Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

martes, 2 de junio de 2009

No está mal para empezar

Una vez asentados Florentino Pérez y su equipo en el Despacho Oval merengue, ha comenzado la nueva larga marcha para el conjunto madridista. Una senda que ha de ver barridos los últimos y más vergonzosos restos de la etapa calderoniana que, insisto: no fue mala del todo, pero cuyo final resultó ser demasiado distante (astronómicamente distante, diría yo) de aquella excelencia futbolística tantas veces predicada y nunca jamás lograda. Y no es que crea que el solo regreso de los de antes y alguna que otra cara nueva (Miguel Pardeza, sin duda un hijo pródigo) sea suficiente como para garantizar el éxito. Ni mucho menos. Pero sí que supone, como mínimo, abrir las ventanas para que el aire fresco termine de despejar efluvios pretéritos, aún demasiado recientes en la pituitaria del aficionado madridista. Algo, por lo demás, absolutamente necesario.

Me tranquilizan, al menos en parte, dos cosas. La primera, la intervención de Jorge Valdano anoche en El Larguero. Fue la suya una faena a su estilo, con inteligencia garbo y firmeza ante las embestidas del ínclito De la Morena de quien, por otra parte, tampoco esperaba demasiada beligerancia tras su vergonzoso akelarre a costa del efímero candidato opositor Onieva. Sin hablar del todo a las claras, dejó el argentino muchas perlas por el camino, y no cedió ante el ansia del locutor, común a otros, por saber, saber, saber, y a ser posible ya, qué va a pasar mañana mismo (what's the buzz, tell me what's happening, como cantaban los apóstoles en Jesus Christ Superstar). De todas ellas, me quedo con una: abrió la puerta para una posible suplencia de Raúl en el nuevo equipo, decisión que me parecería de lo más acertada, pues el capitán ya no es el que una vez fue.

Y la segunda, mejor aún, que el nuevo equipo ha empezado la casa por los cimientos: primero el entrenador. Además, al primer día del mandato de FP. Y además, un buen nombre, quizá mucho mejor que los que más se han barajado en la prensa y que muy posiblemente no pasaron de ser sino milongas periodísticas: Manuel Pellegrini. Quizá, como digo, la mejor opción de cuantas se barajaban como posibles nuevos técnicos (aun cuando sigo afirmando que yo me habría quedado con Juande). De este modo, la planificación de la campaña y la contratación de nuevos jugadores se harán con tiempo sufiente y (es un suponer) con el debido criterio, justo al revés de lo sucedido el verano pasado, y no digamos en diciembre. El chileno ha venido practicando con el submarino una idea de fútbol muy cercana a la que hoy es seña de identidad en el Principado y en la selección española: el buen trato de balón como lema fundamental. Todo lo demás debe girar en torno a esto. Como filosofía no está mal, y tampoco está nada mal que haya sido el primer peldaño. Luego, ya veremos.

Porque me aterra lo de siempre: que la impaciencia, la urgencia por desbancar a los culés, el acicate de la prensa y la cerril ignorancia del común de la afición madridista (no muy distinta de la ignorancia de otros pagos en esta piel de toro nuestra, todo hay que decirlo) puedan privar al recién nombrado técnico de la tranquilidad necesaria para poder hacer su trabajo en las mejores condiciones. Las prisas y el ansia de éxitos inmediatos serán malas compañeras de viaje, y aunque Valdano también mencionó este punto frente la alcachofa gualda de la SER, se debería hacer de él un mantra que calase en la mente de todos (empezando por la afición) a fuerza de repetirlo, si es preciso acompañándolo de movimientos reiterados con la testa, como frente al Muro de las Lamentaciones.

Ahora viene lo realmente complicado: confeccionar el nuevo equipo incorporando a los que sean necesarios, manteniendo a otros, y vendiendo o incluso jubilando a otros, por muy merecedores que hayan sido del reconocimiento del club y de la afición. La cirugía es ahora más que nunca necesaria, y es preciso llevarla a cabo con sangre fría y sin vacilaciones, pues de no ser así los chancros y las gangrenas serán, ay, muy habituales en el futuro. Eso es precisamente lo que hay que extirpar. Finalmente, y en cuanto al capítulo de incorporaciones, que sean las que se necesitan, y no necesariamente las más rentables por ceder en todo o en parte sus derechos de imagen. Que los jugadores sean capaces de trabajar por el equipo, sin egos hipertrofiados ni portadores de virus indeseables, susceptibles de infectar un vestuario.

La sombra de mi duda es por Pardeza, el único miembro de la Quinta a quien se le cerraron las puertas del Bernabéu, para dar lo mejor de sí en tierras aragonesas. En su etapa como secretario técnico blanquillo, el Zaragoza descendió a segunda división. Espero que aquello no haya sido enteramente responsabilidad suya. Al menos, no estará solo. Sin embargo: ¿quién tendrá la responsabilidad de las decisiones? ¿Valdano, Pardeza, Zidane, Ramón Martínez, FP? Demasiadas testas para un solo cuello, sobre todo si hubiera que cortarlo. Pero no seamos demasiado agoreros. Aún.

En resumen, el primer paso es el más correcto y sensato que se podía dar, ayudados por la ausencia de elecciones y las dos semanas que se han ganado con ello. El reto, a la vez, es sin duda fascinante. Y el estorbo, el de siempre: la prensa, sus cábalas y sus urgencias. Veremos en qué queda todo esto. Seguiremos opinando.

He dicho.

No hay comentarios: