó al brasileño de posición, generalmente con buenos resultados, al aprovechar sus virtudes ofensivas y aliviar su, por otra parte casi nulo, aporte defensivo. Después del traspaso de Robben, el Madrid se ha quedado con CR9 como único jugador con capacidad clara de desborde por banda, siendo además su máximo goleador. Queda también la asignatura pendiente de Raúl, al que Pellegrini no se atreve a sentar en el banquillo con carácter más permanente. Y por último, hay un claro desacoplamiento de los creadores de juego (Lass, Xabi Alonso, Granero y Guti no terminan de encajar unos con otros). Por no mencionar los recurrentes errores de marca en las jugadas a balón parado.

Pero el Madrid, con todo, saca partidos adelante con rotunda pegada. Tiene jugadores excepcionales, que aún están por dar su mejor rendimiento. No manda en los partidos, pero los gana, y con marcadores contundentes. Es obvio que pretender que este equipo juegue de buenas a primeras como si interpretase la novena sinfonía de Beethoven es mucho pedir, peor aún, es pedir demasiado. Y la prensa de Madrid ya se ha puesto manos a la obra a criticar a Pellegrini cuando aún se llevan disputadas seis jornadas ligueras en las que el equipo, pese a sus inconvenientes, ha sacado adelante un inicio de temporada bastante más convincente que el del año pasado. Claro que los córvidos del Principado tampoco se han quedado calladitos, en especial sus más forofos e irredentos representantes, ahora convertidos en zahoríes futboleros (No, si ya lo decía yo...). No se puede esperar más de tan escasas mentes y de tan manoseados plumeros. Que no plumas.

La sombra del triplete culé es alargada, como bien apunta Perarnau. Y es un error tan garrafal como trágico ponerse a crucificar al técnico chileno, pues en la construcción de este equipo hace falta aún recorrer un largo camino, una trayectoria que no va a ser nada fácil. No hace falta echar la vista muy atrás y recordar como a un tal Frank Rijkaard estuvieron en un tris de echarle a los leones tras un primer trimestre decepcionante en el banquillo del Barça. De haberlo hecho, probablemente hoy los aficionados culés tendrían una Champions y dos ligas menos. Paciencia, paciencia, paciencia. Es el ingrediente necesario para poder llevar a cabo una labor profesional en el Real Madrid. En caso contrario, si el ingrediente básico falla, si el aficionado merengue se echa ciegamente en los brazos de los gurús mediáticos de la capital y exige sin razón alguna lo que no es razonable (excelencia futbolística ¡YA!), entonces la Casa Blanca terminará por convertirse en otro horno crematorio donde arderán como la yesca millones de ilusiones, el trabajo de docenas de técnicos del más variopinto corte, equipos de jugadores enteros y cientos de millones de euros. Y digo "otro", porque del primero ya he tenido ocasión de hablar. Todo ello por ignorar una verdad palmaria como pocas: que una fantástica colección de jugadores no hace a un buen equipo, y eso en Concha Espina lo saben muy, pero que muy bien.

Y en cuanto a la prensa madrileña, también tengo cada día las cosas un poco más claras: no buscan en modo alguno echar una mano (estrictamente hablando, no tienen por qué hacerlo, pero no es de recibo que se dediquen a meter palitos entre las ruedas), sino sólo hacer astillas para alimentar su propio fuego, el que alimenta la Encuesta General de Medios año tras año, y en el que esperan sacar la mejor tajada posible a costa de la estupidez visceral de aquéllos entre sus lectores que se creen a pies juntillas todo cuanto publican en sus páginas. Cuando su mensaje va dirigido a una afición tan exquisitamente resultadista, impaciente e incomprensiva como la del club merengue, es como regar un terreno fértil: no hace falta abonar para que crezcan las malas hierbas.

¡Paciencia, por Dios! Esto no ha hecho más que empezar.

He dicho.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Va por ustedes, ¡toreros!

Por esta vez, no voy a dedicar páginas y letras al fútbol. Hoy mismo, otros deportistas españoles se merecen, con todas las letras, que les dedique atención en éste mi modestísimo espacio para la reflexión: la selección española de baloncesto. Acaba de firmar una proeza histórica al proclamarse campeona de Europa en Katowice, Polonia. Es la primera vez que un equipo de baloncesto de este país consigue algo así. ¡Y de qué manera, morera! Para ello ha tenido que echar mano de la mejor generación de jugadores de toda su historia, y una de las más brillantes de todos los tiempos. Este 20 de septiembre de 2009 es sin duda alguna un día grande, grandísimo, colosal, para el deporte español. Un día para recordar, para disfrutar, para saborear, para sacar pecho. Que ya nos tocaba. Como lo fue el 29 de junio del año pasado. Pero no adelantemos nada aún, todo a su tiempo.

La cosa tiene tanto más mérito cuanto que los comienzos fueron harto decepcionantes. Después de una preparación engañosa ante rivales de poca monta, España comenzaba su participación con una derrota (66-57) ante Serbia. Las cosas parecieron enderezarse, sólo un poco, al vencer a Eslovenia por escaso margen y una defensa de risa (90-84). Poco después, los nuestros estuvieron a un tris de caer eliminados ante la débil Gran Bretaña (84-76). Y que no se me enfaden sus hijos (los de la Gran Bretaña, claro): los británicos tienen excelentes deportistas y equipos en otras disciplinas, y el mérito de haber jugado un Eurobásket es grandísimo para ellos, pero la distancia que les separa de los nuestros es, hoy por hoy, estelar, sideral, estratosférica. Luego, segunda derrota ante Turquía (63-60), final polémico incluido, con Sergio Llull jugándosela en la última posesión en una entrada suicida frente a las torres otomanas. Vamos, que más jodido que en Lepanto. Y Marc Gasol, poniendo en duda la sensatez de la idea ante las alcachofas radiofónicas. Se tocó fondo. A partir de ese momento, todos los partidos eran finales. En caso de derrota, tocaba hacer las maletas y volver con el rabito entre las piernas.

Aquí, en el terruño patrio, se dispararon las críticas, a cada cual más amarga y virulenta. No tanto contra los jugadores como contra el entrenador, Sergio Scariolo. Juan Mora, subdirector del diario AS, fue particularmente ácido con el seleccionador tras los partidos ante los británicos y los turcos, llegando incluso a exigir la destitución del transalpino en vísperas del encuentro contra Lituania, el primer ser-o-no-ser para los nuestros. Se especuló de todo y con todo: que si malos rollos con el entrenador, que si alguna movida subterránea contra la Federación, que si lesiones, cualquier cosa valía para explicar el desaguisado y, en la mejor y más genuina tradición cainita que tan bien nos define a los españoles, hacer leña del árbol caído... cuando ni siquiera había caído aún. Juan Carlos Navarro, capitán del equipo tras la marcha del gran Carlos Jiménez, tuvo que enfrentarse a los micrófonos de las fieras rugientes para reclamar el beneficio de la duda para el equipo, cuando menos, pues se lo había ganado.

Y lo que siguió fue lo que tenía que seguir. Se impusieron la lógica y, sobre todo, la calidad humana del grupo que son, por encima de todo, grandes amigos. Hubo cónclaves, con Scariolo y sin él. Se habló, se discutió, se analizó, se hizo terapia de grupo... Y tras ello, a afrontar las corridas restantes ante los sucesivos morlacos que nos aguardaban, quién sabe si frotándose las pezuñas por el mal momento de los nuestros.

Primero los lituanos. Paliza al canto (84-70), eso sí: tras un primer cuarto calamitoso que hacía presagiar todos los males. Luego los polacos. No hubo color (90-68) y las diferencias entre los dos equipos quedaron meridianamente claras desde el primer minuto de juego, acallando a la hinchada local y convirtiendo el encuentro en un paseo militar. Más adelante vendría el temible cruce de cuartos, que habría que disputar ante nuestros vecinos del norte, quienes hasta entonces habían hecho un campeonato impecable: 6 de 6 victorias, oh la lá les enfants de la patrie, con la figura Tony Parker a la cabeza. Y a Parker y a los suyos, las suyas y las de un bombero (86-66) con un Pau Gasol sensacional, que destrozó a sus rivales bajo canasta. Las medallas ya estaban a tiro. El primer escollo era la Grecia del genial Spanoulis y de los gigantones Bousouris y Schortsanitis. Sin opciones: otro paseo militar marcando distancias desde el comienzo y ganando en promedio cinco puntos por cuarto al rival, para acabar dieciocho arriba (82-64). Y por fin, la gran final ante los mismos serbios que nos habían majado bien al comienzo del campeonato, y con un jugador (Teodosic) del que preocuparse, después de que el angelito le endosara 30 puntos a los eslovenos en semifinales. Y tampoco hubo color: revancha y paliza (85-63) que al final quedó maquillada por la relajación de los nuestros en el último cuarto, pero que llegó a rozar los 30 puntos. Un primer cuarto para enmarcar (24-14) y un segundo para apabullar (52-29), el tercero y el último, casi sobraron. En realidad, esta descripción del partido es perfectamente aplicable a los choques frente a franceses y griegos, pues los pesos pesados de la selección sólo disputaron poco más de medio encuentro y el desarrollo de los partidos, así como los marcadores finales, fueron casi idénticos. España, literalmente, trituró a sus cuatro últimos rivales, sin encajar en ningún momento más de 70 puntos. No se había visto nada semejante desde que, allá por 1634, los tercios del Cardenal Infante don Fernando masacraran a los ejércitos suecos y alemanes en Nordlingen. A nuestros pies yacen los morlacos, con el estoque bien clavado en la cerviz.

Naturalmente, ahora todo son parabienes. Merecidos, por supuesto, pero quizá no del todo exentos de hipocresía. Porque, me pregunto yo: ¿cuántos de los que ahora se felicitan se apuntaron al degüello cuando las cosas iban mal? ¿Cuántos de los elogiadores de hoy fueron los críticos sulfúrico-perclóricos de ayer? Me pregunto qué pasará por la cabeza de Scariolo y compañía al leer los titulares y las columnas de nuestra insigne, sapientísima, e infatigable prensa deportiva. Esa misma prensa deportiva que, sospecho yo, es co-responsable del mal inicio de campeonato después de una extensa campaña de intoxicación psicológica de los nuestros, haciéndoles creer que con sólo saltar a la cancha, ya estaban ganados los partidos, y que eran campeones con sólo acariciarse la flor. La característica falta de humildad y exceso de euforia, el Garry Owen anticipado, el menosprecio al rival. Jorge Garbajosa, segundo capitán, declaraba tal noche como ésta ante los micrófonos de la SER que una de las causas del mal comienzo había sido creer que con el talento ya era suficiente. Craso , craso, craso error. Menos mal que se pudo remediar a tiempo. Felizmente.

Es un momento, como decía antes, para sacar pecho. España manda en Europa en fútbol y en baloncesto, lo cual es completa y absolutamente histórico. Europa entera nos respeta y nos teme. Esto hay que saborearlo, hay que disfrutarlo, porque antes o después alguien nos bajará del trono. Tan sólo hay que sacar las lecciones oportunas, las mismas que espero que se saquen del fracaso-a-medias de nuestros chicos de fútbol en la reciente Copa Confederaciones. Siempre con la humildad por delante, respetando a los rivales, sin considerarles en ningún momento inferiores, sabedores de que para superarles no basta sólo con el talento, como bien apuntaba Garbajosa. Hay que ponerse el mono y trabajar. Sólo entonces aflora el talento.

Como el que tienen nuestros toreros, nuestros grandísimos matadores de la canasta. Enhorabuena, campeones, va por ustedes. Y gracias por hacernos sentir orgullosos de ser españoles.

He dicho.

jueves, 27 de agosto de 2009

Dudas

Recientemente, la "Operación salida" en el Real Madrid se ha saldado con los traspasos de Wesley Sneijder y (esta misma mañana) el de Arjen Robben con destinos dispares: Inter de Milán y Bayern de Munich, respectivamente. Quedan pendientes los del canterano Miguel Torres y Rafael Van der Waart, y con ello se daría por cerrada la plantilla para este ejercicio, si las informaciones publicadas en la prensa deportiva no van mal encaminadas. Desde el punto de vista económico, el club necesitaba hacer caja después del dispendio veraniego (sobre todo por la compra de CR9 a un precio desorbitado), así como ajustar la plantilla a un número de jugadores razonable. Esto completa una lista bastante larga de bajas, que comprende también a Codina, Cannavaro, Faubert, Saviola, Javi García, Huntelaar, Parejo, Negredo, Heinze y el gran Míchel Salgado, justamente homenajeado antes de la disputa del trofeo Santiago Bernabéu. Es decir, han salido (o pueden salir en total) catorce jugadores del equipo, y se han incorporado siete, más la repesca de los lesionados Van Nistelrooy y Mahamadou Diarrá. Los cambios respecto al año anterior ascienden a la quincena larga, si se tiene en cuenta la baja federativa de Rubén de la Red, por problemas de salud. Osea, una purga estaliniana en toda regla.

No sé exactamente qué es lo que se esconde detrás de la venta de los dos jugadores holandeses. Con la de Sneijder, el Real Madrid pierde a un buen centrocampista (y no es que disponga de muchos con talento), así como a un excelente lanzador de faltas, y con Robben pierde velocidad y capacidad de desborde, ahora centradas casi exclusivamente en CR9 y, en menor medida, en Kaká y Benzema. Bien podría suceder que la marcha de Robben (Calderón debe estar tirándose de los pelos, después de lo que le costó traerle) traiga aparejado un compromiso para la incorporación de Ribéry el año próximo. Si es así, poco que objetar, pues en el cambio el Real Madrid gana claramente, y mucho. El francés tiene mucha más capacidad de sacrificio y juega para el equipo más que para su lucimiento personal. Por otra parte, es menos proclive a las lesiones que el holandés, cuyas veloces piernas son de cristal. Y por si todo esto fuera poco, es de los pocos jugadores de banda capaz de hacérselo pasar realmente mal a cualquiera. Y el Real Madrid, ahora más aún, se queda pidiendo un jugador con desborde por la derecha a gritos.

Pero si no es así, la jugada es nefasta. Además de las carencias derivadas de su ausencia, sus traspasos refuerzan directamente a dos posibles rivales de Champions. Y ya se sabe que no hay peor astilla que la de la propia madera. Para colmo de males, la defección de estos jugadores se efectúa en contra del criterio de Manuel Pellegrini, quien manifestó de viva voz contar con ellos. Es decir, la opinión del entrenador en asuntos deportivos cuenta menos que la del director general o el del presidente y, como bien apunta Javier Gómez Matallanas en la edición impresa del MARCA de hoy, le pone en solfa delante de sus jugadores, visto su nulo margen de maniobra para defenderles. Esto empieza a recordar tiempos pasados que se suponía bien enterrados y de los que se decía haber extraído las lecciones pertinentes: gestión presidencial, fichajes de relumbrón, acumulación de egos superlativos en el vestuario, un entrenador dócil y complaciente y eliminación sistemática de la llamada clase media en aras del beneficio económico por derechos de imagen.

Y además, si esta situación va acompañada de un acoso como el que se ha sometido a Sneijder, humillándole al privarle de su taquilla (en eso también tenía razón el bueno de Sergi Solé) para forzarle a fichar por el Inter, peor aún. La experiencia es buena consejera, y un día no muy lejano se quiso forzar de modo semejante a un tal Steve McManaman para que saliera del club, se supone que por no encajar en el perfil galáctico estándar, entonces al uso. Pareció por momentos que el inglés se vería obligado a entrenar con los chicos del filial, pero le importó poco y así lo manifestó de viva voz. Resultado: se ganó incondicionalmente el respeto de sus compañeros y el cariño inquebrantable de la afición. Volvió al primer equipo, y hizo lo que sabía: jugar y marcar goles, como el segundo frente al Barça en el Camp Nou que dejaba a los culés listos de papeles y al Madrid en la final de Glasgow. ¿Cuáles eran los verdaderos motivos de Sneijder para querer quedarse? ¿Amor al club o a Madrid la nuit (como sibilinamente han dejado caer en MARCA)? En el primer caso, razón de más para que la venta sea un disparate. En el segundo, no hay discusión.

La venta de estos jugadres, claramente debilita al equipo en zonas en las que no anda muy sobrado (banda y medio campo) para una temporada que se prevé larga y complicada, y en la que figura el reto de llegar a la final de la Champions, a disputar en el coliseo merengue. Esto significa menos recambios para Xabi Alonso (quien se convierte así en pieza casi insustituible en el esquema blanco), CR9 y otros rutilantes fichajes, sobre los que recaerá un peso que al final de la temporada puede ser decisivo.

Y dicen por ahí que Miguel Torres es víctima de un acoso (o mobbing, como se dice ahora) similar al sufrido por Sneijder. Espero fervientemente que no sea el caso. Torres ha demostrado sobradamente su utilidad, apoyada en el hecho de que puede jugar en las dos bandas y de que es mucho mejor defensor que Marcelo (algo no demasiado difícil) y que Drenthe (cuesta menos aún). Hacerle eso al chico después de los oscuros pero eficientes servicios prestados a su club de toda la vida sería verderamente canallesco. Sin paños calientes.

Osea, que si ayer defendí a Valdano a propósito de sus declaraciones sobre el frustrado fichaje de Gabi Milito, hoy tengo que atizarle y a base de bien a él, a Miguel Pardeza y al propio FP, por la forma en que están llevando a cabo la salida de jugadores del Real Madrid. Por lo que supone en términos deportivos para el equipo y, sobre todo, por la pésima imagen que se da del club, convertido de nuevo en una sociedad mercantilista, más que en un club de fútbol.

He dicho.

miércoles, 26 de agosto de 2009

¡Tontolhaba!

Los medios deportivos de la Ciutat comtal no paran de dar a luz nuevos cachorros periodistas (es un decir, naturalmente, como tanto le gusta decir al bueno de Jaume Miserachs). Uno de los últimos productos de la inagotable fábrica de plumas amantes del buen estilo y, sobre todo, de la ecuanimidad, la objetividad y la mesura a la hora de enjuiciar los acontecimientos y personas que habitualmente se mueven en el mundillo futbolero, se llama Sergi Solé. Su última columna lleva por título ¿Y todavía hablan de señorío? Como es breve (y menos mal) la reproduzco enterita:

"Enemigo en la contienda, cuando pierde da la mano sin envidias ni rencores, como bueno y fiel hermano", reza la segunda estrofa del himno del Real Madrid. Pero, contraviniendo el señorío que nunca debería perder el club blanco por muy eterno rival que tenga, por ahí va Valdano con su bandera, y no "limpia y blanca que no empaña" sino ofensiva e irrespetuosa con todo lo que huela al Barça. Pisotear un compatriota (Gabi Milito) que está viviendo un calvario es feísimo, a la altura de la miserable patada de Figo que retiró al zaragocista César. La 'portera' de Florentino, a quien se le presuponía un 'verso' menos irreverente, filosofó sobre política y disparó incluso contra la Iglesia (para él, el Ser Superior es otro) para criticar el fichaje de Ibrahimovic. Y mientras, maltratando a Sneijder. Pues eso, señorío.

¿Y esto por qué? Pues por la entrevista concedida por Jorge Valdano a la agencia alemana de noticias DPA en la que el Director General Deportivo del Real Madrid tocó algunos temas espinosos. Justamente aquellos a los que hace referencia el ínclito Solé. Vayamos por partes, salvando la introducción en la que se usa la letra del himno del Real Madrid para atacar al argentino (simplemente despreciable: para empezar no está mal, Sergi).

Número uno: Pisotear a un compatriota (Gabi Milito) que está viviendo un calvario es feísimo, Sergi dixit. Pues bien: Jorge Valdano (y atención cito al diario Sport, medio poco sospechoso de afinidades merengues) fue el principal responsable de que el Real Madrid desestimara el fichaje de Gabriel Milito, siguendo para ello las indicaciones de Alfonso del Corral, a la sazón jefe de los servicios médicos del Real Madrid. De acuerdo con las pruebas que en su momento se efectuaron al central argentino, sus rodillas no podrían soportar una temporada en la que el jugador disputase dos o tres partidos por semana, por lo que el jugador acabaría por lesionarse de cierta gravedad. Esto sucedió en 2003.

Las reacciones en Barcelona (y fuera de ella) no se hicieron esperar: al Director General madridista (y también a del Corral) les cayó de todo por desechar a un magnífico jugador. Al menos, el doctor del Corral cerró no pocas bocazas al recuperar a Jonathan Woodgate para la práctica del fútbol y, poco después, al mismísimo Raúl, tal y como recoge Martí Perarnau en su antiguo blog. Valdano no tuvo esa suerte. El defensa argentino recaló en Zaragoza, donde jugó cuatro temporadas a un gran nivel (incluyendo competiciones con la albiceleste), eso sí: disputando liga y copa, sin que los maños conociesen ni por asomo la dureza de un calendario agravado por la disputa de la Champions League. El momento reivindicativo culminante para el antiguo defensa de Independiente hubo de ser, sin duda, la media docena que el Zaragoza endosó al Real Madrid galáctico en las semifinales de la Copa del Rey en 2006.

Su nombre sonó insistentemente desde entonces como posible refuerzo para el FC Barcelona, como alternativa al rumano Chivu. Un refuerzo bendecido hasta por el infumable Josep María Casanovas, genuino Bene Gesserit masculino del diario Sport (el link corresponde a la Libreta de Van Gaal, pues el original del Sport ya no existe), quien se marcó las suyas y las de un torero al afirmar que Milito tiene otra ventaja: tiene una manía especial al Madrid porque cuando llegó a nuestro país para recalar en el Bernabéu lo rechazaron por una lesión que se ha demostrado que no existía. Se equivoca, como de costumbre, el decidor de verdades: no fue por una lesión, sino por el riesgo, que sí existía.

Milito debutó con los blaugranas en agosto de 2007. El 29 de abril de 2008, disputando la ida de las semifinales de la Champions frente al Manchester United en Old Trafford, se lesionó en su rodilla derecha. Y ahí sigue, tal y como señala Solé (en esto, al menos, dice verdad), atravesando un auténtico infierno. Al jugador han tenido que insertarle un trozo del tendón rotuliano de la rodilla izquierda (la sana) para poder recuperarle, y su regreso a los terrenos de juego es, a día de hoy, toda una incógnita.

¿Y qué ha dicho Valdano al respecto? Pues, según el Sport, lo siguiente:

- Muchas veces, más que salir a afrontar las polémicas es mejor dejar que el tiempo las conteste. Para mí fue muy doloroso que Milito no llegara al club.
- Con el paso de los años aquel diagnóstico (el de los médicos del Real Madrid con del Corral al frente) se reveló como real.
- (La decisión de no ficharle) ...me hizo daño, sobre todo en Argentina. Se pretendía que yo defendiera a Milito porque era una opción futbolística noble desde muchos puntos de vista, por la nobleza personal del jugador y porque era muy interesante en términos futbolísticos para el Real Madrid.
- Un director deportivo está apoyado en la opinión de profesionales. Si el cuerpo médico del equipo te hace una recomendación, mi obligación es respetarla por encima de cualquier percepción personal.

Bien, cualquier lector de este blog está invitado a repasar estas líneas, y buscar en ellas algún desprecio, menoscabo, falta de respeto o minusvaloración hacia Gabriel Milito, sus cualidades o su situación actual. O, dicho de otro modo, que alguien me señale donde está lo feísimo que dice el amigo Solé, o en qué momento le pisotea. Valdano, al decir esto, no hace sino reivindicarse a sí mismo por la decisión tomada, y está en su perfecto derecho, sobre todo después de las amargas críticas recibidas tras ella. Una decisión que, muy lamentablemente para Gabi Milito, resultó ser acertada y el tiempo se ha encargado de demostrarlo, dejando así a Casanovas y a otros borregos, perdón, voceros de su mismo rebaño en el pesebre, el lugar que en justicia les corresponde. Y repito: lamentablemente para Milito. Es posible (sólo posible) que nada de esto hubiese ocurrido de haber permanecido en Zaragoza, pero es comprensible que la llamada de un grande del fútbol español, así como la posibilidad de disputar la Champions y alcanzar metas elevadas resultaran cantos de sirena irresistibles. Corrió un riesgo, pasó la revisión médica del Barça, jugó ocho meses... y crack. Respecto a Valdano, se puede criticar la oportunidad de sus comentarios, pero nada más. Y en cuanto a Sergio Busquets, quien también se apuntaba a las críticas hacia Valdano por colgarse una medalla a propósito del tema, diría lo mismo: está en su derecho, después del aceite de ricino que le tocó tragar. En modo alguno se trata de atacar a Milito: es, insisto, una autoreivindicación.

Número dos: La 'portera' de Florentino (...) filosofó sobre política. Esto, supongo, surge de los comentarios de Valdano en el sentido de que el Barcelona es, para muchos catalanes, empezando por su ilustre presidente, un símbolo exclusivo de Cataluña, no de España. Palabras exactas de Valdano: Cada uno desde su visión intenta ocupar un lugar en el mundo. El Barcelona lo hace mirando desde Cataluña hacia adentro y el Real Madrid lo hace mirando desde España hacia afuera. A estas alturas, sorprende que a Solé (o a alguien en este país) le desconcierte algo semejante, por ejemplo después de asistir al lamentable espectáculo ofrecido en la última final de la Copa del Rey y la gravísima ofensa que en él se hizo al Jefe del Estado, en nombre, en parte, de la agraviada Catalunya a manos del cruel Borbón. Pero leyendo sus desatinadas palabras, salta a la vista que el aprendiz de brujo pasa de puntillas sobre el tema, sin entrar en él. Será que no tenía más espacio disponible, claro. Pero sí que aprovechó el que tenía para insultar a Jorge Valdano. Y luego se atreve a hablar de falta de señorío. Con dos cojones, el chaval. Por cierto, quizá no haya leído a Martí Perarnau y su décimo mandamiento para el Barça de esta temporada. ¿O quizá sí?

Número tres: (...) disparó incluso contra la Iglesia (para él, el Ser Superior es otro) para criticar el fichaje de Ibrahimovic. Se recordará que, el pasado mes de junio, el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, se pronunció abiertamente en contra del fichaje de CR9 por el Real Madrid, básicamente por el dispendio económico que suponía. Yo, personalmente, coincido de pleno con Su Ilustrísima, y así lo he hecho constar en estas páginas. Ahora bien, Zlatan Ibrahimovic le ha supuesto al FC Barcelona un desembolso económico cifrado en 66 millones de euros (45 contante y sonante, más el traspaso de Samuel Eto'o y la cesión de Aleksandr Hleb), osea, unos once mil millones de las antiguas pesetas, el segundo fichaje más caro de este verano y, atención: el más oneroso de toda la historia culé. El abajo firmante está férreamente convencido de que el coste real es superior, pues tasar al camerunés en 20 millones de mortadelos resulta muy cortito, aún antes del bombazo CR9. Pues bien, ahora coincido con Valdano, cuyas palabras fueron: Cuando el Barça fichó a Ibrahimovic sí eché en falta un discurso del Obispo de Barcelona. Parece que la Iglesia tiene que estar por encima de regionalismos y me sorprendió mucho que con Ibrahimovic no aplicara un discurso del mismo orden que entonces con Cristiano Ronaldo... Pues sí, ¿donde estaba la voz de Su Ilustrísima para criticar a sus paisanos, qué digo, a sus fieles por el dispendio realizado? Guardó silencio. Tiene derecho, desde luego, pero el no acudir al púlpito con la misma presteza le hace razonablemente sospechoso de parcialidad. Cuando menos. Porque si los dispendios económicos en tiempos del cólera son reprobables, lo son sin atender a colores. En teoría, claro.

En resumen: no encuentro en las declaraciones de Valdano nada reprobable, y estoy básicamente de acuerdo con todo lo expresado por él. En cambio, por ese aprendiz de brujo llamado Sergi Solé elevo mis plegarias al cielo (¡ayúdeme Mossén Lluís!), para que siendo tan párvulo pueda, Dios mediante, enderezar a tiempo sus entendederas ya que, en caso contrario, sería digno y justo candidato al calificativo que da título a este post: ¡Tontolhaba!

He dicho.

martes, 25 de agosto de 2009

Sensaciones

La pretemporada 2009 toca a su fin. A partir del próximo fin de semana, esto irá en serio y no quedará margen para los errores sin que la prensa de un lado u otro saque tajada de ello y se hable de crisis a la primera de cambio. Atrás habrán quedado ya las probatinas y los ensayos. Las plantillas, prácticamente cerradas o, en todo caso a la espera de algún refuerzo de última hora o pendientes de vender o ceder a algún jugador. Abróchense los cinturones, porque arranca la temporada 2008-09.

Bueno, podría decirse que arrancó con la disputa de la Supercopa. Pero no ha habido mucho que contar, salvo el hecho indiscutible de que el Barcelona no encontró rival digno de mención en el Athletic de Bilbao. Un equipo al que, me temo, su tradicional y estricta política de no incorporar a más jugadores que los que provienen del entorno vasco-navarro-riojano les va a acarrear buenos dolores de cabeza. Es tanto más sorprendente que el equipo del Botxo mantenga esta línea de actuación, cuanto que otros equipos tan vascos como él (la Real Sociedad, sin ir más lejos) la abandonaron hace ya tiempo. Pero allá cada cual. A pesar de toda su casta y su bravura, que no son pocas, creo que los leones pueden perder este año el raro privilegio de pertenecer a ese trío de equipos (ya se sabe cuáles son los otros dos) que no ha conocido nunca los horrores del infierno. Por el bien de los chicos de Caparrós, espero equivocarme.

Y se acaban también las pachangas para el nuevo Real Madrid de Florentino Pérez. Jorge Valdano prometió antes de las elecciones que el nuevo equipo sería una superproducción. Por los nombres que se han reunido, más los que ya estaban, no caben dudas a este respecto. Tampoco por la categoría del entrenador. Ayer, el conjunto merengue se dio un festín con los chicos del Rosenborg, un conjunto venido a menos en su propio país y en el concierto europeo que, no obstante, parece que empieza a remontar el vuelo esta temporada.

Del encuentro de ayer, me quedo con sensaciones encontradas. Lo más difícil, sin duda, fue seguirlo sufriendo los comentarios, qué digo, los panegíricos de Enrique Ortego y el ínclito, inefable e infumable Eduardo Inda, director del diario MARCA. Por momentos, tanta loa al nuevo Madrid resultaba irrespirable, como uno de esos perfumes de Dolce & Manzanna, es un suponer, que le indican a uno con meridiana claridad por dónde ha ido la persona que lo lleva puesto, aunque ésta haya desaparecido de la escena hace media hora. Superados los desatinos de los comentaristas (lo cual llevó su tiempo), y más centrados en el partido en sí, observé que si bien el Real Madrid cuajó un buen encuentro, agradable a los ojos del espectador, con dominio pleno del juego, apabullante solidez defensiva y, sobre todo, con muchos y buenos goles (impresionante el de Lass Diarrà, así como el segundo de Benzema), el equipo estuvo aún muy lejos de desarrollar todo su potencial.

Y esto no porque se trate meramente de un encuentro de pretemporada y ante un equipo que a día de hoy no es par para el conjunto merengue, sino por defectos de forma. El dibujo táctico de 4-2-2-2 de Pellegrini se reveló ayer como suficiente para domeñar a los nórdicos, pero el Real Madrid lució mejor atrás (salvo un par de despistes defensivos saldados sin problemas y con el dúo Xabi Alonso-Lass llevando la manija con solvencia y sin dificultad) que delante, a pesar de los goles. Kaká, y sobre todo CR9, se encontraron por momentos atascados y con poca participación en el juego, salvo destellos muy puntuales (muy buena asistencia de Cristiano a Benzema en el segundo gol del francés). La circulación de balón, aunque fluida, apenas si dio ocasiones para crear auténtico peligro debido a la acumulación de jugadores, propios y ajenos, en las cercanías del área rival. No pocas veces hubo que solventar el atasco a base de tiros lejanos que, en el caso de Lass, hallaron premio, pero no así en las intentonas de Kaká, Cristiano o Xabi Alonso. Unicamente cuando se dispuso de espacios abiertos (segundo gol de Benzema) se impuso la claridad y, por qué no decirlo, la espléndida definición. El juego tiende a acumularse por la banda izquierda del ataque, donde a veces se estorban Marcelo, Cristiano y Benzema, mientras que en la derecha sólo está Arbeloa, que desempeña la función de desatascador.

¿Por qué no cambiar a un 4-4-2 más clásico? ¿Por qué no abrir más el campo? ¿Por qué no dar más libertad de movimientos a CR9 aprovechando su capacidad para el regate y el desborde en velocidad, en vez de surtirle de pelotazos largos y píllala si puedes? De acuerdo, probablemente porque entonces el equipo podría caer en el vicio de tener que jugar para uno de sus componentes (como en los tiempos del otro Ronaldo), pero si el portugués no termina de cuajar en el equipo, si se ve atascado en sus posibilidades, imposibilitado para esas correrías por la banda que le hicieron tan famoso como letal, y limitado a servir pases de gol a otros compañeros o a lanzar las faltas con la esperanza (en su caso, más bien ansiedad) de marcar de una vez, entonces puede estar gestándose un problema en el Madrid. Un problema de 96 millones de euros, y un ego de una dimensión comparable a su desmedido precio. Toma ya.

En cualquier caso, ya veremos.

He dicho.

martes, 14 de julio de 2009

¡Pero qué pelmas!

En el colegio donde estudié y donde pasé (se dice pronto en ese tramo de la existencia) nada menos que trece años de mi vida, la docencia se repartía entre profesores seglares y hermanos de la congregación de La Salle, a razón de dos tercios los primeros y el resto los segundos. Entre el profesorado casto por mor del correspondiente voto, los había de todo tipo y color. Incluso algunos, los más jóvenes, profesaban y demostraban simpatías encubiertas por las ideologías de izquierdas (moderadas, eso sí). No tendría, pues, nada de extraño ante nuestros inmaduros pero atentos ojos que la mayoría de los así llamados curas rojos acabaran por abandonar la congregación, tentados por alguna señora de más o menos buen ver. Para nosotros, que empezábamos a sentir la efervescencia hormonal, era lo más lógico del mundo, como ilógico era enquistarse en una pertinaz soltería obligada. Y a mis ojos, ya no tan inmaduros, sigue siendo de todo punto ilógico. En ese sentido, como en otros muchos, los herejes protestantes les dan vueltas a los católicos hasta marearles.

De todos los curas (inadecuado calificativo, pues no podían oficiar misa, pero práctico como el que más) recuerdo siempre al hermano Eliseo. Eliseo Combarros Sorribas, era su más que peculiar nombre. Era corto de estatura, chupado, enfundado en el conjunto estándar de sotana, alzacuello y zapatos negros, con aire de ratón de biblioteca, escondida su mirada tras sus inseparables gafas, que enmarcaban un rostro con expresión de no haber roto un plato en su vida. Una especie de Dómine Cabra pero sin malas intenciones. Antes bien, a menudo nos relataba historias sobre lo mal que lo había pasado durante la Guerra Civil, y se encargó él mismo (era nuestro tutor) de darnos la noticia, antes de que la imagen contrita de Arias Navarro se incrustase en nuestro subsconciente, de que Franco... había muerto. Tras lo cual nos hizo permanecer en completo silencio, rezando para nuestros adentros, o haciendo como que rezábamos, mientras se preguntaba inquieto qué iba a ser de España (anda que...), para luego enviarnos de vuelta a nuestras casas con unos días de vacaciones por delante.

Tenía la costumbre el ínclito cura, que no era mala gente después de todo, de dedicarnos el calificativo de pelma o pelmazo cada vez que, cosas de críos, le incomodábamos de alguna manera. El aumentativo iba dedicado a los más recalcitrantes, naturalmente. Que los había. En los tiempos que corren, dirigir semejante epíteto a los equivalentes actuales de los recalcitrantes de entonces, a los genuinos ruinas, le podría suponer al buen hombre (ignoro si aún vive) un buen disgusto. Y es que los tiempos cambian que es una barbaridad... en verdad bárbara.

Pero los pelmazos no. Ahí siguen, impertérritos, recalcitrantes, e inconmovibles en su genuina estulticia. Da igual si se trata de chiquillos díscolos o de no-tan-chiquillos que no paran, en definitiva, de dar la lata y de aburrir a las gentes de bien, que en todas partes las hay. Menudo trío de ases en las columnas de opinión del medio de casi siempre: el diario Sport de Barcelona. Casanovas (editor), Vehils (director) y Batlle (himself). El tema, cómo no: las serpientes de verano y los fichajes. Los que han sido y los que aún pueden o podrían ser.

El primero, artista consumado en el sin duda difícil arte de plasmar en el papel (o en la pantalla) lo que es obvio hasta para un ciego de nacimiento, pronostica grandes males para el Real Madrid si el esfuerzo inversor realizado no se traduce en logros (osea, títulos). Pero qué genio eres, figura, no sé qué haríamos sin ti. Asegura también que es la portera de Núñez (José Luis, supongo, más tarde catalanizado a Josep Lluís, aquí y en Pekín, Carod-Rovira dixit) quien asesora a Florentino Pérez en materia de fichajes. No sé qué pensarán los integrantes del equipo técnico madridista por semejante comparación. Lo más sensato es que ignoren al susodicho, primer pelmazo del post de hoy.

Claro que el segundo pelma no se queda atrás. Afirma que el hecho de que el Real Madrid fiche jugadores provoca (sic) envidia sana. Si el torrente de descalificaciones, improperios, críticas exacerbadas, reproches, insultos y basura diversa que, como fuego graneado, han lanzado los señores del Sport (y Mundo Deportivo), Vehils inclusive, desde la Ciudad Condal al más puro estilo Katiushka con dirección Paseo de la Castellana, esquina Concha Espina, es producto de la envidia sana, entonces yo debería ingresar sin pérdida de tiempo en la congregación que antaño me acogió como alumno y de la que el hermano Eliseo es (o fue) destacado miembro. Envidia sana, dice sin rubor alguno el individuo. Con un par, Marichal. ¡Pero qué pelma eres, chiquillo!

El tercero, como era de esperar, se supera a sí mismo. Analiza (es un decir) la situación actual de las negociaciones del club de sus amores por David Villa, llegando a afirmar, poco menos, que en Valencia son tontos por rechazar un generoso ofrecimiento de 40 millones de euros por su delantero, lo cual debe ser más que suficiente para un equipo que está en la ruina, pese a lo cual se pone chulito (sic) con su jugador. El cuento de siempre, osea: si es el Barça quien llama a la puerta, Villa o Periquete de los palotes entrará en trance extático, y sólo pensará en azulgrana, abrazando la cuatribarrada y la Creu de Sant Jordi como nuevos e irrenunciables emblemas, preso de frenesí e ilusión por llegar cuanto antes al Camp Nou... Y qué malos son los chicos de su club, esos muertos de hambre que no tienen donde caer difuntos, por retenerle contra su propio criterio. Naturalmente, en el medio de comunicación que llena el plato del pelmazo de la diaria pitanza, no ven con malos ojos que el asturiano intente forzar su salida del club. Eso sí, si el protagonista de la historia hubiese sido el Real Madrid... ¡¡Katiushkas fuego!!

En fin, el hermano Eliseo hizo que el calificativo calase en mi memoria para siempre. Pero estos pelmazos, ¡vive Dios!, no paran ni por un momento de validarse como tales con sus cotidianas majaderías.

He dicho.

lunes, 6 de julio de 2009

Tracas y más tracas

Desde que Florentino Pérez llegara a la presidencia del Real Madrid, hace cosa de un mes, la balanza mediática se ha desplazado desde Barcelona hasta la capital de España en lo que se tarda en chasquear los dedos. Chas. Así de sencillo, que no de barato, naturalmente. Primero fue Kaká, luego el shock CR7 (ahora CR9), más tarde la apuesta nacional por Raúl Albiol (menos mal que esta vez FP no ha tardado años en incorporar a un jugador español) y finalmente Karim Benzema, tanto tiempo pretendido por el FC Barcelona, si es que hemos de creer a pies juntillas a sus pasquines oficiales, claro. Esos mismos que ahora afirman, sin asomo alguno de rubor, que al lado de David Villa no es más que un segundón. Puede que lo sea. Igual que sucede con los demás fichajes, su rendimiento es toda una incógnita que sólo el tiempo y el devenir de los acontecimientos terminará por desvelar. Podrá triunfar, tal y como el madridismo espera y desea, o no (tal y como los acérrimos rivales sueñan). Pero no deja de llamar la atención lo de siempre: si algún jugador es señalado como posible fichaje azulgrana, los elogios suben hasta la órbita... de Plutón. Pero si, por esas cosas de la vida y de los mercados futboleros, el susodicho jugador se decide por el Real Madrid, enseguida viene el cuento de la zorra y las uvas. Uy, fíjate, si después de todo estaba verde, el chaval. Je, menudo fiasco los troncos de col éstos, fichar semejante zoquete. Y el viaje siguiendo la órbita de Plutón se convierte en una vuelta a la manzana... como mucho. En este caso, la comparativa no deja de ser aún más desconcertante (por inapropiada) cuanto que el asturiano no es aún jugador del FC Barcelona, mientras que el francoargelino sí ha sido fichado por el Real Madrid.

En la capital del Principado algunos se están poniendo nerviosos por la ausencia de caras nuevas en el equipo. A mi juicio, sin motivo alguno. Como bien señalaba hace poco Cesc Fábregas en rueda de prensa, el Barça tiene el equipo hecho y hoy por hoy, es el gran rival a batir no sólo en España, sino en Europa. Así pues, ¿por qué el Sport reclama fichajes ya? ¿Son realmente tan necesarios? De verdad, no lo creo, salvo quizás un recambio para Samuel Eto'o, de quien una vez más se quiere prescindir, acaso porque es la última oportunidad de obtener alguna ganancia por su traspaso (cumple contrato el año que viene y se iría gratis, aunque más que amortizado) y acaso porque en Can Barça siguen siendo conscientes de que el camerunés es una bomba de relojería andante, capaz de hacer saltar por los aires el vestuario más unido. Antecedentes hay. Con ese recambio, y un refuerzo en el lateral izquierdo (Sylvinho también ha dicho adiós, y Zhirkov ya no puede ser la alternativa, pues Abramovich se ha hecho con sus servicios para el Chelsea), deberían tener los deberes más que hechos.

Vuelvo a lo mismo: por muchas tracas que resuenen en el Bernabéu, la apuesta de FP es arriesgadísima en lo económico, pero también en lo deportivo. La plantilla blanca sigue teniendo tremendas carencias, entre ellas un jugador con criterio para manejar la batuta en el centro del campo y de surtir de balones a los atacantes de lujo recién adquiridos, así como un lateral izquierdo que sepa de verdad lo que es defender. Y lo más importante: conjuntar el grupo hasta convertirlo en un verdadero equipo, capaz de jugar armoniosamente sin que salgan a relucir los egos particulares, que cada cual asuma su rol como parte de un engranaje cuyo buen funcionamiento es mucho, muchísimo más importante que su lucimiento personal. El reto para Pellegrini es formidable, tanto más cuanto que la hinchada de la capital, exigente y resultadista como ninguna, bien podría trocar los vítores por silbidos si el buen funcionamiento no es inmediato. El gran desafío sigue aún ahí, intacto, sepultado por las ilusiones generadas por los fastos con que se han celebrado los nuevos fichajes. Y de momento, todavía persiste la oscura incógnita (¿saldrá bien?), cuyos antecedentes no mueven precisamente al optimismo.

Tanto que, más que desear que salga bien, un servidor ruega a todos sus dioses particulares por que no salga mal. Que parece lo mismo, pero en este caso no lo es. No exactamente.

He dicho.

miércoles, 24 de junio de 2009

Nos han puesto en nuestro sitio

Después de muchos pífanos, cantos celestiales y trompetas de todo tipo, (incluyendo las sudafricanas) la selección española de fútbol, nuestra selección, nuestra "roja" ha caído ante el (¿modesto?) combinado norteamericano, que por primera vez en su historia nos ha dado las nuestras y las de un bombero, en un partido defensivo impecable, y frente a un equipo -el nuestro- anestesiado por tanto coro laudatorio y posiblemente confiado en demasía en sus propias virtudes -que las hay- para deshacerse de los campeones de la CONCACAF. No ha sido así. Pero esto es fútbol, y en el fútbol los desenlaces imprevistos a veces ocurren. España superó la fase previa brillantemente (aunque tuvo que sudar lo suyo para doblegar a los correosos iraquíes), pero volvió a fallar en el momento de la verdad, el instante que marca la frontera entre la gloria y el olvido. Las lecciones de la Eurocopa quedaron atrás, quizás olvidadas antes de tiempo, el inesperado rival fue sin duda subestimado y... ¡voilá! Sólo nos queda luchar por la tercera plaza. Y gracias.

La memoria es flaca en estos trances. Pocos recordarán tal vez que el combinado norteamericano hizo las veces de sparring de los nuestros en vísperas de la Euro que tanta gloria nos dio el año pasado. Y menos aun recordarán que a España le costó Dios y ayuda dar con ellos en el suelo, lo que hacía presagiar males mayores para encuentros venideros y ante rivales muy superiores. No fue así. Y mira por dónde, hoy nos han salido respondones.

Caben dos lecturas sobre lo ocurrido. La mala es, lógicamente, que nos han echado y que sólo nos queda contentarnos con poder optar a la tercera plaza. No estaría mal tampoco si se logra, pero es de esperar que la afición española, poco acostumbrada a los términos medios, valore escasamente el tercer puesto. Conociendo a los paisanos es incluso posible, puestos a elucubrar, que se machaque a los nuestros por la derrota, olvidando los récords establecidos de 35 encuentros consecutivos sin perder y 15 seguidos saldados con victorias. Más miserable aún sería que se cargaran las tintas sobre determinados jugadores culpabilizándoles de lo ocurrido. Pero estamos en un país donde los comportamientos miserables, por cotidianos, no escandalizan a nadie, de modo que algo asi no sería en absoluto sorprendente. No: si los éxitos son colectivos, los fracasos también lo son. Y teníamos que perder. Era sólo cuestión de cuándo y ante quién.

La lectura positiva sería la que el abajo firmante entiende como más útil, siempre que se aplique el seso a aprender de lo ocurrido. España es una selección que resuelve con solvencia las fases previas (con algunas y estruendosas excepciones), pero que se atraganta en las eliminatorias que siguen. En parte, creo, eso es debido a que los aficionados y, sobre todo, los medios informativos tienden a sobrevalorar lo hecho en las previas y a minusvalorar a los rivales que llegan, intoxicando a los jugadores con cánticos anticipados de Garry Owen. Derrotas como ésta deben recordarnos, siempre, que incluso llegando a una final no hay nada de nada hecho: nada. Y que los partidos se ganan desde la humildad y el respeto más absoluto al rival, sea quien sea. Si los medios, responsables directos del estado de opinión de las masas, son capaces de aprender esta amarga lección sin esconderse detrás de la vieja excusa de siempre (aquello tan socorrido de matar al mensajero) habremos ganado muchísimo de cara al Mundial, un compromiso infinitamente más trascendente que la Copa Confederaciones. Y por favor, que no se interprete esto como un desprecio a la competición en la que acabamos de caer. Puestos a perder, mejor aquí y de este modo. De haber sucedido esto el año que viene, en idénticas circunstancias, el efecto habría sido mucho más devastador.

En resumen: toca aprender de las derrotas, algo muy útil si se sabe cómo hacerlo. Y conviene no entumecer la memoria. Que esto nos sirva de lección.

He dicho.



domingo, 14 de junio de 2009

¿Arde Barcelona?

Allá por agosto de 1944, con las tropas aliadas a punto de liberar la capital francesa de la ocupación alemana, y según cuentan Dominique Lapierre y Larry Collins en su novela ¿Arde París?, Adolf Hitler hizo esta pregunta en llamada telefónica para confirmar si, conforme a sus designios, la hermosa ciudad del Sena había sido destruida. Y de ahí el título de la novela a la cual, cómo no, siguió la homónima superproducción cinematográfica.

No es que yo tenga ganas de emular en lo más mínimo al dictador germano (¡Dios me libre!), pero de veras que me siento muy tentado de formular la misma pregunta a propósito de la también hermosa y vivaz capital del Principat de Catalunya. Y no porque albergue perversas intenciones hacia ella y sus gentes (¡Dios vuelva a librarme de nuevo!), sino por mera curiosidad. Semejante, pongamos por caso, a la de Martí Perarnau cuando manifestaba su interés por conocer las fuentes que financiaban al Real Madrid y sus recientes fichajes de relumbrón por una parte y de insensato vértigo por otra.

La razón es muy simple: los medios deportivos de la ciudad de los condes han entrado literalmente a saco contra el Real Madrid y su presidente tras el acuerdo alcanzado con el ManU para el fichaje de CR7 (¿o será CR9 a partir de ahora?). No voy a repetir lo reseñado por ellos. Primero porque me niego a ensuciar estas páginas con inmundicias pseudoperiodísticas. Y segundo porque, como de costumbre, alguien muy bien documentado lo ha hecho con mayor detalle y exhaustividad de la que yo habría sido capaz. Se argumenta (es un decir) de todo: desde un pésimo ejemplo moral en los tiempos de crisis que corren, de inmoralidad, de chulería, de caprichos de nuevo rico... en definitiva: vitriolo cirrótico a borbotones, sazonado con una buena dosis de demagogia. Porque, sí: estoy de acuerdo en que el gasto es obsceno, y como tal lo he manifestado en estas páginas en voz alta y clara para quien lo ha querido leer y, de hecho, lo ha leído. Y es obsceno por dos motivos. El primero, porque ningún futbolista vale ese dinero; el segundo, porque se trata de una apuesta arriesgadísima que, en caso de torcerse (supongamos que por una lesión grave), supondría un lastre económico de una magnitud descomunal... si es que no desembocará en ello incluso sin mediar daños físicos al jugador.

Pero mis razones se acaban ahí, y sólo ahí. No entro, ni entraré, en consideraciones de tipo moral o ético contra Florentino Pérez y su equipo por ello. No creo que el fichaje, aún siendo obsceno por la cuantía desembolsada, tenga mucho que ver con la decencia. Si uno dispone de un capital, y decide invertirlo en lo que le dé la gana, allá cada cual. Otra cosa muy distinta es que, usando dicho capital, pagues 100 por una mercancía que vale 60. O que, por gastarte semejante suma de dinero, pongas en peligro tu economía y, de paso, la seguridad o integridad de tu hogar y tu familia. Por ejemplo.

En cambio, sí que cargaría el ariete del reproche ético y moral contra las entidades financieras que han facilitado al Real Madrid los fondos necesarios para la operación. Y lo hago así porque esas mismas entidades (Banco de Santander, Cajamadrid, La Caixa o quien sea) han eludido por milímetros una bancarrota segura de no haber recibido una generosísima inyección de liquidez en forma de dinero público. Del contribuyente. Suyo y mío, oiga. Me parece escasamente ético que no vacilen en financiar a un club de fútbol (el que sea) con una millonada mientras que, por otra parte, regatean o deniegan ayuda a los que la necesitan para fines mucho más urgentes y vitales. Otra cosa es que el club de fútbol decida hacer con la millonada lo que estime oportuno, ahí no puede existir reproches de indecencia, aunque sí de insensatez. Las demás valoraciones no son sino ejemplos de demagogia pura y dura, pues quienes claman por la solidaridad social no han dado ni un céntimo, que se sepa, para aliviar las penurias de los más necesitados. Y a la hora de criticar, ya se sabe que siempre hay que hacerlo predicando con el ejemplo. Lo contrario es gratis, pues cualquiera puede hacerlo.

Para finalizar, me haré en voz alta la misma pregunta: ¿qué hubiese sucedido de ser el F.C. Barcelona el autor de la salvajada? ¿Cómo habrían acogido los medios catalanes la noticia? ¿Habrían clamado por la solidaridad con los más desfavorecidos en tiempos del cólera (Perarnau dixit)? O por contra, como ya sucediera en el pasado, ¿habrían aplaudido cerradamente la operación? Naturalmente me decanto por lo segundo, no sin antes admitir, sin que me duelan prendas por ello, que entonces estaría Madrid en llamas.

Y es que, a mi juicio, con semejante torrente de despropósitos, los señores de la prensa culé han cometido un error de primerísima magnitud: ya pocos se acuerdan del recientísimo (y bien merecido) triplete. No es ya que el Real Madrid en pocas semanas les haya arrebatado el protagonismo mediático: es que ellos mismos, con su necia actitud, con su provinciana, paleta y victimista contumacia, han contribuido decisivamente a ello. Hubiera sido mucho más sencillo y bastante menos costoso ignorar la noticia del fichaje, o dedicarle una esquinita de la portada, tal y como han hecho cuando el Real Madrid ha ganado alguna Champions. Pero no. Podían, y con razón, haber sacado aún más pecho por sus logros futbolísticos, pues son algo real y tangible a lo que agarrarse, en tanto que lo más que el Real Madrid puede hacer son castillos en el aire, al menos de momento. Pero no. Podían haber hecho mucho más hincapié en los errores de florentinatos pretéritos, en el efecto devastador que estos fichajes pueden tener sobre los canteranos, en la posible desunión del vestuario, en la papeleta que supone deshacerse de los jugadores que ahora sobran en el conjunto merengue. Podían, en suma, haberse ceñido a lo estrictamente deportivo. Pero tampoco: tenían que sacar en portada a CR7 flirteando con Paris Hilton.

Pero con semejantes cabezotas puestos a vociferar, ¿qué puede esperarse de bueno?

Y a todas éstas: ¿Arde Barcelona? Me pregunto.

He dicho.

jueves, 11 de junio de 2009

¡Qué salvajada!

Lo han hecho, ostias: lo han hecho. Aún no me lo puedo creer. Cuando uno todavía está haciendo la difícil digestión del fichaje de Kaká, ahora nos ha caído encima CR7, por un precio fuera de órbita, estratosférico, nuevo récord absoluto. ¡Nada más ni menos que 94 millones de euros! Mis peores temores se han hecho realidad, y el Real Madrid se hace con un grandísimo futbolista, que está aún en la plenitud de sus facultades (veinticuatro años le contemplan), pero con un problema potencial de igual magnitud, con un jugador tan acostumbrado a ganar que no se sabe en qué condiciones será capaz de afrontar una suplencia o no digamos una serie de derrotas. Y si los éxitos no llegan, ¿se quedará callado el de Funchal? ¿O empezará a entonar el quiero irme y pagará al Madrid con la misma moneda que al ManU? Todo ello, claro está, por no hablar del sueldo del jugador y de la comisión que seguramente se embolsará ese oscuro personaje llamado Jorge Mendes, su representante. No me fío de esto. Lo dije el año pasado, lo repito ahora: creo que se ha cometido un monumental disparate.

¡Basta ya, por Dios! ¡Basta! ¿Es que no han aprendido nada? El abajo firmante no es más que un simple aficionado que no entiende demasiado de fútbol, pero esto es a todas luces excesivo. Ningún jugador del mundo, por grande que haya sido o pueda ser vale tanto. Confío en que esta megalomanía no siga adelante, que se detenga aquí porque está fuera de toda sensatez. De acuerdo, la nueva pareja atacante del Madrid asusta sólo con su nombre, pero ¿quién les surtirá de balones? ¿Quién generará el juego de ataque? ¿Y quién detendrá las acometidas del rival, sobre todo por la banda izquierda? Descartados Xabi Alonso y Silva, sólo quedan opciones menores, pero seguramente muchísimo menos onerosas.

Esto es una obscenidad, una salvajada sin parangón, una apuesta tan arriesgada como suicida. Tan sólo veo una cosa favorable para los intereses del Real Madrid: si con el dinero ingresado el ManU ficha a Ribéry, le habrá birlado un futurible a los merengues, pero también al rival del Principado, que suspira por él.

Que la sensatez vuelva, por Dios.

He dicho.


miércoles, 10 de junio de 2009

¿Quién dijo miedo?

No han pasado diez días desde que FP y su equipo tomasen de nuevo las riendas del Real Madrid, y en el Principado ya están sonando los truenos. En este sentido, y de verdad, a veces sorprende la mezquindad de la condición humana. Hace unos pocos días, Martí Perarnau enunciaba el que a su juicio debía de ser el nuevo decálogo del Barça para la campaña entrante que, se diría, acaba de comenzar cuando aún están calientes los rescoldos de la anterior. En el punto número seis de su lista, el columnista afirmaba que (sic) El Real Madrid no debe ser la referencia. Perfecto. Correcto. ¡Olé, Martí! Estoy totalmente de acuerdo: ya es hora de que en la Ciutat Comtal se curen de madriditis, una enfermedad cuyos sarpullidos han afeado el rostro de tantísimos blaugranas (y no pocos colchoneros) durante mucho tiempo. Quizás demasiado.

Pero está bien claro que pedirle a la masa culé que se inyecte la ración de vacuna antimadridítica equivale a convencer a un católico convicto de que, puestos a fornicar, debe prescindir del preservativo. Poco antes de que se concretase el fichaje de Kaká, el director del Sport, Joan Vehils, se marcaba una columna de título tan prístino como ilustrativo: Aquí apesta a pelotazo. Y en ella, el susodicho se cuestionaba en voz alta de dónde salía el dinero que FP había empleado no sólo para hacerse con los servicios del brasileño, sino también con la lista de fichajes que, presuntamente (repito: presuntamente) jalonaría el segundo mandato del presidente de ACS:

Esto es de locos. La que está montando Florentino puede traer graves consecuencias al fútbol europeo. Como los clubs afectados por los fichajes no pongan un poco de sentido común esto acabará mal. A este paso el señor Pérez repartirá casi 300 millones de euros. Desconozco de dónde sacará el dinero pero aquí vuelve a oler a pelotazo. Más que oler, apesta.

Naturalmente, no se sabe por qué esto acabará mal, pues no se dan las oportunas razones. Pero bueno, la cosa en lo que al abajo firmante se refiere no habría pasado de la mera anécdota, de no ser porque al día siguiente el propio Perarnau se apuntaba a la idea de conocer la procedencia de los fondos a emplear por parte de FP, repitiendo la cifra adelantada por su director en el Sport: 300 millones de euros. Muy cauto, eso sí: por mera curiosidad intelectual, afirmaba.

Pero la guinda del pastel, lo que ya le pone a uno de mala leche es que hoy, esta misma mañana, y como si se tratara del loro cosido al hombro de Long John Silver (o tal vez del hombro de Jacques Clouseau, en su versión hinchable) repitiendo aquello de ¡piezas de a ocho, piezas de a ocho!, nos saliese al paso Josep María Casanovas (nada menos) con idéntica serenata: ¿De dónde salen los millones de Florentino? Y vuelta erre que erre a lo mismo, a fiscalizar las cuentas del presidente blanco. A meter la nariz, o quizás sería mejor decir el hocico, puesto que se da por hecho que hay una verdad oculta y, por lo tanto, habrá que escarbar. Como si se tratata de desenterrar trufas, osea. Y encima, por si fuera poco, en el Mundo Deportivo también van a lo mismo, con Miguel Rico al frente. Venga, vamos, que es gratis.

Para que esta campaña cobre forma en la capital del Principado sólo ha tenido que suceder una cosa: la llegada de Kaká al equipo merengue. ¿Es que tanto preocupa algo así? O tal vez, ¿no será que en Barcelona se toman muy en serio al mandatario blanco y le creen capaz de llevar a cabo los fichajes que la prensa de Madrid airea todos los santos días? Después de todo, tienen motivos serios para esto, pues será difícil que olviden lo que ocurrió con Figo.

Entendería como razonables las palabras de los señores del Sport si en verdad FP hubiera llevado a cabo el monstruoso desembolso del que se habla y que ellos ya dan por hecho cuando este baile apenas acaba de empezar (por cierto, y a pesar de tus motivos: me decepcionas, Martí). Pero no es el caso, ni siquiera de lejos. Ellos, mejor que nadie, deberían saber lo difícil que es (por no decir imposible) que todas estas operaciones cristalicen, y la descomunal insensatez que supone pagar una suma de tal calibre. Si Kaká ha terminado por aterrizar en el Bernabéu ha sido exclusivamente porque el Milan necesitaba dinero, de otro modo la operación jamás se habría concretado. Y no parece ser ése el caso del ManU (por CR7), ni del Bayern (por Ribéry), ni del Liverpool (por Xabi Alonso). Unicamente el Valencia está en extrema necesidad, y es muy probable que alguno de sus seleccionables acabe por abandonar Mestalla. Otra cosa, claro está, es que vayan a parar al Madrid.

Y ya puestos: ¿por qué razón debería FP rendir cuentas a otros que no sean los socios del Real Madrid? ¿Con qué autoridad, fuerza moral, o serpentinas de colores se sienten legitimados estos señores para formular esta exigencia? ¿Cuándo solicitaron cuentas a Núñez, Gaspart o al mismo Laporta? ¿Alguien le ha pedido cuentas a Jesús Gil de sus fondos para fichar varios equipos de fútbol completos a lo largo de más de una década? ¿Qué antecedentes existen de esto? Quien lo sepa, por favor, que me ilustre.

Por lo tanto, y una vez que se admite que las campanas están doblando antes de tiempo, cabría preguntarse si estos señores no están sirviendo otros intereses, negligiendo su deber primordial de informar a sus lectores lo que, por cierto, ya no sorprende a nadie. Pero eso sí: que no cunda el pánico, que el ínclito Laporta dice estar tritranquilo. Mal empezamos si hacemos gala de chulería anticipada, amic Jan. Al loro...

Y para que termine de quedar clara la microcefalia de algunos, aquí va Josep María Artells en el MD, indicando que el fichaje de Ibrahimovic será la réplica a Kaká. Algo semejante no puede sino mover a la compasión y a rezar una piadosa oración por el buen juicio de quien esto escribe, pues no se conciben los fichajes por replicar-a-algo-a-alguien, sino más bien en pro de tu equipo, por mejorar y por sumar en tu propio beneficio, sin atender a lo que hagan o puedan hacer los demás. Otra concepción de las incorporaciones a un equipo de fútbol no sólo es infundada: es de necios. Más aún cuando estás detrás de la mejor escuadra del momento y no tienes nada que temer.

Pero claro: ¿quién dijo miedo?

He dicho.