Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 28 de mayo de 2008

Amenazas y perspectivas

En su página web oficial, el Manchester United publicó ayer un comunicado a propósito del posible fichaje de Cristiano Ronaldo por parte del Real Madrid. Dicho comunicado dice íntegramente lo siguiente:

"Manchester United has watched with growing irritation the comments attributed to Real Madrid over their alleged desire to sign Cristiano Ronaldo.
The facts are:
1) The player is on a long-term contract and his registration is held by Manchester United.
2) The player is not for sale.
The club will have no alternative but to report Real Madrid to the world governing body, FIFA, if it continues to behave in this totally unacceptable fashion. These public attempts to unsettle the player are completely against the regulations and the club will not tolerate them any longer.
In addition, the club is certain that they are a distraction for the Portuguese national squad as they prepare for the European Championships. No-one should be in any doubt that Manchester United will do everything in its power to keep its best players."

Que, traducido para los no angloparlantes, significa:

"El ManU ha observado con creciente irritación los comentarios atribuidos al Real Madrid sobre su supuesto deseo de contratar a Cristiano Ronaldo.
Los hechos son:
1) El jugador tiene contrato de larga duración, y su contratante es el ManU.
2) El jugador no está en venta.
El club no tendrá otra alternativa que denunciar al Real Madrid ante el órgano de gobierno mundial, la FIFA, si continúa comportándose de este modo, totalmente inaceptable. Estos intentos públicos de desestabilizar al jugador están completamente en contra de las reglamentaciones, y el club ya no las tolerará más. Además, el club tiene la certeza de que supondrán una distracción para la selección nacional portuguesa en su preparación para la Eurocopa. Que nadie tenga duda alguna de que el ManU hará todo lo que esté en sus manos para retener a sus mejores jugadores."

Hasta aquí los hechos ciertos y contrastables. La traducción, creo, es literal. Sin matices, o sea. ¿Y qué ha pasado? Veamos la reacción en la prensa de Madrid, pero también en la prensa barcelonesa, que siempre están "al loro" (ejem) de lo que pasa en la Casa Blanca.

En Madrid, el comunicado del ManU ha sido mano de santo. De repente, las portadas cambian de rumbo y la victoria de los Lakers de Gasol y Bryant frente a los Spurs de San Antonio tienen una relevancia que, seguramente, no habrían ganado de ser otra la historia. Tan sólo el MARCA, con la letra pequeña, eso sí, sigue erre que erre. José M. "Pipi" Estrada dice hoy cosas como éstas:

  • "... el Real Madrid ha encontrado la fórmula ideal para poder fichar a Cristiano Ronaldo."
  • "como hemos venido contando en las dos últimas semanas las piezas empiezan a encajar después de que Cristiano diera el 'sí' al cambio de aires y del viaje a Moscú de Ramón Calderón y Vicente Boluda."

La supuesta "fórmula" supondría el abono de 90 millones de euros que se compensarían con la hipotética venta de Robinho, Diarrá, Baptista, Soldado, Pablo García y Cassano. La cuenta de la lechera, vamos. Porque a la lechera, todas las cuentas le cuadraban... hasta que se le cayó el cántaro al suelo y se hizo añicos. Basta que una sola de esas piezas no encaje para que el ejercicio contable del Sr. Estrada pase a mejor vida.

En el diario AS han sido más circunspectos. Tan sólo la portada recoge la negativa rotunda del club inglés a desprenderse de su estrella. En las columnas de opinión, sólo Pedro San Martín aborda el tema, reprochando a Ferguson que se equivoca de culpable, ya que quien ha alimentado todo este tinglado no ha sido otro que el propio luso con sus esquivas declaraciones. Y tiene razón, pero sólo en parte. Cristiano ha soltado la carnaza, eso es cierto. Que si después de la final de la Champions, que si ya se verá la próxima semana, que ya hablaré de mi futuro, no prometo nada a nadie, y tal y tal. Pero es que, bajo el trampolín del barco pirata, había no pocos tiburones dispuestos a comerse la carnaza. Claro que el propio jugador tiene parte de la culpa, pero la otra parte la tienen los medios que han recogido, amplificado hasta la estridencia y abusado de sus declaraciones. Si a esto se añade que Schuster dice que no le importaría tenerlo (cosa obvia, por otra parte, a ver a quién le amarga un dulce), ya tenemos más carnaza. Y si añadimos supuestas filtraciones de reuniones de junta directiva, ya tenemos más, y así, y así... ¿Quién si no lleva días machacando con este culebrón? ¿Quiénes han estado día sí y otro también haciendo las más diversas cábalas sobre cómo será el fichaje? ¿Quién ha adelantado que el acuerdo entre el jugador y el Real Madrid es total? De este modo se ha generado un monstruo de siete cabezas en cuya gestación, al menos de modo oficial, el club (el Real Madrid) ha tenido bien poco que ver. De modo oficial, insisto. Otra cosa es que haya utilizado a la prensa como voz no oficial. Cosa probable, por otro lado, ya que el tono más cauto de la prensa de hoy hace pensar en un toque de atención procedente del propio club. Una posibilidad, un suponer. El ManU en su comunicado así lo recoge cuando habla de "comments attributed to" y "alleged desire", lo que implícitamente reconoce que de lo dicho y escrito no es el Real Madrid directo responsable sino en todo caso indirecto, lo cual, por otra parte, estaría por demostrar. Posible, incluso probable. Nunca cierto del todo, salvo pruebas fehacientes de por medio. Quien acusa debe demostrar.

El propio Ramón Calderón ha echado agua al fuego, en un intento de aplacar los ánimos ingleses, legítimamente exaltados. Y es que cualquiera no se enfada por este circo. Hombre, a lo mejor mi admirado Arturo Pérez-Reverte, a quien el fútbol por cierto le importa bien poco, no vería con malos ojos la idea de piratear a los, según él, p...s ingleses, que durante tanto tiempo nos piratearon a los españoles a base de bien. Pero esto no es una guerra naval ni colonial. Es otra cosa bien distinta.

¿Y en Barcelona? Como siempre, tan amigos. De chinchar, claro. El Mundo Deportivo lanza bajo el titular "¿Por qué no te callas?" los supuestos reproches de ciertos miembros de la Junta del Real Madrid al presidente, en el sentido de que se deje de hablar del monotema de una vez. Y señalan, con mucho acierto, que el ManU amenaza con llevar al Real Madrid a la FIFA si esto prosigue. Porque el comunicado del club británico no es otra cosa que eso: una amenaza. Y no una realidad. En el Sport, activistas militantes como les califiqué ayer, se ocupan mayoritariamente de la próxima moción de censura contra Joan Laporta, pero también publican su titular menor, cuyo título es "El Manchester United denuncia al Madrid en la FIFA". Osea, lo dan por hecho. Con un par. Joan M. Batlle se apunta a la idea en su columna:

  • "...el Manchester denuncia a Calderón ante la FIFA cansado del acoso al que está sometiendo a Cristiano Ronaldo. En el fútbol español hace ya tiempo que se están perdiendo las formas."
  • "Lo de Calderón con Cristiano Ronaldo ha sido tan descarado que se merece la denuncia del Manchester. Lo malo es que no pasará nada, porque en el fútbol nunca pasa nada. ¿Y saben por qué? Pues porque todos los presidentes están cortados por el mismo patrón de la incompetencia."

Por tanto, dos ideas básicas: (i) la denuncia se llevará a efecto y (ii) el único y principal responsable es Ramón Calderón. La primera, de momento y que se sepa, es falsa. La segunda no pasa de ser una suposición que, en todo caso, neglige el papel del propio Cristiano Ronaldo en todo este lío (¡Pobrecito, cómo te acosan estos malos del Madrid!) y de los a mi juicio principales responsables de que al ManU se le haya agotado la paciencia: los periodistas de Madrid. Claro que cuando alguien, sea quien sea, señala a la prensa sus responsabilidades, enseguida se lavan las manos (¿Nosotros? ¡Por favor! Somos inocentes, el culpable es otro) y van de víctimas (la conocida cantinela de "matar al mensajero"). Y es que, a veces, son más peligrosos que una piraña en el bidet. Para rematar la brillante faena, el Sr. Batlle se cura en salud: si lo que digo (o decimos) no se lleva a cabo, ojo, no es porque nosotros hayamos faltado a la verdad, ¡qué va! Es porque los presidentes son todos unos incompetentes. Otro ejemplo de lo que coloquialmente se conoce como "echar balones fuera". Una joya, vamos.

Ayer escribía sobre mis razones personales para preferir unos medios a otros. Y eso no cambia, a pesar de las historietas sobre presuntos fichajes, culebrones, y demás números circenses cuyo propósito no es otro que llenar páginas de tinta en épocas de carestía noticiera, sobre todo durante los veranos. Si hay alguien que haya seguido este blog ya se habrá dado cuenta de que me permito coincidir con algunos periodistas y discrepar de otros (faltaría más), sin importar su color. El propio Batlle, por ejemplo y sin ir más lejos. Pero que prefiera a unos sobre otros no quita para que no me case con nadie. Y no me dirán que, visto lo visto, en todo este asunto hay más de un periodista que se merece una buena colleja. Todo es cuestión de perspectivas, pero las mostradas a propósito de este cuento (que ojalá se quede sólo en eso) son hipócritas unas y, como siempre, sesgadas otras. No debería extrañarme. ¡Pero es que mira que dan que hablar...!

He dicho.

lunes, 26 de mayo de 2008

Cuestión de gustos

Sobre gustos no hay nada escrito. Eso dicen, y supongo que es verdad. Solo o con leche, PSOE o PP, blanco o negro, rubia o morena, dulce o salado, dos o cuatro puertas, El País o El Mundo, sobre él o sobre ella... en fin, qué se puede añadir. El gusto por una determinada opción forma parte del día a día, y todos en mayor o menor grado asumimos la verdad de esta parte de la sabiduría popular. A fin de cuentas, es como la vieja salsa: "Decisiones, cada día...". Podemos optar porque hay donde elegir. A Dios gracias.

A los que nos gusta el fútbol y nos gusta estar "al loro" (como diría alguien, hoy en el punto de mira) de las últimas novedades, la opción de la prensa deportiva también existe. Sport o Mundo Deportivo para unos, AS o Marca para otros. Poco más hay. La preferencia principal la dicta en este caso el color del equipo favorito y, así, uno lee éste o aquél según si desea estar al tanto de lo que se mueve en los alrededores de la Casa Blanca o Can Barça. Pero sucede que no todo es igual. O casi. El enfoque de unos diarios u otros sigue pautas que, al cabo de un tiempo de seguimiento, se ponen más o menos en evidencia. En mi caso particular, y aun admitiendo que mi opción primera viene determinada, como la de la mayoría, por mis preferencias futbolísticas, no dejo de apreciar los matices distintivos. Como un vino nuevo frente a un Crianza o un Gran Reserva, o sea. Abordar la perspectiva de las noticias en sí mismas sería un asunto demasiado largo y prolijo. O no, pero en todo caso aburrido. Así que me centraré en las columnas de opinión, en lo que escriben los (con perdón de la expresión) "plumillas" de un medio u otro. Después de todo, como este es un blog de opiniones personales, se me permitirá que discuta sobre el asunto. Gracias.

Mi opción fundamental es el diario AS, uno de los tentáculos del Imperio PRISA. Hay una razón fundamental: cabe todo y caben todos en lo que a columnas de opinión se refiere. Empezando por el propio director. La calidad y el criterio como columnista de Alfredo Relaño están, a mi juicio, muy por encima del resto. Las suyas son opiniones mesuradas, bastante objetivas, y sobre todo respetuosas, lo cual les da mayor valor añadido. Relaño comenta las noticias, no suele erigirse en juez de ninguna causa, no predica, ni lanza consignas. Y por si fuera poco, habla de y opina sobre todo. En su columna se pueden leer temas muy variados dentro del espectro deportivo actual. Hoy es el Madrid, como mañana es Fernando Alonso, el turbulento panorama actual en el mundo del tenis español, el baloncesto o el balonmano. La legión de columnistas que le secundan no sólo es amplísima, sino que permite, por turnos, estar al tanto de lo que se cuece en la práctica totalidad de los equipos de primera división, como también en otros deportes. En definitiva, los pilares básicos (puede haber más) a favor de este medio son, como mínimo, dos. Por un lado, la brillantez y versatilidad de su director y, en segundo lugar, la diversidad de colaboradores y los temas de los que éstos tratan. En un mundo como éste, la variedad de productos en el mercado es en sí misma valiosa, y como tal la reconozco. Por eso sitúo al AS a la cabeza de la hipotética carrera de caballos.

Las columnas del más directo competidor y periódico deportivo más leído de España, el diario Marca son, al menos en su edición digital, bastante más discretas. Por lo escasas de personal colaborador y por la poca profundidad de comentaristas como Manolo Sanchís (a quien respeto y admiro como grandísimo jugador que fue) o Angel Cappa, quien va un poco más lejos. Mención aparte merece el gran Santiago Segurola, uno de los periodistas mejor informados sobre el panorama deportivo, si no el que más.

¿Y en la Ciudad Condal? Pues no sabría con qué carta quedarme, la verdad. En el Mundo Deportivo la diversidad es poca, pero la línea argumental de periodistas como J.M. Artells o Francesc Aguilar y cómo no, de Santi Nolla (con quien me he permitido discrepar directamente en alguna ocasión, obteniendo respuesta a mis comentarios por su parte) merece destacarse. También aparece la firma de Andrés Astruells, habitual colaborador de "El Larguero" de la Cadena SER, y de cuyo criterio suelo discrepar bastante y cuya línea me recuerda a una veleta que apunta según la dirección del viento. Completan el panorama "Pitu" Abril, Luis Racionero, o ilustres veteranos como Miguel Bernardo "Migueli", Albert "Chapi" Ferrer, y otros. En conjunto, y siendo un medio muy afín al Barça (atención, léase "Barça-fútbol") y su entorno, como no podía ser de otra manera, de vez en cuando asoman colaboradores que, de modo muy escueto se asoman al mundo del motor o el baloncesto (ahí es nada contar con "La Bomba" Navarro, por ejemplo) y el tono de los comentarios es generalmente moderado, aunque su color sea nítidamente blaugrana.

El Diario Sport, por su parte, es el paradigma de periodismo deportivo militante y activista. Es decir, lo que nunca debería ser, si se desea guardar un mínimo de objetividad, por pequeño que sea. Del mismo modo que ocurre con el otro medio barcelonés, sus comentarios, avalados por una buena pléyade de colaboradores, se centran principalísimamente en el primer equipo de fútbol del Barça (de ahí lo de militantes), dejando muy poco terreno a otros equipos (sólo asoma de vez en cuando la cara sonriente de Mauricio Pocchetino para comentar alguna novedad del RCD Espanyol) o deportes (hoy, por ejemplo, Joan Viladelprat escribe sobre las posibilidades de Alonso en el GP de Canadá de F-1). Lo preocupante del resto no es el monotema (muchas veces, las columnas tratan machaconamente de lo mismo y, lo que es peor, se repiten como psitácidos que, para los profanos, es la familia de aves a la que pertenecen los loros, ¿eh? ¡Al loro!). No todo acaba ahí, no. Si en el caso de Astruells decía que sus opiniones iban según el soplo de levante o de poniente, en los periodistas del Sport la veleta es mucho más rígida, sólo conoce los cero o los ciento ochenta grados. Nada más. Y es activista porque están prestos a solazarse en tiempos de vacas gordas, metiendo la cañita en el ojo ajeno (pocos escapan de este juicio, especialmente tras la marcha de Miguel Rico, ya comentada en este blog). En pocas palabras, y diciéndolo suavemente, la cosa podría resumirse así: "¡Qué bien nos va, qué mal les va!". Pero cuando el viento cambia de dirección, como es ley de vida, entonces el pH de sus comentarios, antes cáustico, se torna muy, muy ácido, hasta un punto perclórico, que no es poca cosa. En estas páginas ya se han visto y recogido algunos ejemplos. Pocos, pero ilustrativos. Creo. Y de esto no se salva ni su director, Josep M. Casanovas, ni sus principales colaboradores: Lluís Mascaró, Joan M. Batlle, Emilio Pérez de Rozas (padre coraje donde los haya) y el inefable José Luis Carazo. Por no mencionar a Xavi Torres cuando aparece. Eso sí, poco. Menos mal. En el otro extremo de la balanza, tendríamos a plumas más correctas y atemperadas (quizá por eso mismo no aparecen con frecuencia), como Josep Pedrerol o Martí Perarnau. El comentario de índole más técnica lo suele poner "Pichi"Alonso.

Pero no tomemos los malos ejemplos, y seamos un poco más objetivos. No todo el monte en el AS es orégano, a veces crece algo de cizaña, por secundaria que sea. Pregunten si no a los culés qué opinan sobre Tomás Guasch y su antibarcelonismo recalcitrante (no por nada es perico el caballero). O sobre la figura de Tomás Roncero, voz principal de un virtual coro laudatorio del madridismo (después de todo, a los coros celestiales se les viste habitualmente de blanco). El caso de Fabián Ortiz aún me desconcierta hasta cierto punto, ya que le sigo desde hace poco. Ignoro si es anticulé como Guasch, o simplemente antilaportista convencido, ya se verá.

Y fíjate tú lo que son las cosas. Sin que lo cortés quite lo valiente, les confieso que las palabras de Joan M. Batlle en el Sport de hoy, por ejemplo, me han hecho asentir en silencio, pues las comparto de pe a pa:

"... Una buena secretaría técnica es la que busca jóvenes talentos en todos los rincones del mundo, rastrea los mercados más baratos, recopila informes y decide en consecuencia, no la que paga a precio de oro el trabajo de otros."

Y, al hilo de esto, permítanme la disgresión: Mijatovic y Calderón harían bien en leer esta frase y aplicarse el cuento. En este mundo, no todo es "Cristianismo". Afortunadamente. Otros periodistas de la capital catalana están, con la boca grande, temiendo el posible fichaje-disparate del astro portugués por parte del Real Madrid. Carazo es un ejemplo. Pitu Abril, otro. Pero con la boquita pequeña, lo están deseando como agua de mayo, pues son conscientes de los posibles efectos negativos que la incorporación del madeirense tendría para el eterno (y odiado) rival.

En resumen, y volviendo al hilo principal. Cada cual lee lo que quiere o, mejor aún, pienso que cada cual lee lo que quiere leer, en un simbiótico juego de sintonías entre periódico y masa de lectores, tal y como señalaba Josep Pedrerol hace poco. El AS puede no ser un medio objetivo al 100%, claro que no. Pero al menos es diverso. No plural, pero sí diverso. El Marca se queda corto, el Mundo Deportivo es comedido, pero escaso, y el Sport... bueno, vuelvan a leer esta entrada si no lo han entendido aún.

Dijo el cardenal Cisneros: "Estos son mis poderes". Pues yo digo: "Estas son mis razones".

He dicho.

viernes, 23 de mayo de 2008

¡Danzad, danzad, malditos!

Ha comenzado el baile de los fichajes. Bienvenidos sean todos a la ceremonia de la danza, tanto los que ya están comprometidos como, muy especialmente, aquellos que están en el disparadero, en los mentideros, en el candelero y, a poco que se descuiden, en el asador (que no asadero, eso es muy canarión). Aún no sabemos cuál será la canción del verano a cuyo son todos moverán el esqueleto, pero el Chiqui-chiqui tiene todas las papeletas para llevársela.

Sobre todo en Barcelona, donde la versión local bien podría ser el "Txiki-Txiki", pues al secretario/director técnico de la casa blaugrana, Aitor "Txiki" Beguiristain (o Begiristain en puro euskera, pues) le esperan dos meses de puro ajetreo con entradas y salidas. La prensa culé, sulfúrica como siempre en las alegrías pero también en los momentos de crisis, no para de atizar a diestro y siniestro, agitando nombres, figuras y, sobre todo, cifras. Vean, si no: en la portada del diario SPORT de hoy aparece una composición fotográfica con diez jugadores de los que, según el rotativo catalán, un mínimo de siete se incorporarán con seguridad a la plantilla de Josep Guardiola. Estos nombres son, de arriba a abajo y de izquierda a derecha, como sigue: Dani Alves, Florent Malouda, Alexander Hleb, Seidou Keita, Gerard Piqué, Emmanuel Adebayor, David Silva, Karim Benzema, Fabrizio Coloccini, y Dimitar Berbatov. El tiempo dirá si incorporan a estos siete "mínimos". La situación del Barça es complicada, pues venderá estrellas cotizadas a la baja, y su necesidad de compra hará necesariamente que los posibles vendedores le aguarden, como siempre pasa en estos casos, con los dientes afilados, labios pintados de rojo sanguinolento, y envueltos en capa negra. Ah, y bien repeinados. A lo Bela Lugosi, o sea. O a lo Del Nido, que viene a ser lo mismo. No es extraño, pues, que aún haya quienes defiendan a los antiguos fantásticos, ahora denostados y demonizados. Luis Racionero, por ejemplo, así lo hace con Deco y Ronaldinho en su columna del Mundo Deportivo. En los tiempos que corren, esto se llama navegar contra corriente. Bien por él, si es lo que de verdad cree. Me gustan los que defienden honesta y respetuosamente su criterio.

Pero el culebrón con mayúsculas sabe a vino de Madeira. Cristiano Ronaldo es su nombre. Y la prensa de Madrid, la principal agitadora. La posibilidad de poder incorporar al portugués al club de Concha Espina es algo que no podía pasar por alto en estas páginas. Y, como este blog sirve para que el arriba firmante exponga su opinión, pues a eso vamos.

Cristiano Ronaldo es a todas luces un portento físico. Rápido, con mucho regate, facilidad pasmosa para el pase y con más que suficiente visión de juego. Hasta ahí, supongo que todos estaremos de acuerdo. Otro punto a su favor es que su juventud (apenas cuenta 22 primaveras) le deja aún margen de mejora. Explosivo, ganador, y genera dinero como si fuera petróleo, que hoy en día no es decir precisamente poco.

Pues bien, mi opinión al respecto es clara: NO a Cristiano Ronaldo. Y lo escribo así, en mayúsculas, plenamente consciente de que ello, en lenguaje internetero, significa alzar la voz. Gritar, vamos. Y ecce las razones.

1.- Su precio. Es desorbitadamente caro. Ningún jugador del mundo mundial, por bueno que sea, vale los 90 millones de euros que según el diario AS estaría dispuesto a pagar el Real Madrid. A eso, naturalmente, habría que sumar lo que cobraría el propio jugador al año: se habla de 12 millones por temporada. Semejante cáncer económico va más allá, y de largo, del propio jugador. Inevitablemente, los demás miembros de la plantilla exigirían revisar sus contratos. Al alza, por supuesto. ¿Compensarían los posibles ingresos algo semejante? Ignoro la situación financiera del Real Madrid, pero apostaría que, a medio plazo, el panorama se tornaría, como poco, inestable. Y es que aquellos que ignoran la historia están condenados a repetirla. Los sueldos que en su día se pagaron a los miembros de la Quinta del Buitre por parte de Ramón Mendoza y su equipo directivo acabaron por poner al club a punto de obligarle a convertirse en Sociedad Anónima Deportiva, lo cual sólo pudo eludirse gracias al oportuno pelotazo por los terrenos de la antigua Ciudad Deportiva, en tiempos florentinos.

2.- Su comportamiento. Va de estrella, aunque lo sea. Que no es lo mismo, ojo. Una cosa es ser una figura consagrada y otra es comportarse como tal. Cuando se recuerda, por ejemplo, la figura de Zinedine Zidane y se compara con el luso, las diferencias son más que evidentes. Era una estrella, en todos los sentidos, empezando por su comportamiento fuera de los terrenos de juego, pero también dentro de ellos. Sus filigranas técnicas no eran producto del exhibicionismo narcisista, sino de su tremenda calidad. Y sabía dosificarlas. Era un jugador capaz de echarse un equipo a la espalda, que bien anchas las tenía. El madeirense, por el contrario, carece de la madurez necesaria para asumir esta clase de comportamiento. En la retina y en la memoria colectiva quedarán para siempre su nefasto lanzamiento de penalty en la reciente final de Champions, y sólo el oportuno resbalón de John Terry le salvó de la ignominia futbolística.

3.- No es garantía de nada. El solito no se bastó, ni mucho menos, para el reciente éxito de los diablos rojos. El Chelsea anuló, maniató, bailó y sobajeó a base de bien a los chicos de Ferguson (Sir Alex, osea) en la segunda mitad del partido del estadio Luzhniki. A Cristiano Ronaldo se le apagó la propia Luzhniki, apareciendo sólo en momentos tan puntuales que pudieron contarse con los dedos de una mano. Y sobra algún dedo.

4.- Rompería el vestuario. Un ego de semejante calibre no se sentiría, probablemente, muy cómodo en el que la voz cantante la llevan jugadores como Raúl, Guti o Casillas. Y por cierto, de llevar el número 7 olvídate, chaval. Habría que vender a algunas piezas claves del actual equipo para poder afrontar un desembolso de esta magnitud, y ello tendría necesariamente repercusiones negativas en el terreno puramente deportivo. Este es un deporte de equipo, y éste es la base de todo. El Real Madrid ya tuvo que aprender esta dolorosa lección (Léase la entrada Galaxias lejanas en este mismo blog), y el Barça la está sufriendo en sus carnes. Cuando se echa la vista atrás y se recuerda lo que ha costado confeccionar esta plantilla, este equipo, sanear la entidad, y regenerar el espíritu colaborativo tan esencial en la práctica futbolística, entiendo que la decisión de traer a Ronaldo podría dinamitar toda esta labor. Así pues, ¿para qué?

Repito: NO.

Y mientras tanto, la danza de los malditos continúa.

He dicho.

viernes, 16 de mayo de 2008

Los Mejores del 2008

En su edición digital de hoy, el diario AS publica los resultados de una encuesta entre los lectores. Se les invita a elegir al mejor jugador de la temporada 2007-08 del Real Madrid actual. Todos los jugadores (??) habían recibido, al menos, un voto. En casos como el de Soldado, Balboa, Saviola, Metzelder, Dudek y otros, los resultados pueden mover al escepticismo más profundo, no por dudar de sus virtudes futbolísticas, ni cosa que se le parezca, sino por su escasa presencia en los partidos de esta liga. Hacia las 12 del mediodía, los resultados de la encuesta eran más o menos los que aquí se muestran:

1.- Casillas: 35.88%
2.- Raúl: 24. 84%
3.- Sneijder: 5.98%
4.- Guti: 5.46%
5.- Robinho: 5.06%
6.- Sergio Ramos: 4.54%
7.- Gago: 3.09%
8.- Higuaín: 2.93%
9.- Robben: 1.79%
10.- Pepe: 1.61%
11.- Van Nistelrooy: 1.22%
12.- Heinze: 1.13%
13.- Resto de la plantilla: hasta 100%

¿Qué comentarios puede suscitar un resultado semejante, por parcial que sea? Pues aquí van los que, en mi discreta opinión, son los aspectos más destacables.

1) El mejor, el portero. Casi nada, Don Iker. No es inmerecido, en absoluto. Buena parte de la culpa de la impecable primera vuelta del equipo es suya. En los equipos rivales se hacían la cuenta de la vieja, pensando que la buena suerte del de Móstoles no iba a durar siempre. Pero el Zamora es suyo. Nada más que añadir. Y no es cuestión de buena suerte. Y si no me creen, pregunten a los aficionados del Leverkusen tras la final de Champions de Glasgow, tal día como ayer hace seis años. Aún sueñan con Iker. En sus pesadillas, claro.

2) ¡Vivan los canteranos! Casillas, Raúl y Guti están entre los cuatro primeros de la clasificación, sólo la figura del pequeño gran Wesley se erige en medio del bastión formado por la tripleta casera. Aviso a navegantes: los tres son hombres de la casa, no costaron nada. Y ahí están, en lo más alto. Con un par.

3) El gran capitán. La temporada de Raúl es para enmarcar. No opino sobre si Luis Aragonés hace o no lo correcto al no llevarle a la Eurocopa: él sabrá. Pero que el "7" ha hecho méritos suficientes como para estar en la selección, nadie lo duda. Tras la lesión de Van Nistelrooy, muchos pensaban que se había dado la vuelta a la tortilla y que el Real Madrid no iba a aguantar el tirón del final de campeonato. Pocos contaban con Raúl. Y ahí estuvo. Es fundamental, a mi juicio por dos razones. Una: marca goles. La segunda, más importante que la primera: manda en el vestuario. Y tener un vestuario unido es una de las claves del éxito.

4) Flying dutchman. Ya puede el bueno de Wesley estar contento con su valoración. Tras las dos primeras jornadas, parecía que no iba a soportar la presión de estar en lo más alto. Sin embargo, mira por dónde. Volvió tras su lesión para demostrar que era una de las piezas clave del equipo. Merecidamente.

5) Todos caben. En esta clasificación, y por detrás de los dos más destacados, hay para todos los gustos: defensas, medios y delanteros. Ahí están, por ejemplo, Sneijder, Robinho y Sergio Ramos.

6) Hay margen. El hecho de que, salvo Sneijder, todos los fichajes nuevos (Robben, Pepe y Heinze) no hayan quedado mejor clasificados puede indicar que éstos aún pueden y deben dar más de sí. Especialmente Pepe y Robben, los más caros. Durante la temporada que ahora concluye, las lesiones les han impedido desempeñar un rol más decisivo. Ya veremos qué sucede en lo venidero.

7) Atención a los más jóvenes. Más concretamente, Gago e Higuaín. El hecho de estar entre los diez primeros, a pesar de no ser titulares fijos, dice bastante en su favor. Probablemente, el presunto margen de mejora sea también aplicable a su caso.

8) ¿Injusticias? Creo que no se ha valorado suficientemente a Mahmadou Diarrá. Sin duda, merecería estar más alto en el ranking. La suya es una labor tan oscura como el color de su piel, pero igualmente brillante cuando está perlada de sudor. Los defensas bien que agradecen su sacrificada tarea. "¡Diarrá no se vende!", coreaban a la vuelta de Pamplona en la "Saeta", ante las mismísimas narices del presidente. Por algo sería.

9) Hay equipo. Si la plantilla estuviese plagada de "cracks" (insisto: dejemos en el pasado lo de "galácticos"), el resultado habría sido probablemente otro y la dispersión de valores en la encuesta, muy diferente. Esta es una de las tareas más difíciles de conseguir por parte de un entrenador y su cuerpo técnico: aunar a un grupo y hacer que funcione como tal, por encima de egos particulares. El propio Sneijder asegura que ésa ha sido, precisamente, una de las claves del triunfo liguero.

10) Un aspecto me ha llamado poderosamente la atención este año: pocas quejas del tipo "quiero jugar más y tener más minutos" se han oído este año. Todos son conscientes de que la puerta de salida puede abrirse de par en par si no están a gusto. Y todos han tenido sus oportunidades a lo largo del año, de modo que nadie puede quejarse. Es decir, todos saben que les puede llegar la ocasión en cualquier momento, lo cual es una poderosa motivación para seguir adelante. No se repite un once titular fijo e inmutable, más unos comparsas suplentes condenados a tal condición durante todo el año, pero llamados a rendir como el que más si alguno de los intocables se queda en el dique seco. Se han dosificado los esfuerzos, las presencias, todos han estado ahí. No sé si ha sido por designio expreso de Bernd o sencillamente porque no tenía más opciones, pero me gusta una plantilla en la que todos pueden jugar. Y que me perdonen Codina, Soldado y Balboa, los más perjudicados. Odio los "onces fijos".

Estos diez mandamientos se resumen en dos: (i) no vamos por mal camino y (ii) podemos y debemos ir a mejor. Que los caminos del Señor Zapatero (en alemán, Schuster) no se tuerzan.

Amén.

He dicho.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Galaxias lejanas

La Wikipedia define una galaxia como un "masivo sistema de estrellas, nubes de gas, planetas, polvo, materia oscura, y quizá energía oscura, unidos gravitacionalmente". En el mundo del fútbol es norma que algunos términos grandiosos o grandilocuentes, como éste, se apliquen a algún equipo, partido o circunstancia. Cualquier persona con un mínimo de interés por el deporte rey sabe que este nombre, o mejor dicho, el adjetivo correspondiente -galáctico(s)- sirvió para bautizar al Real Madrid en teoría más pletórico de la era de Florentino Pérez. Un equipo que reunía a grandes nombres balompédicos como Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham, Raúl y Roberto Carlos. Algunos incluían también a Iker Casillas. Después de todo, la cosa parecía lógica: con tanta estrella de por medio, aquello debía de ser una galaxia. Desde un punto de vista astronómico, es una metáfora un tanto ridícula, ya que hacen falta muchísimas más estrellas para formar una galaxia. Hablar de un "cúmulo estelar" habría sido más ajustado a la realidad, incluso figurada, pero habría sonado demasiado pedante. Así que los periodistas de la capital, proclives como el que más a esta clase de eslóganes y etiquetas, adoptaron entusiásticamente la nueva denominación. Y ello pese a que los propios futbolistas, por activa y por pasiva, intentasen, sin éxito alguno, mantenerse al margen de ella. Halagos, en fin, son halagos. Y, a veces, veneno.

Bien, aquélla pléyade de futbolistas estelares dejó, por momentos y en ocasiones puntuales, testimonio de las virtudes que se le presumían. Puntualmente, demasiado puntualmente. Lo bastante como para que se creara a su alrededor un entorno de impaciencia ante el despegue definitivo de aquella presunta máquina de juego y goles, que no llegaba del todo. Durante algunas semanas, en la temporada 2003-04, pareció que el campeonato liguero estaba al alcance de la mano, lo mismo que la Champions. Y la Copa del Rey. Todo podía ganarse.

Y todo se perdió. Primero fue en marzo: la Copa del Rey, ante al Real Zaragoza y en la final. La galaxia empezaba a perder brillo. Poco después, en abril, en los cuartos de final de la Champions, un Mónaco en el que militaba en calidad de cedido el gran Fernando Morientes (circunspecto en su celebración de gol en Madrid, en atención a las víctimas de los recientes atentados de Atocha, pero exultante de revancha en el Luis II monegasco) dejaba a la galaxia con un poco menos de luz. En la liga, el Valencia y el Barcelona apretaban en el tramo final mientras el Real Madrid, quizá vendiendo la piel del oso antes de haberlo matado, se tenía que conformar con el cuarto puesto, superado a última hora por el Deportivo de la Coruña, además de los ya mencionados.

Objetiva y fríamente, no había sido una temporada desastrosa. Muchos equipos, incluso sin la promesa de un título, la habrían firmado. Pero sonaba a pobre, muy pobre, para una escuadra con expectativas galácticas, es decir, a la altura de lo que se suponía. De nada servirían los destellos de buen fútbol logrados a lo largo de la temporada que, al fin y al cabo, habían sido sólo eso, destellos. Por ejemplo, el Real Madrid fue el equipo más realizador de la temporada en la liga (72 dianas), un gol más que el campeón Valencia. Ronaldo logró el Pichichi, tras anotar 24 goles. Con todo, una galaxia brilla mucho más que un meteorito. En caso contrario, si no brilla, sólo puede ser detectada por su gravedad. Y la historia la escriben siempre los ganadores, nunca los que quedan por detrás, por mucho que pesen sus nombres.

Lo que sucedió después, quedó en la memoria colectiva como un gran fracaso, no tanto en lo económico como, sobre todo, en lo deportivo. No era ya sólo que no hubiese triunfos: ni tan siquiera se alcanzaba la posibilidad real de lograrlos. Al año siguiente, el FC Barcelona se paseaba en la Liga, mientras que el Real Madrid caía en octavos de la Champions ante la Juve y en la misma eliminatoria de la Copa del Rey frente al Valladolid. Estaba claro que la galaxia se colapsaba, quizás por su propia gravedad, convirtiéndose poco a poco en un enorme agujero negro que engullía, entre otros, al mediático y todopoderoso Florentino Pérez. Muy brillante y oportuno en lo económico (sólo hubiese faltado eso), mucho menos en lo estrictamente deportivo, pese a haber estado a poca distancia de lograr la gloria de la Triple Corona.

El peregrinaje del equipo por el Gólgota futbolero del 2006 es de sobra conocido. Las estrellas fueron, poco a poco, abandonando la galaxia, la cual, en consecuencia, perdió masa y fuerza gravitatoria. Aunque, con ello, también se diluía un poco más el agujero negro que dejó, bien poco a poco, de ser un sumidero de penurias. El pasado 2007 parecía que aún no se había tocado fondo en el colapso tras la eliminación copera ante el Betis, los continuos fiascos en la liga, y una dolorosa eliminación en la Champions, a manos de una de las más discretas versiones del Bayern München que se recuerdan. Bastó una conjura fuenteovejunera y un partido bueno de verdad (por una vez) ante el FC Barcelona, a quien Messi salvó de una derrota que parecía por momentos segura, para que la ruta ascendente comenzara de nuevo, con la ayuda inestimable de los restos de la galaxia de épocas florentinas. Y culminó en la liga. Epica para unos, afortunada e inmerecida para otros... lo que se quiera. Pero una vez más, la historia la escribía el ganador.

Hoy, lejos queda ya el proyecto galáctico. Tan sólo la sombra de lo que pudo ser y no sólo no fue, sino que fracasó estrepitosamente. Pero una lección de oro debe quedar en la retina y en la mente: los grandes éxitos los hacen grandes equipos, no grandes colecciones de nombres. Si encima están formados por estrellas, entonces están llamados a la más absoluta de las glorias, como ocurrió con el AC Milan de la era Sacchi: Gullit, Van Basten, Rijkaard y media selección italiana. Ahí es nada. Pero eran, ante todo, un equipo, que cortó el pelo a la mohicana a lo más granado del panorama europeo de entonces, Real Madrid y FC Barcelona incluidos (aunque en la final de Atenas que certificaba el fin del "Dream Team" barcelonés, los holandeses ya habían dejado paso a Desailly, Boban y Savicevic, y Capello se sentaba en el lugar de Sacchi, igual daba). La experiencia demuestra que valen más los buenos conjuntos que las galaxias, que un sistema planetario, sin brillo y poca masa pero armonioso en su elíptico y concéntrico desplazamiento llega, a menudo, más lejos. Bastante más. Sirva esto, también, como recordatorio para aquellos que abogan por volver a aquellos tiempos gastándose el oro y el moro en figuras consagradas del momento.

En Barcelona están aprendiendo la lección aquellos que, en su día, no vacilaron lo más mínimo en ensañarse con la galaxia merengue. Aquellos que, repitiendo uno por uno los errores del vecino, comenzaron por inventar una etiqueta para un proyecto en apariencia ilusionante y que, a la postre, se ha quedado a las puertas de todo. Si antes eran galácticos, ahora han sido fantásticos. Sólo Messi se salva de la hoguera inquisitorial, acaso porque es producto de la cantera local y, a buen seguro, porque es de los pocos que han puesto sobre el campo la presencia de ánimo y el juego requeridos. Y, a pesar de la situación actual, aún hay quien carga contra el eterno rival con tanto desdén como falta de respeto. En su columna del SPORT, y en vísperas del Clásico del miércoles pasado, Xavi Torres decía así:

"Seguramente salvo Casillas, ningún jugador del Real Madrid podría ser titular en el Barça."

Me pregunto qué pensó el bueno del señor Torres tras el partido, después de ver cómo los (según él), teóricos suplentes, dejaban en evidencia, como poco, a los (siempre según él) teóricos titulares. Suplentes entre los que, por cierto, sólo Raúl y Casillas podrían reclamar con justicia el título de "cracks" (dejemos lo galáctico en el recuerdo). Menos mal que, al menos, Xavi Torres tuvo una deferencia para con Casillas.

El maestro.

He dicho.

martes, 13 de mayo de 2008

Me tuve que ir

El lugar donde trabajo (no daré más datos al respecto) consta de varios edificios, cada uno de los cuales tiene su propia cafetería. Y como es normal que, al cabo de una jornada de trabajo, visite hasta tres de esos edificios desde primera hora, suelo cambiar el lugar donde desayuno. En una de las cafeterías trabaja un señor (llamémosle N) detrás de la barra, asistido por un par de compañeros. Entre ellos y el personal de la cocina forman un buen equipo; no hay más que ver el aspecto del local y la afluencia de clientes, propios y ajenos. Pues bien, N es una buena, muy buena persona, tranquilo y bonachón. No suelo intercambiar muchas palabras con él. En realidad, no soy muy amigo de confidencias ni confianzas con los camareros que trabajan en las cafeterías que frecuento (una próxima a mi casa, el resto forman parte del círculo laboral). Eso sí: para ellos el máximo respeto, la más exquisita educación, las mejores maneras... y punto. Cada uno en su sitio, o sea.

N es culé hasta la médula. Por lo tanto, sigue a su equipo con el interés propio de un aficionado más. Saca pecho, sin estridencias, cuando sus colores van en la proa de la nave futbolera, y lo siente cuando no es así. A veces intenta escapar del modo más honroso posible de las derrotas y los varapalos deportivos, poniendo una pizca de buen humor, algo sano que siempre se agradece. No tenemos negocios futbolísticos en común porque, como ya he dicho, mantengo cordialmente las distancias. Naturalmente, en los tiempos que corren, N no está pasando su mejor momento como aficionado. Los rivales de la parroquia, clientes sobre todo, han ido a por él. El jueves pasado, a primera hora, me senté en mi lugar y me dediqué a apurar el desayuno mientras repasaba mis asuntos del día, como de costumbre. Lo del Clásico, ni mencionarlo. Tan sólo, cuando ya me retiraba después de abonar el importe, me despedí diciéndole: "Vaya día que te espera".

¡Y vaya día el suyo, en efecto! Al día siguiente, tras repetir la ceremonia cotidiana, le pregunté cómo le había ido el día anterior, consciente de la rechifla, chascarrillo y chirigota que, a buen seguro, habría sufrido.

- Me tuve que ir- contestó.- Pedí permiso y me tuve que ir.

Al día siguiente, sábado, me acerqué a desayunar a la cafetería que está frente a casa. Allí, mientras ojeaba el periódico saboreando el café con leche, uno de los camareros (le llamaremos S) contestaba en tono airado al comentario guasón que uno de los clientes le había espetado mientras alimentaba la máquina tragaperras. Desconocía el perfil de S como aficionado, hasta tal punto que sólo entonces caí en la cuenta de que también era barcelonista.

- ¡Ya te vale!- decía.- ¡Que a ti no se te puede hacer una broma cuando pierden, y yo tengo que estar aquí siempre a lo que caiga! ¡Merenguitos!

Al oír lo de "merenguitos", alcé la mirada. Supongo que fue un acto reflejo. El debió notar que no me había hecho gracia, porque se apresuró a decirme: "Tranquilo, contigo no es nada". Pero era tarde porque, pasado el reflejo y visto el percal, ya había vuelto la mirada hacia las páginas del periódico, sin decir esta boca es mía. Imagino, por tanto, que el comentario iba dirigido a mí, pero no puedo asegurarlo. Y, la verdad, no me importa en absoluto si fue así o no.

Y es que los bares y cafeterías son, sin duda, los lugares más propicios para que fermente el fanatismo por unos colores u otros. Hay televisión, en muchas de ellas se puede fumar (o se hace la vista gorda), hay mayoría de hombres (por aquello de la camaradería baretil y el consiguiente descuido del lenguaje), y la bebida circula sin más límite que el del propio bolsillo o, quizá, el temor a la pareja al regresar de la experiencia religiosa. No es extraño, pues, que cuando se juegan partidos importantes vaya allí en masa la parroquia local, a gozar o a sufrir, según la dirección en que sople el viento. Para deseperación, dicho sea de paso, de los curas que ven cómo se vacían las iglesias y los fieles mantienen la devoción por el dios esférico, un símbolo geométrico muy adecuado, ya que no tiene principio ni fin. Y cuando el dios visita las redes rivales, ahí se desata la pasión sin tapujos. No han sido pocas las veces en las que he podido seguir un resultado sin necesidad de ver el partido en cuestión, simplemente analizando los gritos que venían de la calle.

Los camareros son parte del "show". No sólo están aquellos que, como N y S (ojo, no son Norte y Sur) llevan sus colores en la sangre y sienten y padecen como un parroquiano más, sino aquellos que, ajenos a todo, disfrutan de la ocasión gritando "¡penalty!", cuando en realidad se trata de un saque de puerta. Pero por fanáticos que puedan ser, los camareros juegan siempre en desventaja. Si su equipo gana, los parroquianos rivales tienen suficiente con tomarse la cerveza o el café en otra parte, sustrayéndose así a la coña marinera que después, de modo tan inmisericorde como poco valeroso, no dudan en restregar por el rostro ajeno cuando las tornas cambian. Un camarero está atado a la barra tras la cual sirve; el cliente tiene plena libertad de movimientos. No es un partido justo. Y sí es justo, por el contrario, que personas como N y S se indignen cuando aquellos que se esconden a las duras, afloren como hongos venenosos a las maduras. Se trate del color que se trate.

Yo lo tengo fácil. Mi política de respetuosa distancia con los camareros me pone a salvo de todo. Si tengo que devolver coñas y chascarrillos, lo hago selectivamente con aquellos que no me dejan en paz cuando ganan (o cuando el Real Madrid pierde, ya que como buenos culés y colchoneros, antes suelen profesar la religión del antimadridismo talibán que la propia), recordándoles siempre una de las consignas de este blog: alegrías y tristezas viven de alquiler, cambian siempre de hogar y no echan raíces en ningún sitio. Hoy viven en tu casa, mañana en la del vecino. Por eso hay que saber disfrutar de los buenos momentos deportivos, porque son pasajeros. Pero a los demás, hay que dejarlos en paz en la medida de lo posible.

(¿Me oye usted, señor Carazo?)

Y a los camareros, más que a nadie.

He dicho.

lunes, 12 de mayo de 2008

Proa y popa

El 30 de abril de 1975, el Real Madrid visitaba la Romareda después de haber conquistado el título liguero a, si no me equivoco, cinco jornadas del fin de la que sería última liga del franquismo, por encima del Barcelona de Rinus Michels y Johann Cruyff. Los maños, muy corteses, hicieron el pasillo a los madridistas. Pero les aguardaban con los dientes afilados y la navaja empalmada. Los Violeta, Nieves, Blanco, García Castany, Simarro, y la temible dupla paraguaya formada por Saturnino Arrúa y Carlos "Lobo" Diarte pasaron por encima del recién proclamado campeón, endosándole un 6-1 que no por intrascendente dejó de escocer en la memoria de los blancos. Tiempo más tarde (12 de septiembre de 1987), el Real Madrid de la Quinta del Buitre devolvía la goleada, corregida y aumentada (1-7) a los blanquillos en su estadio. Corría la tercera jornada de la temporada 1987-88, y el bueno de Andoni Cedrún no daba crédito a la avalancha que se le venía encima.

Pero el fútbol es un deporte de idas... y vueltas. Será por eso que es tan grande. En las semifinales de la Copa del Rey de la temporada 2005-06, tal día como un 8 de febrero, los maños repetían la media docena ante el Real Madrid "galáctico", con Diego Milito y Ewerthon convertidos en reencarnación de Arrúa y Diarte. Cómo sería, para que Tomás Roncero calificara el suceso de "Histórico" en su columna del diario AS. Y para qué contar la fiesta en Barcelona, dicho sea de paso. De poco sirvió la apelación a la memoria del Gran Juanito Gómez para la heroica en el partido de vuelta. El Real Madrid devolvió la afrenta sólo en parte, con un 4-0 inquietante hasta el pitido final, pero inútil a la postre. Tan inútil, por cierto, como la gesta del Zaragoza, que perdería más tarde la final ante el Espanyol.

En los prolegómenos del encuentro de ayer, temía una vez más que las resacas de Cibeles y del miércoles convirtiesen al Real Madrid en víctima de una nueva goleada a la vera del Ebro. Y bien pudo haber sido así, pero no ocurrió tal cosa. La diferencia entre aquellas soberbias versiones del Real Zaragoza (a las que habría que añadir otras) y la actual son, básicamente dos. La primera es una más que evidente endeblez defensiva, y la segunda negación atacante. Los números cantan como calandrias. En el momento de redactar estas líneas, el Real Zaragoza tiene unos números en ataque muy razonables, aunque sin duda mejorables: 48 goles a favor, algo que sólo seis equipos de Primera División superan. Pero han tenido que sacar el balón de la red en 58 ocasiones, por lo que son el sexto equipo más goleado del actual campeonato (a sólo 12 de distancia del digno Levante). Probablemente, el balance sería mucho más positivo si la situación del equipo hubiera sido otra, pero cuatro entrenadores en ocho meses son demasiados para una escuadra que ambicionaba meterse en Europa allá por septiembre pasado. Por no mencionar el caso D'Alessandro, la posible influencia de decisiones arbitrales adversas, etc.

El Real Madrid jugó un partido, probablemente, mucho más cómodo de lo que habría imaginado. Achuchado por momentos, sí, pero como si hubiera sido un osito de peluche el que arremetía una y otra vez, tan inocente como suave. No se explica cómo se pueden marrar tantas y tan buenas ocasiones de gol, salvo quizá a la luz de la clasificación. Mención especial para un magnífico Jerzy Dudek, que demostró por qué fue el héroe del Liverpool en la final de la Champions de 2005. Sergio García habrá soñado con él. Seguro. Delante, el Real Madrid pecó quizá de precipitación, lo que hubiera permitido a Gonzalo Higuaín marcar un nuevo tanto si sus compañeros le hubiesen pasado el balón en momentos oportunos, como hizo Sergio Ramos en Pamplona hace una semana. De todas maneras, no olviden los posibles detractores del "Pipa" que el gol de Robinho salió, precisamente, de sus botas.

En resumen, que cuando las cosas vienen de cara porque estás en la proa del buque, ni siquiera el peso de la historia o el desarrollo del partido juega en contra. Es muy posible que el Zaragoza, ahora a popa, tenga ocasión de lamentar las ocasiones perdidas el próximo fin de semana. Superar al Mallorca en el Ono Estadi no es tarea fácil, sobre todo cuando los bermellones se juegan la posibilidad de estar en Europa y, encima, con un Dani Güiza tocado por la varita mágica.

Que se lo pregunten si no a Rijkaard y a los suyos. Menudo estropicio causó el jerezano con su gol postrero al Barça en el Camp Nou. La prensa de la Ciudad Condal señala de nuevo a los jugadores como culpables de lo sucedido, acusándoles de una nueva traición a su entrenador. Lluís Mascaró así lo afirma con toda claridad:

"... la indignante derrota impidió que el Camp Nou pudiera despedirle -a Rijkaard- como se merece. Ni siquiera este favor le hicieron esos futbolistas a los que él tanto ha mimado y que al final le han vuelto a traicionar."

Es posible que haya sido así, pero yo no estoy tan seguro. Veamos. Deco se queda en la caseta tras el descanso por problemas musculares. Dicen. Vale. Sale Bojan en su lugar. Veinte minutos más tarde sale Messi y entra Giovani. ¿Les suena? De repente, el centro del campo del Barcelona desaparece. Igual que en el Bernabéu cuatro días atrás. ¿El resultado? Sin apenas nada que temer adelante (Messi es hoy por hoy el único jugador con capacidad real de desborde en el Barça), y con un medio campo a medio gas con Touré (todo voluntad, pero a muy bajo nivel por sus dolencias) y Edmílson, también lejos de su mejor momento, al Mallorca le bastaron tres minutos para empatar el partido. ¿Traición? ¿Quién dejó el equipo roto y sin mordiente en ataque? Que Frank Rijkaard haya sido un caballero, que lo es, y que mereciese algo más en su despedida, que también, no obsta para que buena parte de la culpa de lo sucedido ayer haya sido, en mi opinión, suya.

Lo dicho: cuando vas a proa, todo te va de cara. Cuando vas a popa, todo te da en la cara. Incluso cuando vas a popa de la proa. Pero repito una vez más: son momentos. Sólo momentos.

He dicho.

viernes, 9 de mayo de 2008

Addendum a "Cirugía y cirujanos"

¡Pero qué mal informado estoy! Resulta que, busca que te busca, encuentro noticias del "doctor" Miguel Rico. El periódico "El Confidencial", el 18 de octubre de 2007, publicó lo siguiente:

"Joan Laporta tiene desde el lunes pasado un motivo de preocupación menos. Ahora, el presidente del Barcelona ya puede leer la contraportada del diario Sport sin tener que preocuparse. Y es que Miguel Rico, el que era según una encuesta encargada por el propio club barcelonista, el periodista más influyente en el entorno blaugrana, ha sido despedido del diario del Grupo Z que edita José María Casanovas y ya no podrá firmar más 'últimas' en el diario que fundó y en el que ha trabajado durante los últimos 25 años."

(...)

"Rico, manteniendo una línea independiente de opinión que guardaba muy poca relación con la del periódico en la que publicaba, se había erigido como una de las pocas voces críticas con ciertas actitudes protagonizadas por Joan Laporta, Txiki Begiristain y el Barça en los últimos dos años."

Efectivamente: su pecado fue ser Casandra en Troya. En la historia épica del inmortal poeta invidente, la otrora próspera ciudad de Asia Menor acabó devorada por las llamas, pese a las advertencias de la buena mujer, maldecida por los dioses con el don de la clarividencia, pero condenada a no ser creída. Hoy, Troya vuelve a arder. Al otro extremo del Mediterráneo.

Y es que no hay nada nuevo bajo el sol.

Así pues, la cosa está bien clara: Ya no quedan cirujanos en el SPORT, sólo practicantes.

He dicho.

Cirugía y cirujanos

Las secuelas del Clásico del miércoles se están dejando sentir, como era de esperar, en Barcelona. Y de qué manera. La prensa (especialmente el diario SPORT) es un clamor de indignación y, se diría, de rabia. Demasiada adrenalina hirviente circulando por las páginas, con consecuencias imprevisibles en la masa de lectores de los medios barceloneses, lo que a su vez debería ser motivo de preocupación para Joan Laporta y su entorno. Aquí van algunos botones de muestra:

"El problema más grave que tiene el club encima de la mesa es liquidar a los jugadores que se han ganado una patada en el culo..." (J.M. Casanovas).

"Laporta, la junta directiva y Txiki también deben asumir su cuota de responsabilidad, pero si hay alguien que debe pagar por todo lo que ha pasado son los jugadores y, especialmente, los cracks. Estos sí que son hipócritas y embaucadores. ¡A la calle con ellos!" (L. Mascaró).

"Lo que ha pasado esta temporada no tiene nombre. Es indignante y a más de uno se le debería caer la cara de vergüenza, por su pasotismo, su desidia y por no haber aprendido la lección del cataclismo vivido la pasada temporada." (J.L. Carazo).

Es fácil imaginarse, a la luz de estos ejemplos, el tono del resto de las respectivas columnas de opinión. Menos suaves, todo. Pero claro, ahora todo es fácil, ¡muy fácil! No cuesta nada sentarse delante del teclado y escribir encendidas prédicas contra todo cristo y abogar por la escoba, el hachazo, y la patada a éste y a aquél. Ahora, todos son cirujanos, especialistas en curar un mal cuyo diagnóstico nadie supo dar a tiempo. Ni siquiera, por supuesto, los que ahora se disfrazan de médicos. ¿Autocomplacencia, decían? Eso es cosa de otros, no nuestra. Oig, por favor.

Se pueden dar muchos ejemplos de que la autocomplacencia no fue solamente mal de jugadores y directivos, sino también (y sobre todo) de periodistas. Otro día hablaré de ello. Permítaseme retomar el hilo de este "post". Decía que es muy fácil hacer de médico cuando el enfermo está en cama. "¿No te lo decía yo? ¡Esto es sarampión!". Pues claro: ¡el paciente está ronchado! Lo verdaderamente difícil en estos casos no es adivinar los males cuando son evidentes, sino cuando el enfermo de mañana aparenta estar sano hoy. Diagnóstico precoz, osea.

Hay casos en los que el diagnóstico es imprevisible, inimaginable. A veces un jugador decisivo se tuerce, se rompe (o corrompe), decae, rinde cada vez menos, y se crea un torbellino de moscas a su alrededor (sucedió con algunos galácticos, como Roberto Carlos, el mismo Raúl, o incluso con Zidane). Otras veces, un jugador aparentemente poco importante se revela como crucial una vez ausente, y no se sabe cubrir adecuadamente su baja. A la cabeza se me vienen Makelele y Fernando Redondo, cuyas bajas rompieron el espinazo del Real Madrid de comienzos de década. Y no hablemos ya de defensas centrales, tras los casos desafortunados de Walter Samuel y Jonathan Woodgate. Y en otras ocasiones, sucede simplemente que el estado de ánimo general, cuando es negativo, puede acabar por desquiciar a otros. De esto último Guti, especialmente voluble y vulnerable a las situaciones adversas, podría contarnos algo. Por ejemplo.

A veces, el que cae se recupera, al menos en parte, aunque sea por orgullo torero o, en el peor de los casos, por querer revalorizarse de cara a una hipotética renovación o venta. El propio Roberto Carlos, o David Beckham. Otras veces no, pero bueno. Todo esto me aparta del asunto. ¿Qué medidas tomar y a quiénes apartar del equipo cuando todo va bien? Este es precisamente el caso del Real Madrid, hoy. ¿A quién dar la baja, o traspasar? Ahí te quiero ver, Manuel.

Es un pequeño gran problema para el director técnico, Pedrag Mijatovic, un personaje cuestionado por su fachada (el "engominado", le dicen), pero ahí están los frutos de su labor. Podría haber sido mejor, pero ahí está. El año pasado, si la euforia hubiese prevalecido sobre la razón, José Antonio Reyes seguiría siendo jugador del Real Madrid, después de los dos goles endosados al Mallorca y que significaron un título. Pero no fue suficiente. No se midió su aportación puntual, por decisiva que ésta hubiera podido ser. Y lo discreto de su temporada en el Atlético de Madrid ha dado la razón, por ahora, a quienes decidieron no renovarle la confianza. Del mismo modo, se puede pensar en prescindir de algunos jugadores de la plantilla actual. Eso sí, respetando la columna vertebral canterana, a la que considero imprescindible (Raúl, Guti y Casillas). Dejaré a un lado los casos en los que la edad empieza a ser decisiva (Salgado, Cannavaro, Dudek o Van Nistelrooy, todos ellos prescindibles), y me centraré en otros más jóvenes o menos veteranos.

Royston Drenthe y Javier Saviola son dos casos evidentes. El primero, más joven, pero aún por demostrarlo todo, emocionalmente inestable y potencialmente desestabilizador. El segundo, sencillamente porque el Real Madrid no es el equipo que mejor se adapta a su juego (o viceversa, como quieran), como tampoco lo fue el Barça. Los casos de Javier Balboa y Roberto Soldado son sangrantes, ya que podían haber tenido mejor presente (y, seguramente, futuro) de haberse quedado en Santander y Pamplona, respectivamente. Marcelo podría ser otro Reyes: a pesar del partidazo que cuajó el miércoles, está claro que es mejor atacante que defensor. ¿Recuerdan su nefasta actuación frente al Betis, por ejemplo? El propio Robinho no escapa de la quema. Muy bien en la primera mitad de la temporada, pero discreto (como mínimo) en la segunda, y también un problema potencial.

¿Y Sergio Ramos? Si es verdad que Abramovich lo quiere por 70 millones de euros (lo que haría dudar de su sano juicio), yo lo serviría en bandeja. Además de ganar un muy buen dinero que podría invertirse en comprar jugadores baratos y con proyección (nadie es estrictamente imprescindible), el club podría desprenderse de un activo que en el futuro puede dar problemas, tanto deportivos (acumula más tarjetas que nadie) como económicos (¡quiero más pasta!). Los modelos de gestión económica de los clubes más rentables en lo deportivo (ejemplo: Sevilla o Villareal) se rigen por una norma básica: compra barato, vende caro. Ramos no fue barato, precisamente, pero hoy tampoco es tan desmesuradamente caro.

En resumen, y además de la tripleta canterana antes mencionada, a mi juicio serían indiscutibles o muy necesarios, a día de hoy, los siguientes jugadores: Codina (necesitamos un segundo portero), Miguel Torres (siempre cumple como el mejor cuando se le necesita), Pepe (al final, no salió tan caro), Heinze (guerrillero donde los haya), Metzelder (necesitamos un central de reserva), Diarrá (siempre denostado, pero cada vez va a más), Gago (joven, con ganas y capacidad crecientes), Robben (rápido, capaz de desbordar), Baptista (tiene fuerza, llegada y gol), Snejder (mueve al equipo, buen lanzador de faltas, olfato de gol), e Higuaín (aquí me mueve más la pasión, pero qué quieren que les diga, ¡es mi "Pipita"!). Como armazón, está más que bien, creo.

Permítanme que, a modo de colofón, vuelva la mirada de nuevo a la Ciudad Condal, hoy llena de cirujanos periodísticos. Si hay uno que en la actualidad puede reclamar merecidamente tal título, es Miguel Rico. Durante todo el año pasado advirtió de los males del Barcelona y de su plantilla, mientras otros, algunos de ellos compañeros de su propio medio de difusión, se regodeaban de los males ajenos (osea, los nuestros) y hacían gala de lo que hoy achacan al club de sus amores: la autocomplacencia, en la que se revolcaban como en un colchón de agua. En su memorable columna del 20 de junio de 2007, Rico escribió:

"El efecto de aquellas decisiones -se refiere al hecho de que el Madrid y el Villareal decidieran prescindir de Ronaldo y Riquleme, respectivamente- , aunque no inmediato, ha terminado siendo mano de santo. Y es que los vestuarios del Bernabéu y del Madrigal, tras la convulsión inicial, se dieron cuenta de quién mandaba en el club. Y con las plantillas unidas, los equipos comenzaron a resurgir mientras los rivales, con el Barcelona al frente, se dormían en los laureles. El resultado final, a la vista está. El Villarreal, desde que ganó al Barça, encadenó esas ocho victorias señaladas y el Madrid, desde que empató en el Camp Nou, sumó diez victorias, un empate y una sola derrota. Moraleja: El equipo siempre es más importante que los cracks... sean quienes sean y se llamen como se llamen."

Me pregunto por qué Miguel Rico no ha tenido columna de opinión en el SPORT este año. ¿Acaso porque se dieron cuenta de que había sido profeta en su tierra? ¿Hizo Miguel Rico de Casandra en su particular Troya? ¿Cometió el error de vaticinar desgracias que luego se cumplieron? Como diría Ronaldo: "No zé".

Sea como sea, ¡usted sí que vale, doctor Rico!

He dicho.

jueves, 8 de mayo de 2008

Estupor vs Felicidad

Así es cómo me sentí a la conclusión del partido de ayer, el Clásico, el partido del morbo, del pasillo, en fin. En realidad, en los preliminares no hubo motivo para nada que no fuese exquisita deportividad, y voluntad por parte de los homenajeados de convertir lo que para algunos suponía (falazmente) una humillación, en un acto protocolario de buena camaradería y respeto al máximo rival. Por lo tanto, y por ejemplo, no se cumplieron las expectativas apocalíticas de Josep M. Fonalleras, publicadas ayer en su columna de opinión en el diario "Sport" de Barcelona:

"...el gustazo del pasillo. O del paseíllo, que en eso han convertido algunos medios de la capital el honor que se debe al campeón. Es decir, un acto de orgullo torero (con Raúl dándole a la muleta y a la rojigualda) y de humillación supina contra los culés."

No hubo, insisto, tal cosa. Los barcelonistas demostraron ser "senyors" y los madridistas no convirtieron la ocasión en oprobio al rival. Sabiamente, desde luego, porque en esto del fútbol, hay que recordar siempre (el propio Fonalleras también lo hacía), que las alegrías van por barrios, y que cuanto más alto subes, más grande puede (y suele) ser la caída. Que les pregunten si no a Ronaldinho, Eto'o y Deco, antaño vitoreados como dioses, hoy vilipendiados hasta el tuétano.

Y hasta aquí los comentarios sobre el tan traído y llevado pasillo. Al final, quedó en pura anécdota y el gran mérito de unos y de otros ha sido llevarlo a cabo de la manera más natural posible, tal y como reconoce hoy Santi Nolla en el "Mundo Deportivo" con Raúl.

Llegados a este punto, les confieso abiertamente que el comienzo del partido me dejó de piedra. No hablo del minuto 20, cuando el Real Madrid ya dominaba el marcador por 2-0, sino del primer, primerísimo minuto de juego. Esperaba, y hasta temía, una salida en tromba del Barça, picado en su orgullo, hambriento de reivindicación, y ansioso de autoestima. Sobre todo después de la media docena que le había endosado al Valencia en un partido donde, al menos, había demostrado recordar algunas de las cualidades que le habían convertido en referencia futbolística de Europa: exquisito trato de balón, aperturas por las bandas buscando la espalda de la defensa (algo que en su día Giuly, Belletti o el propio Ronaldinho hacían a la perfección, magníficamente servidos por Xavi), acierto rematador, presión agobiante, robos de balón ... Y frente a ellos, un Real Madrid resacado de celebración liguera y sin que los puntos tuviesen ya valor alguno.

Pero no.

Tal y como la mayor parte de los comentaristas de Madrid y Barcelona coinciden en señalar (y ya es raro que coincidan en algo), la entrada del Barça en el partido fue fría, cauta, lenturrona, y no entenderé jamás por qué fue así. Cualquiera habría imaginado que Messi aprovecharía la ocasión de tener a Marcelo frente a frente. En lugar de ello, el ataque se cargó más por la banda izquierda del Barça, donde Sergio Ramos, bien asistido, podía vérselas mejor con Gudjohnsen y Henry. Y poco a poco, la posesión del balón cambió de dueño, y no sólo la posesión, sino la velocidad de circulación, la precisión del pase, la profundidad, la presión... ¡todo! Que el gol de Raúl viniese precedido de una clara falta de Guti a Márquez es pura anécdota. La caída del primer gol no era cuestión de cómo sino de cuándo. De no haber sido el Gran Capitán merengue, habría sido cualquier otro, porque el Real Madrid, ayer un equipo de los pies a la cabeza (lo de la colección de figuras queda, afortunadamente, atrás) jugaba como tal, jugaba a ganar, y encima lo hacía bien. Y enfrente... nada.

No voy a entrar a valorar los detalles del partido. Probablemente, a estas alturas, hasta el último guijarro de España sabe ya lo que sucedió anoche, y cómo. Sí que debo romper una lanza en favor de ciertos jugadores. El año pasado, en el mercado de invierno, el Real Madrid se hacía con los servicios de tres jóvenes totalmente desconocidos, unos tales Marcelo, Gago, e Higuaín. En la Ciudad Condal, las reacciones fueron desde el escepticismo (en el mejor de los casos) hasta el choteo. Andrés Astruells (Mundo Deportivo) pronosticó que, en la temporada que ahora concluye, Higuaín y Gago estarían jugando cedidos en el Valladolid, sin sitio en el Real Madrid, por aquello de que ficharían jugadores de más empaque y experiencia. De Marcelo, ni mentallo.

Pues mira por dónde. Gonzalo "Pipita" Higuaín hizo poco el año pasado, pero dejó tres perlas de muchísimo valor: el gol al Atlético de Madrid tras asistencia de Cassano, el gol agónico al Espanyol que suponía culminar una de tantas remontadas épicas, y la asistencia a Reyes que abrió la lata mallorquinista y fue el comienzo de la celebración del título liguero. Gago tuvo una participación irregular, y Marcelo apenas tocó balón. Y ayer, tal día como ayer, Gonzalo Higuaín hizo un nuevo gol (y qué gol) nada más pisar el campo, Gago dio toda una lección de manejo y dominio del centro del campo junto a Diarrá, y Marcelo controló muy bien a Messi y pudo marcar un golazo de los que hacen época. Ah, por cierto: Gonzalo Higuaín ha marcado, con el de ayer, ocho goles en total. Osea, dos menos que Leonel Messi, quien ha disfrutado de muchos más minutos en el campo. Los que en su día hablaron con escepticismo o desprecio de estos jugadores habrán tenido cena gratis, pues habrán podido comerse sus palabras, aderezadas al gusto.

Y es que el gol del "Pipa" fue el que me hizo más feliz, el que me hizo levantarme del sillón y gritar con los brazos extendidos y los puños cerrados. Lo demás, el baile dado al eterno rival, no hizo más que hacerme sentir feliz, por los malos momentos vividos hasta hace bien poco.

Y así concluye mi viaje, desde el estupor hasta la felicidad. El Real Madrid, anoche, se vistió de grandeza por el título ganado, por la caballerosidad demostrada y por el soberbio partido con que obsequió a toda su parroquia. Muchas, muchas gracias, chicos. De verdad.

He dicho.

miércoles, 7 de mayo de 2008

El mal trago (según Casanovas)

En la edición de hoy del diario "Sport", su director Josep María Casanovas, en su columna (que lleva por título "Mi Verdad"), dice lo siguiente:

"...cuando se pierde un campeonato por fallos propios, por errores intolerables, por falta de actitud, esto cabrea. Es lo que pasa con la Liga, la sensación general es que el Barça la ha regalado y un solo dato sirve para confirmarlo. Pocas veces un equipo sale campeón perdiendo siete partidos, es el caso del Madrid esta temporada."

Hay dos aspectos a mi juicio reprobables de este comentario.

1.- Si hay alguien que quiera pensar que el FC Barcelona ha regalado la liga 2007-08, es muy libre de creerlo. Ahora bien, la lógica más elemental nos dice que para que un equipo pueda quedar campeón, deben suceder dos cosas, simultáneamente. La primera es no fallar, osea, ganar. La segunda, que tus rivales fallen más que tú. La liga del año pasado nos recuerda la validez de este aserto. El Barça falló en momentos puntuales (R. Betis y R.C.D. Espanyol, ambos en el Camp Nou), pero el Real Madrid supo aprovechar esos fallos (o tuvo la suerte necesaria que, al fin y al cabo, deviene en lo mismo). Por lo tanto, no se cumplió ninguna de las dos condiciones antedichas, y por eso el Barça tuvo que conformarse con el subcampeonato. Este año, con los papeles invertidos (el Real Madrid en cabeza, el Barça perseguidor), también en momentos puntuales, el líder falló (Valencia y Getafe, ambos en el Santiago Bernabéu), pero sus perseguidores también lo hicieron. Por lo tanto, sólo se cumplió una de las dos condiciones mencionadas. No es suficiente para ser campeón. Y un apunte más: aun cuando el FC Barcelona hubiera sabido (o podido) aprovechar las ocasiones de que disfrutó, ello no implica en absoluto que se hubiera llevado el título al final. De ahí la interpretación, a mi juicio sesgada, que hace el Sr. Casanovas. Las ligas se ganan, no se regalan. Nadie regala algo así. Y creerlo tan ciegamente no puede ser síntoma sino de una pretendida (que no demostrada) superioridad: no es que el rival haya sido mejor, es que nosotros, que somos mejores, hemos sido peores. En palabras llanas: se niega el mérito al campeón. No parece muy serio.

2.- Vamos a los números, a ver si estos respaldan lo que dice el Sr. Casanovas. Afirma que un equipo rara vez ha sido campeón después de perder siete partidos en una temporada. Tomemos como referencia las once últimas ligas, desde la 1997-98 a la actual, aún inconclusa. No podríamos incluir la temporada 1996-97 porque supuso la disputa de 42 jornadas al haber 22 equipos en liza, en lugar de los 20 habituales. Cuatro equipos se han repartido los títulos de liga desde aquel entonces: Real Madrid y Barcelona conquistaron el campeonato en cuatro ocasiones, el Valencia lo hizo en dos, y el Deportivo de La Coruña una sola vez. Un vistazo a las estadísticas nos revela que en seis de esas once temporadas, el equipo campeón sufrió siete o más derrotas. Este año, el equipo merengue ya ha acumulado siete partidos perdidos (que podrían ir a más). El año pasado, el Real Madrid se proclamó campeón después de haber perdido ocho encuentros. La temporada 2003-04, el Valencia se alzó con el campeonato después de sufrir siete derrotas. En el año 2000, el Deportivo de La Coruña logró el título liguero tras haber caido once veces (es, de hecho, el campeón menos brillante de la serie). Y las dos ocasiones anteriores nos remontan a las temporadas 1997-98 y 1998-99, en las que el campeón fue batido, respectivamente, en diez y en siete ocasiones. ¿Y quién fue el campeón entonces? El FC Barcelona de Louis Van Gaal. A la fría luz de los números, está más que claro que el análisis del Sr. Casanovas no se tiene en pie. En más del 50% de los casos el campeón fue vencido en siete o más ocasiones, y Real Madrid y FC Barcelona se reparten el presunto demérito a partes iguales: dos temporadas cada uno.

En resumen, y visto lo visto, el comentario del Sr. Casanovas sólo puede ser asociado con una palabra: sesgo. Osea, desviación sistemática de la realidad. Y esto, siendo muy benevolentes. Porque no creo que sus palabras sean fruto del desconocimiento o la negligencia.

¿Y qué tal si le damos la vuelta a la tortilla? Es decir, examinemos esa misma realidad después de computar no los partidos perdidos, sino los ganados. Tomemos, por ejemplo, el valor mediano entre el máximo y el mínimo de partidos ganados por los campeones de esa misma serie, es decir, veintitrés partidos. Observaremos que sólo en dos ocasiones, en las ligas recientes, un equipo se ha alzado con el título después de haber ganado menos de veintitrés partidos. El Deportivo de La Coruña logró tan sólo veintiuna victorias en su única celebración liguera, mientras que el Real Madrid cantó el alirón en 2003 tras veintidós victorias, las mismas que consiguió la Real Sociedad, que se quedó a sólo dos puntos de los blancos.

Lliçó d'or, senyor Casanovas: no es justo campeón quien menos partidos pierde, sino quien más partidos gana. Y cuando un equipo suma 25 de 35 victorias (como es el caso del Real Madrid este año), difícil es que se le escape el título. Es una pena que no pueda leer estas líneas pero, en el improbable caso de que así sea, sólo un consejo: piense antes de escribir. Más sentido común y menos sesgo.

He dicho.

Presentación

Y bien, heme aquí. Ya soy uno más de la monstruosa (por tamaño) comunidad bloguera. Para cualquiera que haya leído los contenidos de la portada, este blog nace con la intención de hablar sobre fútbol y sobre el Real Madrid, el club de mis amores. El momento es dulce, celebramos la segunda liga consecutiva después de no-sé-cuántos años. Por eso mismo, el lector podrá pensar que también soy oportunista. Quizás, no lo niego. Pero es lo que hay. Una de las bondades de esta nueva manera de entender la red (también conocida como Web 2.0) en la que el usuario es quien crea los contenidos, es la poder hablar de lo que a uno le plazca, y por eso mismo estoy aquí. He elegido este tema como podía haber elegido cualquier otro, pero es que me mueve, ¿saben?

De entrada, confesarme un poco: soy un topo. O al menos, he desempeñado ese papel alguna vez. Desde un tiempo a esta parte, suelo seguir la prensa deportiva a través de la red. Tanto de Madrid (AS, Marca), como de Barcelona (Sport, Mundo Deportivo). Todos estos diarios ofrecen al lector la posibilidad de participar en foros de debate que, lamentablemente, se convierten más en un corral (o, como decimos aquí, en un goro) que en un espacio para la reflexión y el debate. Siempre hay, desde luego, participantes serios y respetuosos. Pero son los menos del goro. Mi participación ha sido en la de un medio de la Ciudad Condal, en el que me he hecho pasar por blaugrana. Algo así como un "troll", palabra que Federico Jiménez Losantos, con su habitual elegancia, califica a aquellos que, pese a no compartir sus ideas (es mi caso) se atreven a pasearse por sus páginas. Bueno, pues troll.

Pero confieso que esto no es suficiente. Lo de los foros en los diarios deportivos, quiero decir. Muchas veces me he quedado con las ganas de escribir mi opinión acerca de tal o cual comentario o columna de opinión, pero unas veces por limitación de caracteres (máximo 500), otras veces porque mi "post" no sale publicado (sepa usted por qué), me he quedado con las ganas de dar a conocer lo que pienso. Pues nada, visita a Blogger y en cinco minutos, ¡zás! Ya estoy aquí. La gran desventaja es que no creo que haya muchos que me lean, al menos de entrada. Luego... quién sabe.

No pretendo, ni mucho menos, constituirme en púlpito desde donde lanzar encendidas diatribas a nadie. Sólo opinar. Con esto, por el momento, ya vale. Y si me canso... bueno, pues adiós. Al menos, quedará la experiencia. Ya con eso, merece la pena.

He dicho.