Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 11 de junio de 2008

Dicho y hecho

¿No les decía yo? Ya estamos a vueltas con lo mismo. Tachín, tachán. La euforia se desata, la prensa deportiva ya ha abierto la caja de Pandora de la gloria, y Garry Owen suena más alto y claro que nunca (para los que aún no lo han pillado, les sugiero que vean la película Murieron con las botas puestas, protagonizada por Errol Flynn y la inolvidable Olivia de Havilland, dirigidos por Raoul Walsh en 1941). Y al usínono, es decir, en Madrid y en Barcelona. Unos botones de muestra, sólo:
  • "Sensacional comienzo. (...) Lo que queda de aquí a cuartos casi parece ahora un cómodo tobogán. ¿Mucha euforia? Quizá. Pero, ¿quién se resiste?" (A. Relaño, AS).
  • "... la selección debutó con un triunfo apabullante ante Rusia." (S. Nolla, MD)
  • "Mejor imposible, el debut soñado. España dio el golpe. (...) Barrió a Rusia, metió cuatro goles, jugó a un gran nivel y por si fuera poco, Villa, con un ‘hat trick’, se convierte en el pichichi del campeonato. " (J.M. Casanovas, Sport).

Como muestra no está mal, ¿no? Sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de los directores de los tres medios. Nada menos. Pero qué pena. Dice el proverbio francés que aquéllos que ignoran la historia están condenados a repetirla. Y vuelvo a lo mismo: ojalá me equivoque, y además estrepitosamente. Parece claro, eso sí, que los rusos defraudaron las expectativas puestas en ellos. Julio Maldonado "Maldini" lo justifica y analiza en su columna en el AS, aludiendo al cambio de sistema defensivo de última hora, el bajo rendimiento de algunos jugadores clave como Zyryanov, Sychev y Bilyaletdinov y también al juego de España, que algo tuvo que ver. Al final, sin embargo, y a mi modo de ver, estropea un poco su brillante análisis al escribir:

"Esperábamos mucho más de Rusia, aunque todavía podría pelear por el segundo puesto ante griegos y suecos."

Y lo cierto es que aún podrían ser incluso primeros de grupo, lo cual sería una realidad si vencen a sus rivales y España empata ante ellos, lo que a su vez dejaría una hipotética clasificación como ésta: Rusia (6), España (5), Suecia (4) y Grecia (1). Sólo una posibilidad, pero factible. Nada está decidido todavía, por lo que darles por muertos es a todas luces prematuro.

La otra voz crítica ante el alud de entusiasmo desmedido viene de la mano de Francesc de Haro, (Sport), quien coincide en su columna, poco más o menos, con lo dicho por el arriba firmante en la entrada publicada ayer. Así que no me extenderé dando detalles. Además, tengo prisa.

Y euforias aparte, me provoca cierta sonrisa comprobar que los medios de la Ciudad Condal, después de lo ya mencionado, van a lo suyo, es decir, a su Barça. Y es que no sólo se unen al carro de la euforia, sino que aprovechan que el Llobregat pasa por el Prat (para que no se me ofendan con Valladolid y el Pisuerga) y reclaman a David Villa en las filas blaugranas. Esto es otra muestra de euforia desmedida, a mi juicio, más particular, pero euforia fuera del tiesto, sí o sí. Decantarse de ese modo por el posible fichaje de un jugador después de haber disputado el primero de los partidos que tiene por delante (un buen partido, sí, pero sólo eso), me parece un tanto exagerado. El asturiano (¡que no valenciano, Francesc!) hizo ayer, como él mismo reconoce, el partido de su vida. Me parecería más lógico que su cotización se disparase y las novias le saliesen como pulgas una vez finalizada la Euro, sobre todo si la finaliza como todos deseamos: a lo grande, y doctorándose como figura del fútbol internacional.

Pero qué quieren que les diga... en España (o Espanya, como prefieran) somos... semos así.

He dicho.

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