Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

jueves, 26 de mayo de 2011

Adiós, Valdano, adiós

Que Jorge Valdano y Jose Mourinho no estaban hechos el uno para el otro, salta a la vista. Así que lo sucedido ayer en la Casa Blanca no debería ser motivo de alarma ni de escándalo para nadie. Puestos a elegir, sobraba el que se ha ido. Y sobraba por varias razones: no tiene sentido un director general cuando el entrenador, con la aquiescencia del presidente, se ha convertido además en portavoz (aunque haya optado por la ley del silencio desde la eliminatoria de Champions contra el Barça) y tenga la primera y última palabra sobre fichajes. Además, conviene recordar el pulso mantenido en invierno a propósito de la llegada de un nuevo delantero. Llegó Adebayor, ganó Mourinho, emergió Benzema y empezó a hundirse Valdano. Lo de ayer no es sino el colofón de la historia.

La idea, que conste, me parece bien. Se apela desde la presidencia al modelo inglés en el que el entrenador es también manager del equipo. Ha habido antecedentes de mal funcionamiento en el Madrid a ese respecto. Por ejemplo, Pellegrini hubiera querido mantener a Snejder y Robben en el equipo, pero la dirección general y la presidencia optaron por otra cosa. Un entrenador ninguneado por la directiva pinta muy poco. Pero Mou no es el ingeniero, ni para lo bueno ni para lo malo, y no iba a consentir otra cosa que no fuese su propio criterio. Ególatra para unos, responsable para otros, que cada cual piense lo que quiera y como quiera.

Lo cierto es que la cuestión de las decisiones deportivas en manos del entrenador no son exclusivas e los clubes ingleses. ¿O es que alguien duda siquiera por un momento que en Can Barça el santurrón Guardiola es el puto amo? Zubizarreta y Rosell, de fijo, estarán a lo que él diga, y las decisiones serán suyas. Sin chistar ni decir esta boca es mía. Y es así porque el Noi de Santpedor es garantía de éxito.

Del mismo modo, la tumba de Valdano quedó lista para acoger al argentino cuando CR7 se la metió doblada y por la escuadra a Pinto en la final de la Copa. Ni más ni menos. Fin de la partida para Valdano, con todo y después de todo un caballero. Mucha suerte, Jorge.

He dicho.