Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 29 de abril de 2009

Estoy de acuerdo... y preocupado

Esta es la opinión de Juanma Trueba, periodista de la SER y Cuatro que también escribe para AS (vísteme despacio que tengo PRISA, o sea) hoy mismo:

Basta con observar la clasificación de la Liga para advertir un precipicio y socavón. El corte se abre después del Barcelona y el Madrid. El Sevilla, tercer clasificado, se encuentra a 25 puntos del líder y a 21 del perseguidor. El terraplén se distingue a partir del Deportivo, el último de un grupo de equipos que están encabezados por el Sevilla y encajados en el intervalo de siete puntos. Tras ellos, la bruma, el pueblo llano.

Vaya por delante que ganar 17 partidos, como ha hecho el Real Madrid, implica un mérito extraordinario, porque exige una concentración que es independiente de la mayor o menor calidad de los rivales. Sin embargo, constatada la hazaña, hay que admitir que nuestro campeonato se ha debilitado considerablemente. Nos lo indica Europa, pero también lo señala una Liga muy fraccionada. La consecuencia es que el torneo nos invita a extraer conclusiones engañosas. Nos deslumbran las proezas domésticas y ganamos cualquier comparación, pero la realidad es que sólo la competición europea nos sitúa en el mundo. Y en eso, de momento, gana el Barça.

El énfasis en negrita es cosa del abajo firmante. En efecto, entiendo que el señor Trueba tiene toda la razón del mundo. En estos momentos, sólo hay un equipo de la liga española que por sus propios méritos puede estar llamado a firmar una grandiosa gesta este año. En dicha liga, además, del segundo hacia abajo hay una diferencia que hace un par de años sonaba a inconcebible. Y, tras lo visto en el Pizjuán este fin de semana, la diferencia no es ficticia del todo. Ni mucho menos. De ahí hacia abajo las diferencias no empiezan a ser abismales, sino estratosféricas. Y es que hay tantos puntos de diferencia entre primer y tercer clasificados, como ¡entre el cuarto y el antepenúltimo!: veinticinco. Nada menos. Más de ocho partidos de diferencia.

El campeonato español ha dejado de ser la Liga de las Estrellas, me temo. Nevermore, quoth the raven (nunca más, dijo el cuervo). Bueno, quizás suene a exagerado afirmar tal cosa. Pero cada vez se oyen más y más alto las voces que advierten que la mayoría de los clubes españoles, endeudados hasta las cejas (excepción hecha de los dos de siempre) pueden entrar en una espiral que les hará retroceder muchos e importantes peldaños, poniendo a algunos incluso al borde mismo de la desaparición por asfixia económica, y lo que es peor, en un momento en el que no está el horno para bollos en cuanto a pelotazos recalificativos, ayudas institucionales, o desinteresadas donaciones, por no hablar del precario momento que atraviesa la televisión de pago a raíz de la pelea sucia entre Mediapro (el malo) y Audiovisual Sport (el feo). ¿Que quiere dinerito, dice? Nein. Maricón el último, o sea. El resultado puede ser tan imaginable como nefasto: muchos clubes acabarían (¿mal?)vendiendo a sus estrellas para poder seguir respirando (el Valencia es el primer candidato serio, y todos los grandes están afilando los cuchillos pensando en hacerse con Villa o Silva), lo que les llevará inexorablemente a bajar unos cuantos peldaños en calidad futbolística y eso, en buena lógica, restará brillo al campeonato español, lo que a su vez hará que las grandes estrellas se lo piensen mucho antes que recalar aquí. En otros casos, buenas plantillas envejecerán sin grandes posibilidades de recambios dignos, por no poder competir económicamente con los grandes, sean patrios o extranjeros. Y esta competencia puede suponer también que otros, aún disfrutando de una economía saneada, no puedan evitar que sus mejores jugadores hagan las maletas rumbo a los dos grandes o al fútbol extranjero, preferentemente al inglés. Y ello ahondará aún más el foso entre unos y otros. En definitiva: el retroceso puede llevar al campeonato español a una situación como no se veía desde hace tres largos lustros, con el Madrid y el Barça dominando el cotarro, (eso no es novedoso) pero (y esto sí lo es) sin que nadie, absolutamente nadie tenga capacidad para toserles, siquiera de lejos. Misterios boskovianos aparte, claro.

Espero estar equivocado, por el bien del fútbol español.

He dicho.

lunes, 27 de abril de 2009

¡Cómo ha cambiado el cuento!

Ver para creer. O no creer. Depende del color del cristal, claro. El Real Madrid firma un nuevo triunfo (esta vez bien merecido y sin circunstancias extradeportivas que lo afeen) en un campo que desde hacía varios años se le atragantaba como la espina de un lenguado, y ante un equipo que, en tiempos recientes, se permitía el lujo de vapulear a lo más granado del panorama patrio. Que si un meneo de cuidado al Barça en Mónaco, que si dos consecutivos al Madrid, que si tal que si cual. El que la afición de Nervión haya clamado por la cabeza de Manolo Jiménez al término del encuentro demuestra dos cosas: que no se puede culpar al árbitro del triunfo rival y que empieza a ver con mucha preocupación la trayectoria de su equipo, otrora martillo asgardiano (y pilón) del campeonato.

Pero es ahora, por fin, cuando parece que se termina de tomar al Real Madrid en serio. Parece que por fin se entiende que, a pesar de la brillantísima trayectoria de los azulgrana y del mediocre juego de los de Juande, se empieza a tener en cuenta la posibilidad de que el Madrid pueda ponerse a tiro de los azulgrana. Improbable, desde luego, a tenor de lo visto a lo largo y ancho de una temporada que se acerca a su conclusión. Para algunos, incluso lejano o muy lejano. Pero posible. Y con el añadido de que los derbys son siempre diferentes, y que la realidad suele deparar resultados muy alejados de las expectativas. Cuán distinto resulta ahora leer los diarios deportivos del Principado, que durante tooooooda la temporada han usado y abusado del desprecio, el chascarrillo, la mofa y la befa, el choteo, la burla chulesca y otros recursos estilísticos para referirse al eterno rival. El mismo domingo por la mañana, Joan Vehils, director del Sport, escribía una columna de opinión titulada A rematarla en el Bernabéu (como siempre, con la humildad por delante), cuyo párrafo final resumía este espíritu de los culés:

De momento, el líder está a siete puntos de los blancos que esta tarde tienen un difícil compromiso. Además, si quieren seguir soñando, a ellos no les vale el empate, están obligados a ganar. No obstante, esta Liga está decidida. Al margen del resultado de hoy sólo falta saber si la rematarán en el Bernabéu o dejarán soñar un poquito más al Madrid.

No quiero ni imaginarme la cara que se le puede quedar a este buen señor si, por esas cosas de la vida y esos misterios boskovianos del fútbol (sin duda por eso mismo es tan apasionante), las cosas se les torciesen a los azulgrana el sábado. Improbable, repito una vez más. Pero posible, insisto igualmente.

Y claro, tenía una curiosidad terrible por saber qué es lo que iban a escribir los abanderados de la doctrina culé tal día como hoy, después de lo sucedido en el Pizjuán. El inefable Casanovas, como siempre maestro de lo obvio y experto en lo etéreo, cambia el tono para afirmar (¡ver para creer!) que al Madrid no se le debe dar nunca por muerto. Mira que le ha costado al hombre caer en la cuenta de ello. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, aunque sea breve, que lo bueno si breve, ya se sabe. En cuanto al no menos ínclito José Luis Carazo, sensei de la estulticia periodístico-deportiva, afirma sin que su pétreo rostro se desdibuje lo más mínimo, que

...el madridismo ya ha empezado a lanzar las campanas al vuelo, que se están frotando las manos, que ya sueñan con llevarse la tercera Liga consecutiva, pero no hay que olvidar que quien ríe el último, ríe mejor.

Pues no habría que olvidar las carcajadas de este buen señor, escritas de su puño y letra en el tabloide que llena su plato de pitanza. Si por risas fuese, el Real Madrid ha tenido que soportarlas a lo largo de esta temporada. Muchas y variadas. Si por risas fuese, y si la sabiduría popular tuviese razón, al bueno de Carazo le deberían esperar más lágrimas que sonrisas, por haber abusado de las risas antes de tiempo.

Pero la guinda del pastel, sin lugar a dudas, es que fuese Raúl quien materializase la remontada y el triunfo. Con un hat-trick, nada menos. El eterno Raúl, siempre cuestionado, muchas veces vilipendiado y maltratado hasta la vileza (Toc, toc, señor Miserachs, ¿está usted ahí?), el (Manolo Lama dixit) muerto, ruina, acabado, lastre, inútil... con ironía, claro. Asumiendo y manteniendo una bonita lucha particular con Higuaín (quien parece estar llamado a sucederle) por el pichichi liguero merengue. ¡Ver para creer, al bueno de Lluís Mascaró, vocero de honor culé, escribiendo algo así en su blog!:

"Un apunte para todos los madridistas que leen este blog (sé que hay muchos). Os felicito por tener en la plantilla a un futbolista como Raúl. Lleva 14 años jugando al máximo nivel y todavía es capaz de lograr un hat-trick como el que consiguió ayer en Sevilla. Me saco el sombrero ante un futbolista que no tiene nada de especial -técnicamente no es un genio, su remate es mediocre, ha perdido velocidad...- pero que saca su genio y su casta en los partidos decisivos..."

No entremos a discutir los detalles provocadores del halago, basta con que este señor admita descubrirse ante el 7 madridista. Por cierto, las felicitaciones están mal dirigidas. Su destinatario natural es el propio Raúl, y no el conjunto de seguidores blancos. Pero eso ya sería pedir demasiado.

Concluiré diciendo que no espero que el Real Madrid gane el título (los milagros no ocurren todos los días), aun cuando sea capaz de superar a los blaugranas el próximo sábado (cosa HARTO DIFÍCIL). Yo también me quito el sombrero, pero no ante Raúl sino ante el equipo, por su lucha feroz y orgullosa, por su pundonor y entrega absolutos, contra todas las adversidades y limitaciones (empezando por las propias), habiendo asegurado definitivamente, ocurra lo que ocurra, el subcampeonato de la liga y por lo tanto el acceso directo a la próxima Champions. Y me quito el sombrero ante Juande Ramos, que se ha ganado a pulso una renovación automática y duradera, suceda lo que suceda.

Ver para creer.

He dicho.

viernes, 24 de abril de 2009

De profundis...

Otra joya del periodismo deportivo barcelonés, de nombre Francesc Aguilar, ha comentado en su columna del Mundo Deportivo la absurda e injustificable agresión de Pepe a Casquero en el Real Madrid - Getafe del pasado martes. El título de la columna (De juzgado de guardia) permite bien a las claras adivinar el contenido. No reproduciré aquí más que un solo párrafo. Este:

"Ver a Pepe pateando en el suelo a un indefenso Casquero, tras haberle hecho penalti, y propinándole luego un puñetazo a Albín, da idea de la filosofía futbolística del segundo equipo de la tabla. Execrable."

No se sabe si al bueno del señor Aguilar, persona sin duda ecuánime y justiciera donde las haya, se le ha podido ir la olla, tal y como sucedió con Pepe el martes pasado, para escribir semejante barbaridad. Porque identificar el más que reprobable acto del central luso con la idea futbolística practicada por el equipo para el que juega, con independencia de si es mejor o peor, buena, regular o mala... eso sí que es execrable. Y con todas las de la ley. Naturalmente, a nadie se le habrá pasado por alto que si Pepe vistiese de blaugrana, la opinión del ilustre Aguilar estaría en las antípodas de lo manifestado.

Otro más al infierno. Y van...

(P.D.: Sigo afirmando que lo del Atlético de Madrid es un completo y absoluto misterio, que desafía cualquier lógica. Por cierto, señor Torres: lo de anoche me ha dejado frío. Muy frío).

He dicho.


miércoles, 22 de abril de 2009

Desde el púlpito

Lo ocurrido anoche en el Santiago Bernabéu está trayendo, como no podía ser de otro modo, mucha pero que mucha tela. Victoria a la heroica para unos (de esas que hacía tiempo que el Madrid no tenía que sufrir), salvaje triunfo para otros (en alusión a la más que despreciable agresión de Pepe a Javier Casquero en la jugada del penalty, y metiendo la victoria merengue en el mismo y salvaje saco), la sombra de Antonin Panenka merodeando por doquier, disfrazada de reproches más o menos evidentes para el azulón por su temeridad (de haberlo convertido, el tono habría sido bien distinto, naturalmente: Maradona getafense o similar), y por supuesto, y en la capital del Principado, llamadas a la tranquilidad y a la victoria en el encuentro de esta tarde-noche ante el Sevilla de Manolo Jiménez. La columna de opinión de Joan María Batlle, director adjunto del Sport, resume en pocas palabras todo lo anterior, pero merece especial análisis. Digo bien: análisis. Reza así:

"ESTO ES LO QUE HAY
La diferencia entre el Barça y el Madrid
Joan Mª Batlle

NO TEMAN. El Madrid sigue ganando, pero no hay más que ver cómo gana. Ayer se le aparecieron todos los santos en los últimos minutos, con un penalty fallado por Casquero, que quiso parecerse por un segundo a Panenka y lo único que consiguió fue convertirse en el hazmerreír de los millones de aficionados que verán la jugada repetida y una otra vez por todas las televisiones del mundo.

Pero, en fin, esto es lo que hay y hoy tendrá que ser el Barça el que haga valer su poderío contra el Sevilla. Lo que podía ser una noche de fiesta por ganar media Liga con los 8 ó 9 puntos de ventaja que le podían sacar al Madrid, se ha convertido en un partido que es imprescindible ganar para mantener a los blancos a seis puntos. Toda la artillería mediática de la capital se encargará esta mañana de poner presión a los barcelonistas. Que si la épica, que si el espíritu de los ganadores... No teman, no se dejen influenciar.

Piensen que en el fútbol no todo es suerte y que el que juega mejor siempre acaba ganando. Y si comparan el Madrid-Getafe de ayer con el Getafe-Barça de sólo tres días atrás encontrarán las razones por las que es prácticamente imposible que el equipo de Juande Ramos alcance al de Guardiola. Repasen los dos partidos. La diferencia entre el Barça y el Madrid es exactamente la que se vio con el mismo rival de por medio. Sólo con decir que el Getafe no le chutó al Barça el sábado y que ayer, en el Bernabéu, le pudo meter cinco goles al Madrid, está todo dicho."

De entrada, una admonición al rebaño de culés descarriados que hayan podido asustarse tras lo visto anoche. Como si fueran párvulos imberbes cuyos sentimientos hay que cuidar, no sea que se nos echen atrás ahora en esto de la fe en la victoria. ¡Coñe! En mayúsculas y negrita, para que no se le pase por alto ni a un analfabeto. Así dice vuestro pastor: no temáis, almas incrédulas. Confiad, que os lo digo yo.

Luego, la obligada puntillita: hay que ver cómo gana el Madrid, fíjate tú, menuda potra éstos, oye. Seguida de un sutil pescozón a Casquero por su error: solidaridad ante todo, o sea. Ya sabes, chaval, el comendador de los creyentes te ha declarado hazmerreír mundial. Nada menos. Yo, en tu lugar, abandonaría la práctica de este deporte, pues es dogma de fe que nada puede torcer los designios de este buen señor. Que es el pastor, repito.

Más tarde, ejerce de profeta: nos atacará la artillería mediática de la capital. ¡Esos centralistas, siervos del madridismo, hijos del maligno...! Pero una vez más... ¡no temáis! Que nada nuble vuestro puro espíritu, no permitáis que tan siniestros mensajes calen en vuestro tierno corazón, no os dejéis influenciar por las fuerzas del mal. Mantened la calma, que os lo digo yo.

Porque no todo es suerte, dice el ínclito. Nosotros al Getafe le pasamos por encima, y ayer estos mismos pudieron golear al Madrid. Es la segunda verdad que hay en la columna entera. La primera, naturalmente, es que si el Barça quiere mantener la ventaja con el Madrid, deberán ganar esta noche. Ni Nostradamus lo habría predicho con más exactitud, oye. Pero el comienzo y el final de este último párrafo son, de verdad, para enmarcar. Comienza admitiendo que al final, siempre (repito: siempre) acaba ganando quien mejor juega. Tal afirmación equivale, supongo, a admitir que el Real Madrid, campeón de los dos últimos torneos ligueros, ha podido celebrarlo por ser el que mejor ha jugado. Siempre según el pastor, claro. Y eso cuenta así, tanto con Capello (cuando diluviaban las críticas, muchas de ellas bien merecidas y las victorias a la heroica eran moneda mucho más corriente que ahora) como con Schuster (denostado hasta la saciedad por los periodistas barceloneses en general, y por Joan María Batlle en particular). Y la guinda del pastel, al final: está todo dicho, dice el señor. ¿No era ésa la manera en que el bueno de Bernd terminaba sus alocuciones?

Que el Barça juega (hoy) muchísimo mejor que el Madrid no hay quien lo dude; que tiene mejor plantilla y mejor equipo, tampoco; que el Barça merece ganar la liga por el juego desplegado y por la temporada realizada, está más que claro; como también está más que claro que eso será lo más probable (salvo catástrofe), vista la solvencia, el nivel de juego, el estado de la plantilla y la soberbia preparación física y mental. En otras palabras, no creo que nadie, y menos los culés, necesiten de un señor que, tal y como hace don Joan María, conforte sus almas, presuntamente turbadas por lo sucedido anoche. ¿Agradecerán tan patético esfuerzo?

Doctores tiene la Iglesia, dicen. Dominan el púlpito y la oratoria, no en vano viven de ello. Y de ejercer esos y otros ministerios afines, saben más que el señor Batlle. Y un rato. Si yo fuera culé, de veras que estaría molesto con este señor, con acierto nominado a ocupar, por derecho propio, el sitial destinado al (quizá) peor columnista deportivo de este país.

He dicho.

viernes, 17 de abril de 2009

Esas odiosas comparaciones ...

1.- Alfredo Relaño, director del AS, tal día como hoy, en su columna de opinión:

"El Manchester United y el Barça están en trayectoria de colisión. Dominan sus campeonatos de Liga, aspiran a la Copa en sus países, y la Champions les ha encaminado por vías separadas hacia una final que, en el fondo, es la que toda Europa prefiere. Son los dos equipos con más luz del momento, dicho sea sin desprecio al Chelsea ni al Arsenal. Cualquiera de los dos puede hacer un triplete tremendo, con Liga, Copa y Champions, pero se enfrentan ahora al tramo más duro de la temporada. No han acumulado en sus respectivas ligas las ventajas que necesitarían para ir con tranquilidad por los otros dos títulos. Algo más les une: disfrutan de los dos grandes jugadores del momento, Cristiano y Messi. Ambos se juegan también la supremacía. Cristiano fue el Balón de Oro y el FIFA Player; Messi se quedó en el segundo escalón en ambas elecciones.

Messi sufrió el año pasado una mala temporada y la ausencia de Mundial, lo que le restó exposición. Cristiano gozó de un buen Manchester (ganó la Champions) y aunque en la Eurocopa no anduvo muy allá, eso le bastó. Cristiano y Messi son, de aquí a junio, la otra cara de esa pelea por la supremacía del fútbol: un duelo individual entre dos genios del fútbol. Son los dos que hay. El tercero, Kaká, queda algo más lejos. Por eso sería crucial que el Madrid se hiciera finalmente con Cristiano, cosa que todos entendemos que está a punto. Frente a la amenaza creciente de la Premier, España necesita recuperar un protagonismo perdido. Un Madrid de nuevo fuerte, el traslado a nuestro fútbol de ese duelo Cristiano-Messi que ahora presentimos para la final de Champions, rehabilitaría nuestro campeonato. Y mientras eso llega, bien está mirar con simpatía y hasta devoción, colores aparte, el fenomenal desempeño del Barça, que se bate en solitario contra la escuadra inglesa."

El énfasis es cosa del abajo firmante.

2.- José Luis Carazo, subdirector del SPORT, tal día como hoy, en su columna de opinión:

"Eramos pocos y parió la abuela. Permítanme que me ría: ja, ja, ja, ja. Los fantasmas (por los del color blanco) o los que están ahí abajo, a seis puntos del líder, no paran de decir chorradas en la prensa de la capital de España. “Aún podemos festejar un título. El Barça no es invencible”, anunciaba recientemente a bombo y platillo Pepe, el mismo que 24 horas antes puso a caer de un burro a Bernd Schuster. Y lo peor de todo es que se creen lo que dicen. El que subscribe entendería que con su verborrea trataran de desestabilizar al Barça de Guardiola, de presionarles, de ponerles nerviosos, pero lo que no entienden es que sus palabras caen en saco roto y, lo que es peor, es como si estuvieran predicando en el desierto. Permítanme que me siga riendo: ja, ja, ja, ja, aun a sabiendas de que quien ríe el último ríe mejor como puede llegar a pensar todo el madridismo, que, a falta de ocho jornadas, sigue soñando que la ‘máquina azulgrana’ acabará hincando la rodilla a final de temporada. Nunca más lejos de la realidad. El Barça física y mentalmente está preparado para la conquista de los tres títulos: Liga, Champions y Copa del Rey. Sólo hay que ir paso a paso y tener fe en lo que se les viene encima (no hay que olvidar que la fe mueve montañas). No será fácil el triplete, pero de lo que estoy seguro es de que la Liga tendrá color blaugrana, por más que el Madrid se empeñe en hacerles la puñeta o intente sacarles de sus casillas... Estoy convencido incluso de que el Barça de Pep ganará en el Bernabéu (me he jugado ya ocho comidas). Luego vendrá la Copa y, posteriormente, la Champions. Tiempo al tiempo."

El énfasis, bueno, los énfasis, también son cosa mía.

Y ahora viene la pregunta del millón: ¿quién de los dos resulta ser, a tenor de lo que escriben, candidato más firme para ser encerrado en un psiquiátrico, a perpetuidad?

Se admiten apuestas.

He dicho.