Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 22 de abril de 2009

Desde el púlpito

Lo ocurrido anoche en el Santiago Bernabéu está trayendo, como no podía ser de otro modo, mucha pero que mucha tela. Victoria a la heroica para unos (de esas que hacía tiempo que el Madrid no tenía que sufrir), salvaje triunfo para otros (en alusión a la más que despreciable agresión de Pepe a Javier Casquero en la jugada del penalty, y metiendo la victoria merengue en el mismo y salvaje saco), la sombra de Antonin Panenka merodeando por doquier, disfrazada de reproches más o menos evidentes para el azulón por su temeridad (de haberlo convertido, el tono habría sido bien distinto, naturalmente: Maradona getafense o similar), y por supuesto, y en la capital del Principado, llamadas a la tranquilidad y a la victoria en el encuentro de esta tarde-noche ante el Sevilla de Manolo Jiménez. La columna de opinión de Joan María Batlle, director adjunto del Sport, resume en pocas palabras todo lo anterior, pero merece especial análisis. Digo bien: análisis. Reza así:

"ESTO ES LO QUE HAY
La diferencia entre el Barça y el Madrid
Joan Mª Batlle

NO TEMAN. El Madrid sigue ganando, pero no hay más que ver cómo gana. Ayer se le aparecieron todos los santos en los últimos minutos, con un penalty fallado por Casquero, que quiso parecerse por un segundo a Panenka y lo único que consiguió fue convertirse en el hazmerreír de los millones de aficionados que verán la jugada repetida y una otra vez por todas las televisiones del mundo.

Pero, en fin, esto es lo que hay y hoy tendrá que ser el Barça el que haga valer su poderío contra el Sevilla. Lo que podía ser una noche de fiesta por ganar media Liga con los 8 ó 9 puntos de ventaja que le podían sacar al Madrid, se ha convertido en un partido que es imprescindible ganar para mantener a los blancos a seis puntos. Toda la artillería mediática de la capital se encargará esta mañana de poner presión a los barcelonistas. Que si la épica, que si el espíritu de los ganadores... No teman, no se dejen influenciar.

Piensen que en el fútbol no todo es suerte y que el que juega mejor siempre acaba ganando. Y si comparan el Madrid-Getafe de ayer con el Getafe-Barça de sólo tres días atrás encontrarán las razones por las que es prácticamente imposible que el equipo de Juande Ramos alcance al de Guardiola. Repasen los dos partidos. La diferencia entre el Barça y el Madrid es exactamente la que se vio con el mismo rival de por medio. Sólo con decir que el Getafe no le chutó al Barça el sábado y que ayer, en el Bernabéu, le pudo meter cinco goles al Madrid, está todo dicho."

De entrada, una admonición al rebaño de culés descarriados que hayan podido asustarse tras lo visto anoche. Como si fueran párvulos imberbes cuyos sentimientos hay que cuidar, no sea que se nos echen atrás ahora en esto de la fe en la victoria. ¡Coñe! En mayúsculas y negrita, para que no se le pase por alto ni a un analfabeto. Así dice vuestro pastor: no temáis, almas incrédulas. Confiad, que os lo digo yo.

Luego, la obligada puntillita: hay que ver cómo gana el Madrid, fíjate tú, menuda potra éstos, oye. Seguida de un sutil pescozón a Casquero por su error: solidaridad ante todo, o sea. Ya sabes, chaval, el comendador de los creyentes te ha declarado hazmerreír mundial. Nada menos. Yo, en tu lugar, abandonaría la práctica de este deporte, pues es dogma de fe que nada puede torcer los designios de este buen señor. Que es el pastor, repito.

Más tarde, ejerce de profeta: nos atacará la artillería mediática de la capital. ¡Esos centralistas, siervos del madridismo, hijos del maligno...! Pero una vez más... ¡no temáis! Que nada nuble vuestro puro espíritu, no permitáis que tan siniestros mensajes calen en vuestro tierno corazón, no os dejéis influenciar por las fuerzas del mal. Mantened la calma, que os lo digo yo.

Porque no todo es suerte, dice el ínclito. Nosotros al Getafe le pasamos por encima, y ayer estos mismos pudieron golear al Madrid. Es la segunda verdad que hay en la columna entera. La primera, naturalmente, es que si el Barça quiere mantener la ventaja con el Madrid, deberán ganar esta noche. Ni Nostradamus lo habría predicho con más exactitud, oye. Pero el comienzo y el final de este último párrafo son, de verdad, para enmarcar. Comienza admitiendo que al final, siempre (repito: siempre) acaba ganando quien mejor juega. Tal afirmación equivale, supongo, a admitir que el Real Madrid, campeón de los dos últimos torneos ligueros, ha podido celebrarlo por ser el que mejor ha jugado. Siempre según el pastor, claro. Y eso cuenta así, tanto con Capello (cuando diluviaban las críticas, muchas de ellas bien merecidas y las victorias a la heroica eran moneda mucho más corriente que ahora) como con Schuster (denostado hasta la saciedad por los periodistas barceloneses en general, y por Joan María Batlle en particular). Y la guinda del pastel, al final: está todo dicho, dice el señor. ¿No era ésa la manera en que el bueno de Bernd terminaba sus alocuciones?

Que el Barça juega (hoy) muchísimo mejor que el Madrid no hay quien lo dude; que tiene mejor plantilla y mejor equipo, tampoco; que el Barça merece ganar la liga por el juego desplegado y por la temporada realizada, está más que claro; como también está más que claro que eso será lo más probable (salvo catástrofe), vista la solvencia, el nivel de juego, el estado de la plantilla y la soberbia preparación física y mental. En otras palabras, no creo que nadie, y menos los culés, necesiten de un señor que, tal y como hace don Joan María, conforte sus almas, presuntamente turbadas por lo sucedido anoche. ¿Agradecerán tan patético esfuerzo?

Doctores tiene la Iglesia, dicen. Dominan el púlpito y la oratoria, no en vano viven de ello. Y de ejercer esos y otros ministerios afines, saben más que el señor Batlle. Y un rato. Si yo fuera culé, de veras que estaría molesto con este señor, con acierto nominado a ocupar, por derecho propio, el sitial destinado al (quizá) peor columnista deportivo de este país.

He dicho.

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