Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

lunes, 30 de junio de 2008

Garry Owen

We are the pride of the army,
And a regiment of great renown,
Our name's on the pages of history,
From sixty-six on down.
If you think we stop or falter
While in the fray we're gin'
Just watch the steps with our heads erect,
While our band plays "Garryowen."

Felicísimo e inesperado resultado. Porque este bloguero aún no se cree lo que sus ojos le han regalado tal día como hoy, San Pedro de 2008. Muchas son las cosas que se pueden y se deben decir de la Selección Española absoluta de fútbol, la que todavía no nos había dado, en tiempos recientes, un éxito de campanillas, comparable a los que nos han dado los equipos de hockey sobre patines o hierba, waterpolo, balonmano y, más recientemente, los chicos del baloncesto. Pero este día, por fin, ha cambiado la historia, gracias a los jugadores de Luis Aragonés. Y lo han hecho a lo grande, mareando a base de técnica y saber hacer a los fornidos y arrogantes teutones, hasta dejar a los Podolski, Schweinsteiger, Ballack, Klose y compañía con la lengua por los tobillos. Ahí es nada: una colección de pellizas de ulanos a la sala de trofeos.

Enhorabuena, don Luis. Este éxito es suyo y de sus jugadores, pero sobre todo suyo. Ahora la selección española tiene un estilo de juego (ya nadie podrá decir aquello de "¿A qué juega España"?) y una filosofía de grupo, comparable a la que hizo reyes del mambo a los chicos de básket (y ojo, que lo siguen siendo aún). El tiempo le ha dado plenamente la razón. Me equivoqué, como tantos otros, con usted y su manera de hacer las cosas, con el estilo, el tiqui-taca, y tal. A la vista está que lo que falló frente a Perú y EE.UU. fue simplemente la motivación... supongo. O igual hasta fue una consigna suya. Igual da. Lo que importa es el final, y todos están en él. Usted ha sido Mahoma, y sus jugadores han declarado la Yihad en su nombre, para que se oiga el nombre de España en lo más recóndito de Europa. Enhorabuena, por ser profeta en una tierra donde a nadie se le cree, por mantenerse fiel a su criterio frente a todo y todos. Y desde luego, toma usted el mejor de los caminos: irse ahora, cuando está en la cresta de la ola. Sólo así será recordada su gesta y la de sus chicos. No hace falta que le recuerde que en este país, tan pronto te aclaman como héroe como, cinco minutos después, te queman vivo: bien lo sabe. Evite la segunda parte. Ha cumplido con creces lo que tenía encomendado. Será recordado por ello.

Enhorabuena a los jugadores. Se ha demostrado sobradamente que en este equipo no hay estrellas y sí un conjunto. Unos han brillado con luz propia en momentos puntuales (Villa en la fase de grupos, Casillas en los cuartos, Iniesta, Cesc y Xavi en las semifinales, y 'The Kid' Torres en la final, que ya le tocaba al hombre), pero Europa recordará no sólo a los actores principales, sino a los toreros de lujo que les han acompañado: Sergio Ramos, Puyol, Marchena, Capdevila, Silva, Güiza, Xabi Alonso, Cazorla, y un incomensurable Marcos Senna, pieza clave de todo el engranaje, así como los que han tenido que conformarse con el banquillo, eso sí, dándole matarile de paso a la hasta hoy campeona de Europa: Arbeloa, Fernando Navarro, De la Red, Sergio García, Albiol, Juanito, Reina y Palop. Veintitrés nombres para una Euro. No hay protagonistas, todos lo son. Se recoge la semilla que durante tanto tiempo se ha sembrado en categorías inferiores. Curiosamente, nunca como hasta ahora ha habido tantos jugadores españoles en ligas extranjeras: Inglaterrra, Escocia, Portugal... Este es un camino que debimos coger mucho antes, y que a otros (la antigua Yugoslavia, Holanda, Alemania, Italia, Francia y nuestros hermanos de Portugal) les ha dado grandes frutos. Ya sabemos el futuro: los clubes podrán perder buenos jugadores, pero la selección sin duda se beneficiará de ello.

Adiós a los mitos negros de nuestro equipo de fútbol. Hemos pasado de cuartos, liquidando a nuestra bestia negra a su modo. España por fin tiene estilo propio de fútbol (que el seleccionador entrante hará bien en seguir manteniendo, a la vista de los resultados), y gana jugando a la pelota, y no arrasando a sus rivales en momentos de inspiración anímica, una inspiración frágil y quebradiza ante equipos más fuertes, curtidos y técnicos. Los demás, allende las fronteras, hablan de la selección de fútbol con respeto y admiración, y hasta el entrenador rival admite que hemos sido superiores. Vaya un botón de muestra de nuestros vecinos ibéricos:

"A Espanha é a nova campea europeia de futebol! A 'roja' impôs-se esta noite a Alemanha por 1-0, golo de Fernando Torres aos 33 minutos, e logrou repetir o feito alcançado em 1964. Demonstraçao de classe de 'nuestros hermanos' em Viena" (A Bola, edición digital, énfasis añadido, texto rojo en español en el original).

Viendo los mismos comentarios de este periódico tras los cuartos (léase la entrada anterior a ésta), parece que algo ha cambiado, ¿no? En fin, no me extiendo más, por ahora: en sucesivas entradas iré desgranando poco a poco las cosas que se me vienen a la mente después de esto, o las que se me han ido viniendo, que no han sido pocas... amén de algún que otro comentario periodístico jugoso. Ahora ya es tarde. Pero hay una buena razón para cantar:

We are the pride of the army,
And a regiment of great renown,
Our name's on the pages of history,
From sixty-six on down.
If you think we stop or falter
While in the fray we're gin'
Just watch the steps with our heads erect,
While our band plays "Garryowen."


Disfrutémoslo. Como aficionados al fútbol, y como españoles. La historia tenía una deuda con los nuestros. Empezamos a estar en paz.

He dicho.

lunes, 23 de junio de 2008

"Pasamos"... y algunas secuelas

Y bueno, se consiguió. Matarile a los italianos, haciéndoles probar un poco de su veneno, esa misma ponzoña futbolística que les llevó a convertirse en campeones del mundo frente a la Francia de Zidane. Resultadismo puro y duro. Pues toma. ¡Claro que me alegro, bien que sí! Ya nos tocaba, y no hay mal (ni maldición) que cien años dure.

Ahora, Rusia otra vez. Y sigo diciendo: atención. Los chicos de Hiddink han mostrado una trayectoria ascendente e imparable, a medida que los resultados les han permitido ganar en confianza y olvidar sus nervios, sin duda producto de su bisoñez. Llegan crecidos, pletóricos después de dejar en la cuneta a la que hasta ahora había sido, en mi humilde opinión, la mejor selección del campeonato: Holanda. Y sin apelativos. El partido de la naranja no fue del todo malo, pero sí bastante menos lucido que los anteriores. Y Rusia estuvo sencillamente soberbia. Ante España, cabe esperar que con la lección bien aprendida, los rusos saldrán a morder, presionando muy arriba para intentar romper la circulación de balón (tiqui-taca una vez más) de los españoles, robar la pelota y salir como liebres a la contra, aprovechando una condición física plena y, me temo, superior a la nuestra, fruto de su juventud y de su peculiar calendario futbolístico, dictado por el rigor del invierno. Y encima, con la mejor de las motivaciones: el ansia de revancha por el correctivo encajado en el primer envite. El primer partido ante España no servirá de nada, todo está por decidir. A nosotros nos queda intentar repetir la misma: pillar la espalda de sus centrales, su verdadero punto flaco, aprovechando la velocidad de Torres y Villa, así como el talento de nuestros pasadores. Ah, y evitar en lo posible los zambombazos de ese obús con patas que se llama Kolodin (colodado, edte cuento...). En cualquier caso, poco importa ya: lo que se consiga a partir de ahora será un premio, pase lo que pase. Lo verdaderamente difícil ya está hecho.

¿Y la prensa, nuestra ínclita prensa? Bueno, Garry Owen aparte, me quedo con dos detalles. Por supuesto, y según los rotativos patrios, la prensa europea se ceba con los italianos y ensalza a los nuestros, en particular a San Iker. Pero hay más cosas curiosas. Ahí va el primer detalle, del AS:

'Por su parte, el diario ''A Bola'' de Portugal dice: "Nuestros hermanos se jugarán el pase a la final ante Rusia el próximo jueves". Además, incide en que ambos equipos "se tuvieron respeto durante los 120 minutos", pero que al final "decidió Casillas"'.

Como ya escribí en otra entrada de este blog, creo conocer lo bastante bien a los portugueses como para pensar que ellos jamás se referirían a nosotros calificándonos de "hermanos". Pues bien, consultada la edición digital del diario deportivo luso, resulta que el breve comentario del partido comienza así :

"A Espanha venceu hoje a Itália nas grandes penalidades (4-2), após o nulo registrado no final do prolongamento, e garantiu a qualificaçao para as meias-finais do Euro-2008, defrontando a Rússia na próxima quinta-feira."

Osea, que nada de fraternidades. Sólo me resta un espacio para la duda, bien que estrechito, y es que según los medios de Barcelona, este periódico (A Bola) dedica cuatro páginas interiores a comentar el partido, de modo que aún es posible que me equivoque. Estoy por escribir a alguno de mis colegas portugueses y pedirles que me envíen un ejemplar, a ver si es cierto o no. Pero atención, más adelante, se dice lo siguiente:

"Desculpem qualquer coisinha, mas ao ver este jogo sentimos saudades de Portugal, da Croácia, da Holanda... - equipas com futebol 'perfumado' e que já disseram adeus ao Europeu".

Con semejante nota, dudo mucho que del país vecino y hermano nos vengan alabanzas precisamente. Creo, pues, que los señores de AS se han dejado llevar por la euforia.

Pero lo mejor, como siempre, está por venir de la Ciutat Comtal, donde siguen a vueltas con el Culo-Veo. Los señores del SPORT y del Mundo Deportivo tienen nuevos motivos para llenar sus páginas: el partidazo de los rusos ante Holanda (a la que, muy delicadamente, califican de "Naranja merengue"). Ahora resulta que Arshavin, la estrella rusa, es culé de toda la vida y quiere fichar por el Barça, según el siempre atento SPORT. Adebayor pasa a un discreto segundo plano, y de Villa (¿Mara-Villa, le llamaban?) si te he visto no me acuerdo. En el Mundo Deportivo, Pitu Abril se cita a sí mismo recordando que ya en páginas anteriores (más concretamente el 5 de mayo pasado) había recomendado el fichaje de jugadores del Zenit de San Petersburgo. Cualquiera no lo hace, después de ver cómo ganaron la UEFA a lo grande. Así que ahiora todosz dson rusdkis culevichs, tovarich. Acuden a mi cabeza adjetivos para calificar esta clase de noticias, pero me los guardaré una vez más.

El caso es que, a mi juicio, se equivocan todos y por una simple razón: no piensen siquiera que estos jugadores son unos pobrecitos que ansían como Santa Teresa venir a nuestras latitudes. Sólo hay una cosa por la que podrían pensárselo: el dinero. Pero, ¿quién está detrás del Zenit? Pues nada menos que GazProm, la empresa rusa dueña de un 16% de las reservas de gas natural del planeta, y con poder suficiente como para hacer que le crezcan los carámbanos en las narices a media Europa, si un invierno de estos deciden cerrar el grifo de la calefacción. Uy, mira Yuri, cómio dse le hase la puñetovska a los europeinskys. El Zenit y los rusos no tienen problemas de dinero, pueden pagar muy bien a sus jugadores, y de hecho lo hacen. Así pues, ¿estará el Barça en condiciones de intentar siquiera traerse a Zyryanov, Anyukov, Denisov, Arshavin o Pogrebnyak? ¿A sólo uno de ellos? Lo dudo tanto... No. Lo más probable es que esos chicos se queden en su país, donde son estrellas, tienen un equipo competitivo y capaz de ganar grandes títulos continentales, y encima no tienen problemas de pastuska. Así que por favor, una vez más: déjense de bobadas.

Lo siento, al final no he podido resistirme.

He dicho.

viernes, 20 de junio de 2008

La vuelta de Merlín

Muchas son las versiones literarias que existen sobre el ciclo artúrico, y también las cinematográficas. De las primeras, me quedo con la obra de Steinbeck "Los hechos del Rey Arturo y sus nobles caballeros", una adaptación muy fiel del clásico medieval "Le Morte d'Arthur", de sir Thomas Malory, así como con la reciente "Las nieblas de Avalon", de Marion Zimmer Bradley. De las segundas, no hay ninguna que pueda presumir, a mi entender, de ser una gran obra, pero a mí en particular me caló muy hondo "Excalibur", una adaptación de R. Pallenberg y John Boorman de la obra de Malory, dirigida por el propio Boorman, y que se estrenó en las pantallas allá por 1982-83, si no me falla la memoria. Reparto británico de lujo, especialmente en los papeles secundarios: Gabriel Byrne, Helen Mirren, Liam Neeson, Patrick Stewart, Paul Geoffrey, y Nicol Williamson, entre otros, además del trío de protagonistas (Nigel Terry, Cheri Lunghi y Nicholas Clay) y dos de los hijos del propio director: Katrine (sensualísima reina Igraine), y Charley (decentito en su breve interpretación del repelente niño Mordred).

En una de las secuencias, antes de la gran batalla que enfrentará a un envejecido Arturo (N. Terry) y los restos de su otrora orgullosa cofradía de caballeros con las huestes de Mordred, Merlín (N. Wlliamson) se le aparece en un ensueño. Arturo le pregunta: "¿Eres un sueño?", a lo que el mago responde: "Sueño para unos... ¡pesadilla para otros!".

Hoy Merlín cobra vida de nuevo, y la frase se me ha venido a la cabeza nada más leer los titulares (y, por supuesto, las columnas de opinión) de los medios de Madrid a propósito de las palabras de Cristiano Ronaldo, una vez concluida la participación portuguesa en la Eurocopa, a manos de una selección germana que, literalmente, se los llevó por delante. Dice el astro portugués que quiere cumplir su sueño. Sueño para unos... empezando por él y por todo el coro de periodistas (como Roncero, siempre en su línea) y aficionados que tienen la ilusión de verle aterrizar en el Bernabéu. Pesadilla para otros, empezando por este humilde ciber-caballero, que no pertenece a la Tabla Redonda, y que contempla con desasosiego tal posibilidad. Y mucho habrá que temerse que lo consiga porque cuando un jugador quiere irse, no hay nada que hacer sino sentarse a negociar.

En su momento, Zinedine Zidane dejó la Juve para recalar en Concha Espina. Fue uno de los argumentos electorales del entonces candidato a presidente, Florentino Pérez. Lorenzo Sanz, a la sazón máximo mandatario merengue, comentaba divertido cómo Roberto Bettega, vicepresidente de la squadra turinesa, se partía de risa al oír semejante historia. Al primero se le acabó la diversión y la poltrona. Al segundo, se le congeló la risa. Zizou terminó por venir.

Así que la cosa no pinta bien para la tranquilidad de mi sueño. Sólo queda una esperanza, y es la negativa del ManU a negociar, expresada hoy mismo en su web:

"... the club reaffirmed its position to ManUtd.com on Friday morning. And the message is simple: the 23-year-old United star is 'not for sale'”.

Osea, que el club ha reafirmado su postura a los gestores/responsables del website, y el mensaje es bien simple: la estrella del United de 23 años no está en venta.

Es la única posibilidad que me queda para poder dormir tranquilo.

Aunque, vistos los precedentes...

He dicho.

jueves, 19 de junio de 2008

Impresiones eurocoperas

Llevaba sin aparecer por el ciberespacio bloguero, sin satisfacer la curiosidad de la inmensa masa de seguidores de estas líneas, y sin deleitarles con mi contrastada sapiencia futbolística (nótese la ironía) demasiado tiempo. Pero tranquilos todos: el Caballero Blanco ha vuelto. Y lo hace, justamente, al término de la primera fase de la Euro, que ha dado de sí lo que todos han podido ver, leer y oír.

¿Lo más destacado? En primerísimo lugar, una Holanda que ha mostrado una tarjeta de presentación impecable, rapando al cero a cuantos se le han puesto por delante, campeón y subcampeón del mundo incluidos, a base de un fútbol rápido, preciso, espectacular y sobre todo matador (nueve goles en tres partidos, ¡y qué goles!). La gran alternativa al conjunto hereje, perdón, orange, es nuestra vecina y hermana Portugal, a tenor de lo visto. Solidez defensiva, experiencia y talento, tres ingredientes básicos y muy efectivos cuando juegan combinados... dejando aparte la intrascendente derrota ante Suiza. Croacia bien podría ser la semi-revelación del campeonato, la selección tapada, con una solvencia inapelable, capaz de convertir a los panzers germanos en chatarra, algo así como la batalla de Kursk, pero con un balón de por medio... como, de hecho, así fue.

En segundo término, la peleona Turquía, a la que salvan de la debacle sus mediocampistas ofensivos y sus delanteros, con el sultán Nihat Kaveci al frente, ¡vaya machada el partido ante los checos! De esos que, como se dice habitualmente, hacen afición. Al fútbol, se entiende. Rusia, al fin, no me ha dejado del todo mal, y se las ha compuesto para deshacerse de los griegos (aria de Nikopolidis incluida) y de los vikingos suecos quienes, sin Zlatan Ibrahimovic en condiciones, son medio equipo de fútbol. Y luego nos quedan los representantes de la prehistoria: los neandertales germanos y los, llamémosles, "prácticos" italianos. Los primeros, patadón (eso sí, terrorífico) y tentetieso, fuertes como siempre pero descerebrados como nunca, encomendados a la calidad técnica de un polaco de origen como Podolski, quien pone las luces de las que el resto carece. Y en cuanto a los eternos azurri, qué se puede decir: también como siempre. Haciendo una primera fase desastrosa, barridos por Holanda y puestos en la picota por Rumanía, pero con una potra descomunal frente a los rumanos y más aún frente a los franceses (a la que contribuyó no poco la necedad de Raymond Doménech al fijar los marcajes sobre el gigantón Luca Toni), de ésa que te hace cogerles manía hasta el punto de intentar hasta el vudú con ellos. Pero amigo: el Vaticano está en Roma. Y no por casualidad. Parece. Y van y nos tocan en cuartos. Y un 22-J, para colmo. ¡Ojú, lagarto!

¿Y España, nuestra España roja, nuestra furia? Pues con los deberes hechos, bien que in extremis, salvo frente a Rusia, pero hechos, que es lo que cuenta. El balance del juego exhibido por la selección es, hasta ahora y a mi juicio, gris. Y no poco. Lo de Suecia fue por momentos triste, viendo como un solo jugador, el mencionado Ibrahimovic, se las arreglaba solito para meternos algo más que el miedo en el cuerpo. Sólo que, para desgracia de los suyos, se rompió. Y ahí apareció el Guaje, una vez más, recogiendo un pelotazo (¿pase largo o despeje?) de Capdevila, y definir con solvencia, para así poder añadir el casco con los cuernos a nuestra particular sala de trofeos. En resumen: pobre, a pesar de la victoria. Y lo visto ayer frente a los griegos, desesperante. De la Red, alabado en exceso por su gol (magnífico, eso sí), no se salvó de los altibajos que mostró su juego, demasiado fallón en los pases, sobre todo al principio. Sergio García, a siglos-luz del extremo rápido y desbordante de la capital maña. Cesc, perdido en el monte (y van...). La defensa, bien a secas, y sin grandes alardes. Y Güiza, que mostró sólo dos detalles de su calidad (sazonados con lucha a raudales y no pocos fallos), los suficientes para hacer dos goles. De la triste imagen ofrecida ayer, sólo se salvan con nota Xabi Alonso, que por fin hizo un buen partido mandando en el centro del campo, Pepe Reina, muy enchufado y atento en los despejes y salidas (el gol de Charisteas era poco menos que imparable) y Santi Cazorla, que claramente va a más a medida que avanza el campeonato. Quizá podríamos meter en el paquete a los centrales, Albiol y Juanito, cuyo único lunar fue precisamente el gol griego. Y un detalle de importancia. Tanto nórdicos como helenos pusieron de manifiesto un hecho muy, muy palpable: España sufre cuando no tiene el balón. Los peores momentos de la "roja" vinieron justamente cuando el rival se preocupó por la posesión y empezó a mover a los nuestros, revelando en todo su esplendor nuestras carencias defensivas.

¿Y qué pasará el domingo, ese 22 de junio maldito? ¿Haremos el papel de la Wehrmacht, arrollando al enemigo con un blitz rápido y contundente? O, por el contrario, ¿nos asemejaremos al desorganizado y mal equipado Ejército Rojo de 1941? Probablemente, ni una cosa ni la otra. No nos va el papel de rodillo, y menos en cuartos. Como tampoco nos va el de arrollados, porque a héroes nadie nos gana. La cabeza la mantendremos bien alta, ocurra lo que ocurra. Sólo ciertas cualidades pueden (y deben) marcar las diferencias a nuestro favor, si queremos mandar a Donadoni y a los suyos de vuelta a casa, a hacer pizzas: la mentalidad, la actitud y la convicción. Ésa debe ser nuestra arma secreta, la razón de ser. Estoy seguro de que Luis Aragonés intentará por todos los medios inyectar fe en los jugadores, porque es lo único que les falta para ser lo que aún no son: una potencia de primer orden futbolero.

Sólo hace falta una cosa: que los jugadores se lo crean, y de verdad. Que cambien el lema: "¡Podemos!", por "¡Lo haremos!". O, si quieren, resucitar el "A por ellos, oé". Sin vacilaciones. Y que actúen en consecuencia. No como el ejército de Pancho Villa, pues la calidad la llevan en las botas, sino comiéndose al rival a base de juego y goles. Hace dos décadas, teníamos el empuje pero nos faltaba la calidad. Hace una década, ya teníamos calidad pero nos faltaba la pegada en los momentos importantes. Ahora lo tenemos todo, a falta únicamente de actitud. Que sean ellos, los azules, quienes tengan miedo. Son ellos quienes tienen más que perder.

Bueno, y que los periodistas dejen a los nuestros en paz y no les metan presión, claro. Pero eso ya es harina de otro costal. Y no harina de trigo candeal, precisamente, sino más bien harina de garbanzo.

He dicho.

jueves, 12 de junio de 2008

Mara-Villa... o el cuento del "culo veo..."

Si ayer comentaba que la repentina hambruna de los medios de Barcelona por contar el próximo año con el "Guaje" en las filas del FC Barcelona me producía cierta sonrisa, hoy ya no puedo aguantar la risa abierta. Pero no tanto la risa a mandíbula batiente, sino la risa estupefacta de aquél que no da crédito a lo que sus ojos le muestran, y que es lo que las manos de otros han escrito. Vivir para ver... o para leer.

Vaya por delante que considero al delantero astur un magnífico jugador, y la mejor prueba de ello es su trayectoria, que no ha parado de crecer desde que despuntara en el Sporting. No seré yo quien discuta sus méritos ni cualidades, a la vista están. Si el 'hat-trick' ante Rusia es el punto culminante de su carrera o no, el tiempo lo dirá. Lo más lógico (y deseable) sería que no fuese así y que el pequeño gran Villa siga subiendo peldaños futbolísticos. Hasta ahí, nada que objetar.

Sin embargo, produce asombro comprobar como los periódicos deportivos de Barcelona, que han ignorado, como es su inveterada costumbre, todo aquello que no toque de cerca a su Barça (excepción hecha de las desgracias del Real Madrid... cuando ocurren, naturalmente), han saltado como liebres ante la exhibición goleadora del asturiano, loando hasta el paroxismo sus virtudes y reclamando su presencia en la escuadra de Pep Guardiola. Y todo porque el chico se marca un partidazo con la selección. No me parece que sea una postura sensata, si no fuera porque el Barça está en pleno proceso de reformas. La impresión, por ponerlo fácil al entendimiento, es la de un chiquillo caprichoso que ve en la tienda de juguetes el último monigote ninja y le tira de la manga a su padre diciéndole: "Lo quiero para Reyes". Sí o sí. No importa que, por ser el último grito, el susodicho monigote cueste una pasta. Lo quiero, lo quiero, lo quiero. ¿No me creen? Pues vean lo que dan de sí los columnistas, ayer y hoy:
  • "Es pequeño pero matón. Fuerte y rápido. Un ‘9’ que triunfaría en el Camp Nou jugando al lado de buenos futbolistas. No lo duden. No hay que ir a buscar fuera lo que está en casa. (...) atesora otras virtudes que le convierten en un valor seguro, un goleador eficaz, un tipo que se maneja bien en el área pequeña. Más ventajas, conoce el fútbol español, es mucho más que sólo un rematador, se entiende con Xavi e Iniesta y haría maravillas al lado de Messi. Si yo fuera Txiki, apostaría por el asturiano sin dudarlo." (J.M. Casanovas, SPORT, 11 de junio de 2008).
  • "...el Barça se ve obligado a buscar un delantero de garantía que bien podría ser David Villa, un ‘9’ que ha hecho gala de su calidad y su olfato goleador cada vez que se ha enfundado la camiseta del Valencia o de la selección española. (...) ¿Qué espera pues el Barça para tantearlo? Villa es el goleador del Valencia, de la selección española y, además, el máximo anotador del torneo. Qué más se le puede pedir." (J.L. Carazo, SPORT, 11 de junio de 2008).
  • "Hará bien el Barça en fijarse en el delantero valenciano y no en promesas que vienen de Francia. (...) ya está adaptado al fútbol español, conoce bien a todos los defensas y nadie le tendrá que explicar qué es el Barcelona, el Camp Nou y su afición. Tiempo ganado." (F. de Haro, SPORT, 11 de junio de 2008).
  • "La selección de Luis Aragonés ilusionó ayer en su primer partido en la Eurocopa y elevó a Villa a la categoría de súper delantero centro continental". (Santi Nolla, Mundo Deportivo, 11 de junio de 2008).
  • "Me gusta Villa. De hecho, hace años que me gusta. Ya desde joven, en el Sporting, se le veía que tenía el don del gol. Un don que nacía en su endiablada velocidad y finalizaba en su disparo seco y certero, siempre un disparo pensado, jamás un chut porque sí, a la que salga. (...) Ojalá el Barça fiche a Villa." (J.M. Batlle, SPORT, 12 de junio de 2008).
¿Es o no es para torcer el gesto preparando la carcajada? La cosa es tanto más llamativa cuanto que estos mismos señores (como el arriba firmante, ojo, y, supongo, como muchos otros) ponían en duda la eficacia de la selección española en vísperas del partido contra Rusia, lo que también supone, implícitamente cuestionar al "Guaje" como ariete del combinado español. La diferencia entre los antes citados y el que suscribe es que yo, que soy madridista, no reclamo a Villa para el club de Concha Espina. Como tampoco a Cristiano Ronaldo, proclamo de paso una vez más. Hacer semejante profesión de fe a la vista de un solo partido parece, como poco, exagerado. Y frases del estilo de "Ya lo decía yo..." mueven a la risa, por oportunistas.

Si David Villa es tan, tan decisivo que merece los elogios que ahora se le prodigan, es algo que se verá a la conclusión de la Eurocopa, no antes. Si el papel de Villa en lo que queda por jugar es mucho más discreto de lo que fue frente a Rusia, ahí querré ver a los que ahora se deshacen en loas y alabanzas. Y estaré con la caña puesta, vaya que sí. Y si es aún mejor de lo que ha sido hasta el momento (que ojalá sea así por el bien suyo y del equipo), entonces miel sobre hojuelas, y las loas se convertirán en cánticos divinos.

¿Imaginan al bueno de Villa, atado al mástil de la nave valencianista, oyendo las sensuales e irresistibles llamadas de las sirenas del entorno blaugrana? El cuadro no es nuevo, ya lo contó Homero en La Odisea. Pero claro: si el "Guaje" hace una buena Eurocopa, su cotización subirá más de lo que ya da de sí. En el símil mitológico, esto supondría ataduras mucho más prietas y resistentes para el Ulises del Cantábrico. En plata: pasta por un tubo. Y en la metáfora de la leyenda homérica, hay otro punto de interés. La intención de las sirenas, como bien sabrán los lectores ilustrados, no era acostarse con aquellos a quienes invocaban, sino atraerles a la desgracia. Bien podría suceder (no es ése mi deseo, que conste) que Villa no cuajase en el Camp Nou, si finalmente recala en él. ¿Cuál sería entonces el cántico? De esa hipotética cantinela, Eto'o, Ronaldinho y Deco se saben hasta la letra. Porque la música aún les martillea en los oídos.

Sólo hay una excepción en el coro culé a esta euforia por el delantero valencianista. Joan Josep Pallás escribe hoy en el MD:

"Esa fiebre pasajera, abrazada sin rubor por algunos medios, no debería afectar a quienes deben tomar la decisión final. Acertar con el tipo que debe sustituir a Samuel Eto'o es básico para el futuro del Barça y si los técnicos consideran que Villa es el hombre, adelante, pero que lo hagan por convencimiento, no porque su 'hat-trick' salga mucho por la tele."

Eso se llama, en una palabra, sensatez.

He dicho.

miércoles, 11 de junio de 2008

Dicho y hecho

¿No les decía yo? Ya estamos a vueltas con lo mismo. Tachín, tachán. La euforia se desata, la prensa deportiva ya ha abierto la caja de Pandora de la gloria, y Garry Owen suena más alto y claro que nunca (para los que aún no lo han pillado, les sugiero que vean la película Murieron con las botas puestas, protagonizada por Errol Flynn y la inolvidable Olivia de Havilland, dirigidos por Raoul Walsh en 1941). Y al usínono, es decir, en Madrid y en Barcelona. Unos botones de muestra, sólo:
  • "Sensacional comienzo. (...) Lo que queda de aquí a cuartos casi parece ahora un cómodo tobogán. ¿Mucha euforia? Quizá. Pero, ¿quién se resiste?" (A. Relaño, AS).
  • "... la selección debutó con un triunfo apabullante ante Rusia." (S. Nolla, MD)
  • "Mejor imposible, el debut soñado. España dio el golpe. (...) Barrió a Rusia, metió cuatro goles, jugó a un gran nivel y por si fuera poco, Villa, con un ‘hat trick’, se convierte en el pichichi del campeonato. " (J.M. Casanovas, Sport).

Como muestra no está mal, ¿no? Sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de los directores de los tres medios. Nada menos. Pero qué pena. Dice el proverbio francés que aquéllos que ignoran la historia están condenados a repetirla. Y vuelvo a lo mismo: ojalá me equivoque, y además estrepitosamente. Parece claro, eso sí, que los rusos defraudaron las expectativas puestas en ellos. Julio Maldonado "Maldini" lo justifica y analiza en su columna en el AS, aludiendo al cambio de sistema defensivo de última hora, el bajo rendimiento de algunos jugadores clave como Zyryanov, Sychev y Bilyaletdinov y también al juego de España, que algo tuvo que ver. Al final, sin embargo, y a mi modo de ver, estropea un poco su brillante análisis al escribir:

"Esperábamos mucho más de Rusia, aunque todavía podría pelear por el segundo puesto ante griegos y suecos."

Y lo cierto es que aún podrían ser incluso primeros de grupo, lo cual sería una realidad si vencen a sus rivales y España empata ante ellos, lo que a su vez dejaría una hipotética clasificación como ésta: Rusia (6), España (5), Suecia (4) y Grecia (1). Sólo una posibilidad, pero factible. Nada está decidido todavía, por lo que darles por muertos es a todas luces prematuro.

La otra voz crítica ante el alud de entusiasmo desmedido viene de la mano de Francesc de Haro, (Sport), quien coincide en su columna, poco más o menos, con lo dicho por el arriba firmante en la entrada publicada ayer. Así que no me extenderé dando detalles. Además, tengo prisa.

Y euforias aparte, me provoca cierta sonrisa comprobar que los medios de la Ciudad Condal, después de lo ya mencionado, van a lo suyo, es decir, a su Barça. Y es que no sólo se unen al carro de la euforia, sino que aprovechan que el Llobregat pasa por el Prat (para que no se me ofendan con Valladolid y el Pisuerga) y reclaman a David Villa en las filas blaugranas. Esto es otra muestra de euforia desmedida, a mi juicio, más particular, pero euforia fuera del tiesto, sí o sí. Decantarse de ese modo por el posible fichaje de un jugador después de haber disputado el primero de los partidos que tiene por delante (un buen partido, sí, pero sólo eso), me parece un tanto exagerado. El asturiano (¡que no valenciano, Francesc!) hizo ayer, como él mismo reconoce, el partido de su vida. Me parecería más lógico que su cotización se disparase y las novias le saliesen como pulgas una vez finalizada la Euro, sobre todo si la finaliza como todos deseamos: a lo grande, y doctorándose como figura del fútbol internacional.

Pero qué quieren que les diga... en España (o Espanya, como prefieran) somos... semos así.

He dicho.

martes, 10 de junio de 2008

Maravillas en el País de Alicia

Suena como un cuento al revés, ¿no? Pues sí, ahí está. Ha concluido el primer envite de la selección española en la Eurocopa, y nos hemos llevado a casa la piel del oso ruso, algo por lo que el arriba firmante suspiraba en la última de las entradas de este ciberespacio bloguero de opinión. Y lo ha hecho del modo más inesperado: jugando al estilo Aragonés. No tanto al traído y llevado tiqui-taca, sino siguiendo el sello que el de Hortaleza imprimía a sus equipos allá por los años ochenta y noventa... y tal. Bien atrás, cerrando los huecos al rival, y prestos a lanzar la contra rápida y letal. Entre tanto, Rusia, quien se suponía iba a desempeñar ese mismo rol contraatacante, al final ha ofrecido una versión tiquitaquera de sí misma, sólo que con los mismos vicios que España mostró en sus últimos partidos de preparación: lentitud, falta de profundidad, y constantes fallos en las entregas que propiciaban las contras letales del rival. Uséase, tómese la anterior entrega de este blog, cámbiense los papeles de España y Rusia entonces predichos y... ¡voilá la goleada! Olé y olé, los ojos de la española que yo soñé.

A partir de aquí, la reacción de los medios, que aún no he tenido ocasión de ojear, es tan previsible que casi me da reparo asomarme a sus ediciones digitales: pim, pam, pum, somos los mejores, partidazo, campeones, a por ellos, con nosotros no puede nadie... y empezaremos a cortar la piel del reno sueco antes de haberle dado los tiros de rigor... mortis.

Afortunadamente, hay dos cosas que diferencian la situación actual de la "roja" de ocasiones precedentes y cercanas. La primera es que los rivales que nos quedan en esta ronda no son Túnez y Arabia Saudí, con todos mis respetos, sino dos selecciones de mucho más cuidado. Así que la euforia, que la habrá (la hay de hecho) durará posiblemente poco. Lo justo, quizá. Y menos mal. La segunda es que todo el mundo, esta vez sí, es más consciente de que aún no se ha hecho nada importante, sino únicamente lo que había que hacer para poder llegar a metas más ambiciosas. Que los fuertes de verdad, los que juegan enseñando los dientes afilados y tienen la ambición tatuada en el rostro, a lo guerrero maorí, aún no se han cruzado en nuestro camino. Entonces, y sólo entonces, se verá el verdadero potencial de este equipo.

Guus Hiddink podrá, quizás, quejarse de que el equipo arbitral les ha podido perjudicar. Y es posible que así haya sido, en jugadas aparentemente intrascendentes. Un fuera de juego por aquí, una falta no señalada por allá... No sé si lo ha hecho, pero en el caso de que así haya ocurrido, que se acuerde de aquel colega egipcio suyo, un tal Gamal El-Gandour, que nos la jugó buena frente a su Corea de las noses. El muy gandul.

Sólo un apunte más. ¿No tienen sensación de déja vu después de esto? ¿Recuerdan el 4-0 ante Ucrania en el mundial de Alemania, hace casi dos añitos? Ellos pasaron de octavos, nosotros no. Aún es pronto para dar al oso ruso por muerto, y a los nuestros por héroes. Esto sólo ha sido un paso adelante. Estupendo, sí. Pero sólo eso y nada más. Si la prensa deportiva no aúlla demasiado con el toque de carga del Séptimo de Caballería, ni canta Garry Owen a coro ni, lo que sería más pernicioso, se lo canta a los propios jugadores al oído en las entrevistas radiofónicas y televisivas, es posible que los jugadores estén lo suficientemente tranquilos como para poder seguir haciendo su trabajo. Que es lo que de verdad importa. Déjenles un respiro, por favor. No les envenenen la mente con halagos y expectativas.

He dicho.

jueves, 5 de junio de 2008

¡No nos queda nada!

Esta es una expresión muy típica de las islas. Ignoro si también es de uso corriente en el resto del país, pero como sucede con tantas otras en este rincón del Atlántico, debe examinarse y entenderse a la luz de la ironía. Por tanto, no quiere decir que falte poco, sino todo lo contrario.

La cosa viene a cuento de los dos partidos, por llamarlos de alguna manera, que han servido de última preparación a los chicos de Luis Aragonés de cara al inminente inicio de la Eurocopa, y tal. Las impresiones en el conjunto de la prensa (en este caso es la de Madrid la que se hace más eco) no son precisamente muy halagüeñas, visto lo visto. Y no le falta razón a los periodistas. Esta selección ha ofrecido bastante poco de bueno, y deja más dudas que otra cosa. Una sensación de "déja vu" que, no obstante, ofrece también un mínimo resquicio para la esperanza. Pero todo a su tiempo.

La primera sensación que ofrece este equipo es la carencia de juego útil. El tan traído y llevado "tiqui-taca" (osea, juego de toque y pase continuo, principalmente al pie del compañero en lugar de al hueco o al espacio libre) no sirve de mucho tal como se lleva a cabo, pues es lento, previsible, impreciso, y depende en exceso de Xavi Hernández (no obstante lo cual, ha sido el mejor del plantel). Véase si no: dos equipos que no están en la élite mundial precisamente se bastaron para maniatar durante buena parte de los partidos a la línea de construcción española, haciendo casi inútiles los desmarques de los delanteros. Los goles llegaron en golpes de picardía (Villa frente a Perú), jugada individual (Xavi frente a USA ayer), y sólo uno de inverosímil remate in extremis (Capdevila frente a Perú).

Pero hay más. Parece que la intención de los centrocampistas y delanteros españoles es llegar con el balón controlado ante las mismísimas narices de los porteros rivales. Y encima, a través del centro de las líneas enemigas. Con un par. Españoles somos, españoles seremos, siempre. Jugando a héroes de lo imposible, incluso en el fútbol. Trafalgar, o sea. Sólo hay una posibilidad de juego por las bandas, que tiene lugar cuando Sergio Ramos, ignorando las directrices de Luis, se incorpora al ataque. En semejante desbarajuste ofensivo, donde el balón no circula con fluidez y se juega en medio de un bosque de jugadores, propios y ajenos, Xabi Alonso encuentra notables dificultades para comenzar la circulación de balón, Cesc Fábregas se diluye como un azucarillo en un café caliente, y Fernando Torres está más solo y es más inofensivo que el farero de la isla de Lobos (Fuerteventura). Todos ellos necesitan espacios abiertos donde desplegar sus cualidades, que es precisamente lo que obtienen en el fútbol inglés, y no un partido a lo Waterloo, Austerlitz o Marengo. Sobre todo cuando quien se sienta en el banquillo no es precisamente el Gran Corso. Sólo la inspiración de Andrés Iniesta o el ya citado Xavi, así como las galopadas de Sergio Ramos ponen un poco de sal y pimienta en este caldo, tan soso que parece de trucha en vez de cherne.

Si a esto añadimos que muchas veces ocurren imprecisiones en los pases que dejan balones francos al rival para correr como liebres al contraataque, pues ya me dirán. Y recordemos que el primer rival es Rusia, y que la mitad de su equipo procede del reciente campeón de la UEFA, una escuadra que le hizo la cresta de gallo a los siempre prepotentes bávaros del Bayern de Munich, jubilando antes de lo previsto al protopiteco Kahn y dándole matarile a su cohorte de homínidos atapuerquenses (¡qué lástima!). Y que en la final, sin su estrella Pogrebnyak, rompieron la dura cáscara de los escoceses del Rangers, que por esas cosas del antifútbol consiguieron llegar demasiado lejos. Sí: esos chicos con nombres raros que casi nadie conoce, pero que tocan la pelota como los angelitos, dejan atrás al Correcaminos, y cuando golpean son como el acorazado Potemkin. Bum, bum. Justo lo que a nosotros nos falta.

Sí, sí, ya sé: son partidos de preparación, esto no es aún la competición, los rivales no te ponen, vienen a encerrarse y dar patadas, y tal, y tal. Vale. Y a lo mejor me equivoco, porque los españoles somos tan especialmente imprevisibles que de repente gritamos "¡Santiago y cierra España!", "¡Sus y a ellos!", o algo parecido, y les pasamos por encima. A héroes nadie nos gana, eso es verdad. Ese es uno de los resquicios de esperanza que me quedan.

El otro es el escepticismo de la prensa. Por una vez, parece que no se entona de antemano el "¡Yuuuju, ganaremos seguro!". Al menos, eso evitará que nuestro equipo nacional se convierta en la "decepción" en lugar de la selección, como me contaba un amigo mejicano a propósito de su escuadra representativa. Parece que el clima de euforia desmedida y anticipada, tan común en otras ocasiones, se ha apaciguado y que todos estamos a verlas venir. Eso puede ser un factor de presión menos para los jugadores. Sólo espero que se mantenga así después del primer partido, especialmente si, como todos deseamos, España supera el escollo del oso ruso y se lleva su piel como trofeo. Ajolá.

Si no, estaremos en lo de costumbre: sin saber a qué jugamos y cómo. Y con la única esperanza del toque a rebato, para caer como siempre, a nuestro más puro estilo. Cosechando elogios por el pundonor y el pecho descubierto, pero con las manos tan vacías como el espacio interestelar. ¡Y mira que es grande!

He dicho.

miércoles, 4 de junio de 2008

Una de portugueses

A lo largo de mi existencia, he visitado tierras portuguesas en cuatro ocasiones, incluyendo los dos archipiélagos (Azores y Madeira). Considero a los portugueses como hermanos, y entiendo como lamentable el aislamiento mutuo en el que hemos vivido durante siglos, a pesar de las notables similitudes que existen en la historia de los dos pueblos.

Portugal y España nacieron al abrigo de sus respectivas reconquistas peninsulares. De todas las secesiones, uniones, repartos y reuniones que convulsionaron el mapa peninsular a lo largo de la Edad Media, sólo quedaron dos proyectos al final. El español, basado en la unificación de los reinos de Castilla y León, Aragón y Navarra bajo una misma corona, y el portugués, generado tras la secesión de los condados del Duero de la monarquía leonesa. Una vez completada la expansión por territorio peninsular, ambos reinos se lanzaron a la conquista de sendos imperios ultramarinos que durante sesenta años también permanecieron bajo la misma corona, pero que decayeron progresivamente con el tiempo, anclados en su inspiración medieval, y de los que quedaron como último testimonio significativo las posesiones africanas: Ifni, Sáhara occidental y Guinea ecuatorial en el caso de España; Cabo Verde, Guinea, Angola y Mozambique en el de Portugal. Ambos países sufrieron regímenes dictatoriales durante buena parte del siglo pasado, de los que se vieron libres casi al mismo tiempo, unos por la vía rápida (Revolución de los Claveles), otros por la lenta (Transición Democrática). Pocas veces se habrán visto casos semejantes de historias paralelas.

El portugués medio es afable, aunque reservado. Ama la vida sencilla y a su gente. Valora la amistad y, como suelen decir los propios lusos, vive de los sueños y se alimenta de bacalao, que en manos de una cocinera portuguesa es el mejor de los manjares. Ante el español, sin embargo, muchas veces se comporta como el gato que cree ver frente a sí a un perro. Los sentidos alerta, las garras listas para enseñar, y a la mínima que vea o crea ver algo parecido a un desaire o la condescendencia propia del que se siente superior, se acabó. La memoria histórica es una segunda naturaleza en los portugueses. Sólo tienen un vecino de quien preocuparse, y éste no ha resultado ser siempre un buen amigo. Por eso siempre han mirado hacia el mar, dándonos la espalda, y por eso conocen mejor que el padrenuestro la batalla de Aljubarrota frente a las tropas castellanas, un acontecimiento que en España es casi ignoto. No es fácil ganarse a los portugueses o mejor dicho, no es inmediato. Pero si uno se toma la escasa molestia de hablar con ellos y comprenderles, y si encima lo intenta en su dulce idioma, tan cercano al nuestro... bueno, son para toda la vida. Pero hay una lección negativa de todo esto: el mensaje antiespañol no despierta rechazo en Portugal, se puede vender. Es factible. Puede ser creíble.

Y aquí es donde entra en juego el fútbol. Recientemente, la prensa española se ha hecho eco de las declaraciones de Carlos Queiroz, segundo de Ferguson en el ManU, a los medios del país vecino y hermano. En ellas, a propósito del presunto interés del Real Madrid por Cristiano Ronaldo, Queiroz se despachaba a gusto generando una sopa verbal en la que cabía desde Cristóbal Colón y otros episodios de la historia común, hasta la actual selección portuguesa de fútbol y los supuestos intentos del Real Madrid (y, por ende, de los medios españoles) por desestabilizarla de cara a la próxima Eurocopa. Queiroz ha intentado así vender en Portugal una historia que sabe que más de uno podrá, sin duda y lamentablemente, creer.

No soy amigo de lanzar palabras duras contra nadie, porque escribir siempre es fácil, pero la actitud de Queiroz es, a mi juicio y como mínimo, despreciable. Está bien que defienda los intereses del club que le paga (y al que presta mejores servicios de los que prestó en Madrid, por cierto), eso lo puede entender cualquiera. Pero que haga el discurso facilón y manido de vender en su país aquello de que "de España no viene buen viento ni buen casamiento" de un modo tan burdo y miserable, es digno de la más estricta de las censuras. Y ojo, no por ser portugués, sino por conducirse como una mala persona, para lo cual no hay nacionalidad que valga.

Y a propósito de la manzana de la discordia: los medios españoles (esta vez sí) se hacen eco de la posibilidad de que Cristiano Ronaldo pueda recalar finalmente en el FC Barcelona, de la mano de Sandro Rosell, si prospera la moción de censura contra Jan Laporta y si el propio Rosell concurre a las consiguientes elecciones. De por medio estarían los intereses de la firma Nike, de la que el jugador del ManU es ahora mismo su principal cartel, reemplazando así al, por ahora devaluado, Ronaldinho. Y atención al dato: este rumor lo recogen todos, en Madrid y en Barcelona. Lluís Mascaró dedica su columna de ayer al runrún, bajo el título de "La Teoría de Cristiano Ronaldo". Una posibilidad maquiavélica, pero coherente, según él.

Dos cosas.

Primera, como decimos en estas tierras de las Hespérides: ¡Ajolá! Ajolá se lo lleven y se acabe todo este culebrón.

Segunda, una curiosidad: si tal teoría fuese cierta y Rosell va en serio a propósito del fichaje del astro de Madeira... ¿cuál sería la actitud del club inglés? ¿Amenazaría con llevar al Barça ante la FIFA?¿Veríamos un síncope de Ferguson? ¿Qué diría el ínclito e inefable Queiroz esta vez?

Se admiten apuestas.

He dicho.