Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 24 de junio de 2009

Nos han puesto en nuestro sitio

Después de muchos pífanos, cantos celestiales y trompetas de todo tipo, (incluyendo las sudafricanas) la selección española de fútbol, nuestra selección, nuestra "roja" ha caído ante el (¿modesto?) combinado norteamericano, que por primera vez en su historia nos ha dado las nuestras y las de un bombero, en un partido defensivo impecable, y frente a un equipo -el nuestro- anestesiado por tanto coro laudatorio y posiblemente confiado en demasía en sus propias virtudes -que las hay- para deshacerse de los campeones de la CONCACAF. No ha sido así. Pero esto es fútbol, y en el fútbol los desenlaces imprevistos a veces ocurren. España superó la fase previa brillantemente (aunque tuvo que sudar lo suyo para doblegar a los correosos iraquíes), pero volvió a fallar en el momento de la verdad, el instante que marca la frontera entre la gloria y el olvido. Las lecciones de la Eurocopa quedaron atrás, quizás olvidadas antes de tiempo, el inesperado rival fue sin duda subestimado y... ¡voilá! Sólo nos queda luchar por la tercera plaza. Y gracias.

La memoria es flaca en estos trances. Pocos recordarán tal vez que el combinado norteamericano hizo las veces de sparring de los nuestros en vísperas de la Euro que tanta gloria nos dio el año pasado. Y menos aun recordarán que a España le costó Dios y ayuda dar con ellos en el suelo, lo que hacía presagiar males mayores para encuentros venideros y ante rivales muy superiores. No fue así. Y mira por dónde, hoy nos han salido respondones.

Caben dos lecturas sobre lo ocurrido. La mala es, lógicamente, que nos han echado y que sólo nos queda contentarnos con poder optar a la tercera plaza. No estaría mal tampoco si se logra, pero es de esperar que la afición española, poco acostumbrada a los términos medios, valore escasamente el tercer puesto. Conociendo a los paisanos es incluso posible, puestos a elucubrar, que se machaque a los nuestros por la derrota, olvidando los récords establecidos de 35 encuentros consecutivos sin perder y 15 seguidos saldados con victorias. Más miserable aún sería que se cargaran las tintas sobre determinados jugadores culpabilizándoles de lo ocurrido. Pero estamos en un país donde los comportamientos miserables, por cotidianos, no escandalizan a nadie, de modo que algo asi no sería en absoluto sorprendente. No: si los éxitos son colectivos, los fracasos también lo son. Y teníamos que perder. Era sólo cuestión de cuándo y ante quién.

La lectura positiva sería la que el abajo firmante entiende como más útil, siempre que se aplique el seso a aprender de lo ocurrido. España es una selección que resuelve con solvencia las fases previas (con algunas y estruendosas excepciones), pero que se atraganta en las eliminatorias que siguen. En parte, creo, eso es debido a que los aficionados y, sobre todo, los medios informativos tienden a sobrevalorar lo hecho en las previas y a minusvalorar a los rivales que llegan, intoxicando a los jugadores con cánticos anticipados de Garry Owen. Derrotas como ésta deben recordarnos, siempre, que incluso llegando a una final no hay nada de nada hecho: nada. Y que los partidos se ganan desde la humildad y el respeto más absoluto al rival, sea quien sea. Si los medios, responsables directos del estado de opinión de las masas, son capaces de aprender esta amarga lección sin esconderse detrás de la vieja excusa de siempre (aquello tan socorrido de matar al mensajero) habremos ganado muchísimo de cara al Mundial, un compromiso infinitamente más trascendente que la Copa Confederaciones. Y por favor, que no se interprete esto como un desprecio a la competición en la que acabamos de caer. Puestos a perder, mejor aquí y de este modo. De haber sucedido esto el año que viene, en idénticas circunstancias, el efecto habría sido mucho más devastador.

En resumen: toca aprender de las derrotas, algo muy útil si se sabe cómo hacerlo. Y conviene no entumecer la memoria. Que esto nos sirva de lección.

He dicho.



domingo, 14 de junio de 2009

¿Arde Barcelona?

Allá por agosto de 1944, con las tropas aliadas a punto de liberar la capital francesa de la ocupación alemana, y según cuentan Dominique Lapierre y Larry Collins en su novela ¿Arde París?, Adolf Hitler hizo esta pregunta en llamada telefónica para confirmar si, conforme a sus designios, la hermosa ciudad del Sena había sido destruida. Y de ahí el título de la novela a la cual, cómo no, siguió la homónima superproducción cinematográfica.

No es que yo tenga ganas de emular en lo más mínimo al dictador germano (¡Dios me libre!), pero de veras que me siento muy tentado de formular la misma pregunta a propósito de la también hermosa y vivaz capital del Principat de Catalunya. Y no porque albergue perversas intenciones hacia ella y sus gentes (¡Dios vuelva a librarme de nuevo!), sino por mera curiosidad. Semejante, pongamos por caso, a la de Martí Perarnau cuando manifestaba su interés por conocer las fuentes que financiaban al Real Madrid y sus recientes fichajes de relumbrón por una parte y de insensato vértigo por otra.

La razón es muy simple: los medios deportivos de la ciudad de los condes han entrado literalmente a saco contra el Real Madrid y su presidente tras el acuerdo alcanzado con el ManU para el fichaje de CR7 (¿o será CR9 a partir de ahora?). No voy a repetir lo reseñado por ellos. Primero porque me niego a ensuciar estas páginas con inmundicias pseudoperiodísticas. Y segundo porque, como de costumbre, alguien muy bien documentado lo ha hecho con mayor detalle y exhaustividad de la que yo habría sido capaz. Se argumenta (es un decir) de todo: desde un pésimo ejemplo moral en los tiempos de crisis que corren, de inmoralidad, de chulería, de caprichos de nuevo rico... en definitiva: vitriolo cirrótico a borbotones, sazonado con una buena dosis de demagogia. Porque, sí: estoy de acuerdo en que el gasto es obsceno, y como tal lo he manifestado en estas páginas en voz alta y clara para quien lo ha querido leer y, de hecho, lo ha leído. Y es obsceno por dos motivos. El primero, porque ningún futbolista vale ese dinero; el segundo, porque se trata de una apuesta arriesgadísima que, en caso de torcerse (supongamos que por una lesión grave), supondría un lastre económico de una magnitud descomunal... si es que no desembocará en ello incluso sin mediar daños físicos al jugador.

Pero mis razones se acaban ahí, y sólo ahí. No entro, ni entraré, en consideraciones de tipo moral o ético contra Florentino Pérez y su equipo por ello. No creo que el fichaje, aún siendo obsceno por la cuantía desembolsada, tenga mucho que ver con la decencia. Si uno dispone de un capital, y decide invertirlo en lo que le dé la gana, allá cada cual. Otra cosa muy distinta es que, usando dicho capital, pagues 100 por una mercancía que vale 60. O que, por gastarte semejante suma de dinero, pongas en peligro tu economía y, de paso, la seguridad o integridad de tu hogar y tu familia. Por ejemplo.

En cambio, sí que cargaría el ariete del reproche ético y moral contra las entidades financieras que han facilitado al Real Madrid los fondos necesarios para la operación. Y lo hago así porque esas mismas entidades (Banco de Santander, Cajamadrid, La Caixa o quien sea) han eludido por milímetros una bancarrota segura de no haber recibido una generosísima inyección de liquidez en forma de dinero público. Del contribuyente. Suyo y mío, oiga. Me parece escasamente ético que no vacilen en financiar a un club de fútbol (el que sea) con una millonada mientras que, por otra parte, regatean o deniegan ayuda a los que la necesitan para fines mucho más urgentes y vitales. Otra cosa es que el club de fútbol decida hacer con la millonada lo que estime oportuno, ahí no puede existir reproches de indecencia, aunque sí de insensatez. Las demás valoraciones no son sino ejemplos de demagogia pura y dura, pues quienes claman por la solidaridad social no han dado ni un céntimo, que se sepa, para aliviar las penurias de los más necesitados. Y a la hora de criticar, ya se sabe que siempre hay que hacerlo predicando con el ejemplo. Lo contrario es gratis, pues cualquiera puede hacerlo.

Para finalizar, me haré en voz alta la misma pregunta: ¿qué hubiese sucedido de ser el F.C. Barcelona el autor de la salvajada? ¿Cómo habrían acogido los medios catalanes la noticia? ¿Habrían clamado por la solidaridad con los más desfavorecidos en tiempos del cólera (Perarnau dixit)? O por contra, como ya sucediera en el pasado, ¿habrían aplaudido cerradamente la operación? Naturalmente me decanto por lo segundo, no sin antes admitir, sin que me duelan prendas por ello, que entonces estaría Madrid en llamas.

Y es que, a mi juicio, con semejante torrente de despropósitos, los señores de la prensa culé han cometido un error de primerísima magnitud: ya pocos se acuerdan del recientísimo (y bien merecido) triplete. No es ya que el Real Madrid en pocas semanas les haya arrebatado el protagonismo mediático: es que ellos mismos, con su necia actitud, con su provinciana, paleta y victimista contumacia, han contribuido decisivamente a ello. Hubiera sido mucho más sencillo y bastante menos costoso ignorar la noticia del fichaje, o dedicarle una esquinita de la portada, tal y como han hecho cuando el Real Madrid ha ganado alguna Champions. Pero no. Podían, y con razón, haber sacado aún más pecho por sus logros futbolísticos, pues son algo real y tangible a lo que agarrarse, en tanto que lo más que el Real Madrid puede hacer son castillos en el aire, al menos de momento. Pero no. Podían haber hecho mucho más hincapié en los errores de florentinatos pretéritos, en el efecto devastador que estos fichajes pueden tener sobre los canteranos, en la posible desunión del vestuario, en la papeleta que supone deshacerse de los jugadores que ahora sobran en el conjunto merengue. Podían, en suma, haberse ceñido a lo estrictamente deportivo. Pero tampoco: tenían que sacar en portada a CR7 flirteando con Paris Hilton.

Pero con semejantes cabezotas puestos a vociferar, ¿qué puede esperarse de bueno?

Y a todas éstas: ¿Arde Barcelona? Me pregunto.

He dicho.

jueves, 11 de junio de 2009

¡Qué salvajada!

Lo han hecho, ostias: lo han hecho. Aún no me lo puedo creer. Cuando uno todavía está haciendo la difícil digestión del fichaje de Kaká, ahora nos ha caído encima CR7, por un precio fuera de órbita, estratosférico, nuevo récord absoluto. ¡Nada más ni menos que 94 millones de euros! Mis peores temores se han hecho realidad, y el Real Madrid se hace con un grandísimo futbolista, que está aún en la plenitud de sus facultades (veinticuatro años le contemplan), pero con un problema potencial de igual magnitud, con un jugador tan acostumbrado a ganar que no se sabe en qué condiciones será capaz de afrontar una suplencia o no digamos una serie de derrotas. Y si los éxitos no llegan, ¿se quedará callado el de Funchal? ¿O empezará a entonar el quiero irme y pagará al Madrid con la misma moneda que al ManU? Todo ello, claro está, por no hablar del sueldo del jugador y de la comisión que seguramente se embolsará ese oscuro personaje llamado Jorge Mendes, su representante. No me fío de esto. Lo dije el año pasado, lo repito ahora: creo que se ha cometido un monumental disparate.

¡Basta ya, por Dios! ¡Basta! ¿Es que no han aprendido nada? El abajo firmante no es más que un simple aficionado que no entiende demasiado de fútbol, pero esto es a todas luces excesivo. Ningún jugador del mundo, por grande que haya sido o pueda ser vale tanto. Confío en que esta megalomanía no siga adelante, que se detenga aquí porque está fuera de toda sensatez. De acuerdo, la nueva pareja atacante del Madrid asusta sólo con su nombre, pero ¿quién les surtirá de balones? ¿Quién generará el juego de ataque? ¿Y quién detendrá las acometidas del rival, sobre todo por la banda izquierda? Descartados Xabi Alonso y Silva, sólo quedan opciones menores, pero seguramente muchísimo menos onerosas.

Esto es una obscenidad, una salvajada sin parangón, una apuesta tan arriesgada como suicida. Tan sólo veo una cosa favorable para los intereses del Real Madrid: si con el dinero ingresado el ManU ficha a Ribéry, le habrá birlado un futurible a los merengues, pero también al rival del Principado, que suspira por él.

Que la sensatez vuelva, por Dios.

He dicho.


miércoles, 10 de junio de 2009

¿Quién dijo miedo?

No han pasado diez días desde que FP y su equipo tomasen de nuevo las riendas del Real Madrid, y en el Principado ya están sonando los truenos. En este sentido, y de verdad, a veces sorprende la mezquindad de la condición humana. Hace unos pocos días, Martí Perarnau enunciaba el que a su juicio debía de ser el nuevo decálogo del Barça para la campaña entrante que, se diría, acaba de comenzar cuando aún están calientes los rescoldos de la anterior. En el punto número seis de su lista, el columnista afirmaba que (sic) El Real Madrid no debe ser la referencia. Perfecto. Correcto. ¡Olé, Martí! Estoy totalmente de acuerdo: ya es hora de que en la Ciutat Comtal se curen de madriditis, una enfermedad cuyos sarpullidos han afeado el rostro de tantísimos blaugranas (y no pocos colchoneros) durante mucho tiempo. Quizás demasiado.

Pero está bien claro que pedirle a la masa culé que se inyecte la ración de vacuna antimadridítica equivale a convencer a un católico convicto de que, puestos a fornicar, debe prescindir del preservativo. Poco antes de que se concretase el fichaje de Kaká, el director del Sport, Joan Vehils, se marcaba una columna de título tan prístino como ilustrativo: Aquí apesta a pelotazo. Y en ella, el susodicho se cuestionaba en voz alta de dónde salía el dinero que FP había empleado no sólo para hacerse con los servicios del brasileño, sino también con la lista de fichajes que, presuntamente (repito: presuntamente) jalonaría el segundo mandato del presidente de ACS:

Esto es de locos. La que está montando Florentino puede traer graves consecuencias al fútbol europeo. Como los clubs afectados por los fichajes no pongan un poco de sentido común esto acabará mal. A este paso el señor Pérez repartirá casi 300 millones de euros. Desconozco de dónde sacará el dinero pero aquí vuelve a oler a pelotazo. Más que oler, apesta.

Naturalmente, no se sabe por qué esto acabará mal, pues no se dan las oportunas razones. Pero bueno, la cosa en lo que al abajo firmante se refiere no habría pasado de la mera anécdota, de no ser porque al día siguiente el propio Perarnau se apuntaba a la idea de conocer la procedencia de los fondos a emplear por parte de FP, repitiendo la cifra adelantada por su director en el Sport: 300 millones de euros. Muy cauto, eso sí: por mera curiosidad intelectual, afirmaba.

Pero la guinda del pastel, lo que ya le pone a uno de mala leche es que hoy, esta misma mañana, y como si se tratara del loro cosido al hombro de Long John Silver (o tal vez del hombro de Jacques Clouseau, en su versión hinchable) repitiendo aquello de ¡piezas de a ocho, piezas de a ocho!, nos saliese al paso Josep María Casanovas (nada menos) con idéntica serenata: ¿De dónde salen los millones de Florentino? Y vuelta erre que erre a lo mismo, a fiscalizar las cuentas del presidente blanco. A meter la nariz, o quizás sería mejor decir el hocico, puesto que se da por hecho que hay una verdad oculta y, por lo tanto, habrá que escarbar. Como si se tratata de desenterrar trufas, osea. Y encima, por si fuera poco, en el Mundo Deportivo también van a lo mismo, con Miguel Rico al frente. Venga, vamos, que es gratis.

Para que esta campaña cobre forma en la capital del Principado sólo ha tenido que suceder una cosa: la llegada de Kaká al equipo merengue. ¿Es que tanto preocupa algo así? O tal vez, ¿no será que en Barcelona se toman muy en serio al mandatario blanco y le creen capaz de llevar a cabo los fichajes que la prensa de Madrid airea todos los santos días? Después de todo, tienen motivos serios para esto, pues será difícil que olviden lo que ocurrió con Figo.

Entendería como razonables las palabras de los señores del Sport si en verdad FP hubiera llevado a cabo el monstruoso desembolso del que se habla y que ellos ya dan por hecho cuando este baile apenas acaba de empezar (por cierto, y a pesar de tus motivos: me decepcionas, Martí). Pero no es el caso, ni siquiera de lejos. Ellos, mejor que nadie, deberían saber lo difícil que es (por no decir imposible) que todas estas operaciones cristalicen, y la descomunal insensatez que supone pagar una suma de tal calibre. Si Kaká ha terminado por aterrizar en el Bernabéu ha sido exclusivamente porque el Milan necesitaba dinero, de otro modo la operación jamás se habría concretado. Y no parece ser ése el caso del ManU (por CR7), ni del Bayern (por Ribéry), ni del Liverpool (por Xabi Alonso). Unicamente el Valencia está en extrema necesidad, y es muy probable que alguno de sus seleccionables acabe por abandonar Mestalla. Otra cosa, claro está, es que vayan a parar al Madrid.

Y ya puestos: ¿por qué razón debería FP rendir cuentas a otros que no sean los socios del Real Madrid? ¿Con qué autoridad, fuerza moral, o serpentinas de colores se sienten legitimados estos señores para formular esta exigencia? ¿Cuándo solicitaron cuentas a Núñez, Gaspart o al mismo Laporta? ¿Alguien le ha pedido cuentas a Jesús Gil de sus fondos para fichar varios equipos de fútbol completos a lo largo de más de una década? ¿Qué antecedentes existen de esto? Quien lo sepa, por favor, que me ilustre.

Por lo tanto, y una vez que se admite que las campanas están doblando antes de tiempo, cabría preguntarse si estos señores no están sirviendo otros intereses, negligiendo su deber primordial de informar a sus lectores lo que, por cierto, ya no sorprende a nadie. Pero eso sí: que no cunda el pánico, que el ínclito Laporta dice estar tritranquilo. Mal empezamos si hacemos gala de chulería anticipada, amic Jan. Al loro...

Y para que termine de quedar clara la microcefalia de algunos, aquí va Josep María Artells en el MD, indicando que el fichaje de Ibrahimovic será la réplica a Kaká. Algo semejante no puede sino mover a la compasión y a rezar una piadosa oración por el buen juicio de quien esto escribe, pues no se conciben los fichajes por replicar-a-algo-a-alguien, sino más bien en pro de tu equipo, por mejorar y por sumar en tu propio beneficio, sin atender a lo que hagan o puedan hacer los demás. Otra concepción de las incorporaciones a un equipo de fútbol no sólo es infundada: es de necios. Más aún cuando estás detrás de la mejor escuadra del momento y no tienes nada que temer.

Pero claro: ¿quién dijo miedo?

He dicho.

martes, 9 de junio de 2009

El primer neogaláctico

Ricardo dos Santos Leite, más conocido por su alias Kaká, ya es nuevo jugador del Real Madrid. Lo han hecho oficial ambos clubes, el antiguo y el nuevo, a través de sendos comunicados oficiales en sus respectivas páginas web. El jugador no podrá ser presentado en Concha Espina hasta finales de mes, ya que se encuentra convocado con su selección preparando la Copa Confederaciones, a celebrar en cuestión de días en la República Sudafricana.

Y bien, ¿qué quieren que les diga? El fichaje de Kaká me parece necesario por una parte, pero me hace temblar por la otra. Necesario por cuanto que el Real Madrid necesita jugadores de gran categoría para poder recuperar un sitio en Europa que ha perdido en los últimos años (y no sólo por obra y gracia de Calderón y su equipo, ojo). El brasileño puede ser uno de ellos. Un éxito para FP, aunque haya salido a precio de oro. Ya veremos si los jugadores más caros acaban siendo los más baratos. Y Calderón, a buen seguro, mordiéndose los puños, pues el nuevo mandatario ha conseguido en semanas lo que él no pudo lograr (ni aun soñar) en años.

La llegada de Kaká me hace temblar por lo económico. Sostiene FP que los jugadores caros acaban siendo los más baratos. Quizá. Pero lo verdaderamente complicado no es rentabilizar al jugador, si éste se aviene a compartir o ceder sus derechos de imagen a cambio de un monstruoso salario. Lo difícil de verdad es encajarlo en un nuevo engranaje y, sobre todo, hacer que éste funcione como lo que se supone que debe ser. Este, y no otro, es el objetivo: confeccionar un equipo que sea capaz de ganar y convencer, un equipo fundamentado en pilares sólidos y en una idea de juego consistente y actual, donde sus elementos sean capaces de renunciar a su ego en aras del beneficio colectivo. Y esto, me temo, se está perdiendo de vista ante el delirio de la afición merengue que se las promete demasiado felices ante la megalómana perspectiva de un equipo fuera de toda medida como el que anunciaba el diario MARCA (y de la que Louis se hacía puntual eco) hace cosa de un par de días: Casillas, Ramos, Pepe, Albiol, Marcelo, Ribery, Xabi Alonso, Silva, CR7, Kaká y Villa, aunque el puesto de Ribery se lo disputaría... Raúl (¡casi nada!). ¿Y qué pasa con los buenos jugadores que tiene el equipo hoy? ¿Dónde encajamos a los Lass Diarrá, Gago, Robben, Sneijder, Huntelaar y sobre todo a Gonzalo Higuaín, máximo goleador del equipo, cuya sólida proyección ascendente puede verse truncada de hacerse realidad una pesadilla de estas dimensiones? Y ojo, que dentro de semejante alucinación, la defensa permanece casi intacta, y el equipo está pidiendo un lateral izquierdo con capacidad defensiva (algo que Marcelo desconoce) a gritos.

Hay, con todo, elementos para estar un poco tranquilo. La experiencia demuestra que lo que cuenta la prensa es, en su mayor parte, partículas en suspensión. No creo ni por asomo que las fantasías de MARCA se lleven a cabo (aunque hoy afirman que el acuerdo Real Madrid - Villa es total), porque como decía Calderón (de la Barca): que la vida es sueño y los sueños, sueños son. Hay muchos intereses en juego en los mercadeos futboleros, y los del Real Madrid son sólo una parte. Muchos equipos harán esfuerzos ímprobos por retener a sus estrellas o por traer a otras. Y, aunque sea de refilón, me queda también apelar a la sensatez del nuevo equipo técnico madridista (Valdano, Pardeza y Zidane). Espero de verdad que no se lancen a tirar la casa por la ventana. Y que se acuerden de que los grandes jugadores, en vez de ficharlos, es mejor fabricarlos. La factoría blanca sigue funcionando.

No sólo mejor: es infinitamente más barato.

He dicho.

martes, 2 de junio de 2009

No está mal para empezar

Una vez asentados Florentino Pérez y su equipo en el Despacho Oval merengue, ha comenzado la nueva larga marcha para el conjunto madridista. Una senda que ha de ver barridos los últimos y más vergonzosos restos de la etapa calderoniana que, insisto: no fue mala del todo, pero cuyo final resultó ser demasiado distante (astronómicamente distante, diría yo) de aquella excelencia futbolística tantas veces predicada y nunca jamás lograda. Y no es que crea que el solo regreso de los de antes y alguna que otra cara nueva (Miguel Pardeza, sin duda un hijo pródigo) sea suficiente como para garantizar el éxito. Ni mucho menos. Pero sí que supone, como mínimo, abrir las ventanas para que el aire fresco termine de despejar efluvios pretéritos, aún demasiado recientes en la pituitaria del aficionado madridista. Algo, por lo demás, absolutamente necesario.

Me tranquilizan, al menos en parte, dos cosas. La primera, la intervención de Jorge Valdano anoche en El Larguero. Fue la suya una faena a su estilo, con inteligencia garbo y firmeza ante las embestidas del ínclito De la Morena de quien, por otra parte, tampoco esperaba demasiada beligerancia tras su vergonzoso akelarre a costa del efímero candidato opositor Onieva. Sin hablar del todo a las claras, dejó el argentino muchas perlas por el camino, y no cedió ante el ansia del locutor, común a otros, por saber, saber, saber, y a ser posible ya, qué va a pasar mañana mismo (what's the buzz, tell me what's happening, como cantaban los apóstoles en Jesus Christ Superstar). De todas ellas, me quedo con una: abrió la puerta para una posible suplencia de Raúl en el nuevo equipo, decisión que me parecería de lo más acertada, pues el capitán ya no es el que una vez fue.

Y la segunda, mejor aún, que el nuevo equipo ha empezado la casa por los cimientos: primero el entrenador. Además, al primer día del mandato de FP. Y además, un buen nombre, quizá mucho mejor que los que más se han barajado en la prensa y que muy posiblemente no pasaron de ser sino milongas periodísticas: Manuel Pellegrini. Quizá, como digo, la mejor opción de cuantas se barajaban como posibles nuevos técnicos (aun cuando sigo afirmando que yo me habría quedado con Juande). De este modo, la planificación de la campaña y la contratación de nuevos jugadores se harán con tiempo sufiente y (es un suponer) con el debido criterio, justo al revés de lo sucedido el verano pasado, y no digamos en diciembre. El chileno ha venido practicando con el submarino una idea de fútbol muy cercana a la que hoy es seña de identidad en el Principado y en la selección española: el buen trato de balón como lema fundamental. Todo lo demás debe girar en torno a esto. Como filosofía no está mal, y tampoco está nada mal que haya sido el primer peldaño. Luego, ya veremos.

Porque me aterra lo de siempre: que la impaciencia, la urgencia por desbancar a los culés, el acicate de la prensa y la cerril ignorancia del común de la afición madridista (no muy distinta de la ignorancia de otros pagos en esta piel de toro nuestra, todo hay que decirlo) puedan privar al recién nombrado técnico de la tranquilidad necesaria para poder hacer su trabajo en las mejores condiciones. Las prisas y el ansia de éxitos inmediatos serán malas compañeras de viaje, y aunque Valdano también mencionó este punto frente la alcachofa gualda de la SER, se debería hacer de él un mantra que calase en la mente de todos (empezando por la afición) a fuerza de repetirlo, si es preciso acompañándolo de movimientos reiterados con la testa, como frente al Muro de las Lamentaciones.

Ahora viene lo realmente complicado: confeccionar el nuevo equipo incorporando a los que sean necesarios, manteniendo a otros, y vendiendo o incluso jubilando a otros, por muy merecedores que hayan sido del reconocimiento del club y de la afición. La cirugía es ahora más que nunca necesaria, y es preciso llevarla a cabo con sangre fría y sin vacilaciones, pues de no ser así los chancros y las gangrenas serán, ay, muy habituales en el futuro. Eso es precisamente lo que hay que extirpar. Finalmente, y en cuanto al capítulo de incorporaciones, que sean las que se necesitan, y no necesariamente las más rentables por ceder en todo o en parte sus derechos de imagen. Que los jugadores sean capaces de trabajar por el equipo, sin egos hipertrofiados ni portadores de virus indeseables, susceptibles de infectar un vestuario.

La sombra de mi duda es por Pardeza, el único miembro de la Quinta a quien se le cerraron las puertas del Bernabéu, para dar lo mejor de sí en tierras aragonesas. En su etapa como secretario técnico blanquillo, el Zaragoza descendió a segunda división. Espero que aquello no haya sido enteramente responsabilidad suya. Al menos, no estará solo. Sin embargo: ¿quién tendrá la responsabilidad de las decisiones? ¿Valdano, Pardeza, Zidane, Ramón Martínez, FP? Demasiadas testas para un solo cuello, sobre todo si hubiera que cortarlo. Pero no seamos demasiado agoreros. Aún.

En resumen, el primer paso es el más correcto y sensato que se podía dar, ayudados por la ausencia de elecciones y las dos semanas que se han ganado con ello. El reto, a la vez, es sin duda fascinante. Y el estorbo, el de siempre: la prensa, sus cábalas y sus urgencias. Veremos en qué queda todo esto. Seguiremos opinando.

He dicho.