Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

martes, 26 de mayo de 2009

Dos apuntes

El primero debe agradecérsele a un jugador azulgrana. Y tenía que ser uno de los capitanes, Xavi Hernández, quien con mucha diplomacia le atizara una merecida colleja a Gerard Piqué por su salida de tono durante las celebraciones del título liguero del Barça:

Salida de tono más suave, ciertamente, que los exabruptos del hemano Samuel Eto'o años atrás. Pero igualmente criticable porque, como muy acertadamente le apuntó el capitán, no es correcto acordarse de nadie durante las celebraciones. Los festejos son para disfrutarlos con tu gente y no para incordiar ni ofender porque, amigo Piqué: te tocará llorar. Si tienes un poco de entendimiento, sabes a ciencia cierta que llegarán los momentos amargos. Y muy probablemente llegarán de mano del odiado rival, ese mismo de quien has tenido la dudosa gentileza de acordarte en el Camp Nou. No te extrañe si el Bernabéu, puesto en pie, te dedica en exclusiva un coro similar al amparo de una buena goleada o quizás, peor aún, de un fallo garrafal tuyo que le cueste a tu equipo la victoria y quién sabe si algún título. La hinchada madridista tiene buena memoria, y los momentos de felicidad, como me he cansado de comentar en estas páginas, tienen fecha de caducidad. Déjate de hacer el imbécil, anda, y hazle caso a tu capitán, que en esto tiene más tablas y más señorío que tú un rato:

Y el segundo, en otro orden de cosas y retomando el asunto de las elecciones a la presidencia del Real Madrid, ¿por qué la prensa madrileña cuestiona (cuando no tritura) a los posibles opositores a FP? Finalmente, Eduardo García ha retirado la demanda que había interpuesto en un juzgado de Talavera, cuestionando la legalidad del preaval necesario para presentar una candidatura a la presidencia, tal y como recogen los estatutos del club. Con ello, Florentino se queda solo en la carrera hacia la presidencia y, así las cosas, no será necesario concurrir a las urnas, con lo que el mandamás de ACS podrá afrontar su nuevo mandato sin dilación.

Hasta aquí, bien. Bien porque el momento para cuestionar la legalidad de los estatutos del club es el más inoportuno posible, y haría bastante más daño que otra cosa, al obligar a retrasar o quién sabe si suspender los comicios, con todo lo que ello supone para el diseño de un nuevo proyecto deportivo por parte de quien sea, cara a la próxima temporada. Lo que ya no me parece tan bien es que Eduardo García, por el mero hecho de cuestionar lo que le parece injusto, sea calificado de friki por los medios de la capital. Eso por no comentar el auto de fe al que ha sido sometido Juan Onieva en su intento por presentarse. Desmesurada presión de los medios (José Ramón de la Morena no sabe hasta qué punto se ha cubierto a sí mismo de porquería) y retirada de su avalista principal con lo que su proyecto, que no tenía pinta del todo mala, se ha quedado en el limbo. Onieva, desde luego, no supo conducirse como vicepresidente y tesorero del club en los tiempos de Lorenzo Sanz, tal y como atestigua la astronómica deuda con que lastraron entre ambos (y otros) al club. Deuda que, por cierto, tuvo que ser saldada por FP a golpe de pelotazo inmobiliario, lo que otros muchos hicieron después para sanear sus maltrechas economías.

Onieva tampoco anduvo del todo fino en su presentación como candidato:

Pero de ahí a ridiculizarle como se ha hecho en la Sexta, y aquí queda el video retocado por Louis para demostrarlo, es otra bien distinta, sobre todo si viene de alguien cuyo deber primordial es informar. Los aderezos cargados de cinismo sobran. Claro que si el director de la cadena es el antiguo director de comunicación de FP (verbigracia, Antonio García Ferreras), la cosa queda mucho más clara. Y, de paso, también arroja alguna sombra sobre el propio Florentino. ¿De verdad era necesario llegar a esto? ¿Es que el socio madridista no puede nunca llegar a decidir por sí mismo? ¿Es que el proyecto de Onieva resultaba un estorbo para alguien? Por cierto, el diario MARCA también calificó de friki el proyecto de Onieva en su portada. Más curioso aún, infinitamente más, es para el abajo firmante que los medios del Principado (con alguna excepción muy aislada) se hayan hecho eco de estos asuntos. No obstante, vuelvo a lo mismo: en su caso, se agradece el descuido, el desdén, o lo que sea.

Repito, pues: ¿qué interés tiene la prensa afín al Real Madrid en (tal y como afirma Perarnau) laminar a cualquier posible oponente? Más inquietante aún, ¿está el propio FP o alguien de su equipo detrás de ello? Demasiadas sombras para lo que debería ser enteramente transparente, pues queriendo jugar a favor de Florentino, la prensa madrileña le está perjudicando. Cada vez más.

He dicho.


viernes, 22 de mayo de 2009

¿Qué está pasando aquí?

No puedo por menos que contemplar estupefacto cómo se las está manejando la prensa madrileña de cara a la elección del nuevo mandatario de la Casa Blanca. ¿Qué es esto? ¿De qué va esto? Mí no comprender. Niet. Nada en absoluto.

Florentino Pérez tan sólo ha hecho oficial su presentación como candidato a la presidencia del Real Madrid. Por lo demás, no ha dicho una sola palabra. Su más directo colaborador, Jorge Valdano, ha añadido que su proyecto será una superproducción, si uno tiene que creerse las portadas de la prensa, de las cuales un servidor se fía cada vez menos. Punto. Desde entonces, hemos tenido que padecer (y seguimos haciéndolo día a día) un continuo y demoledor torrente de especulaciones con el objetivo primordial de inyectar, al precio que sea, una buena dosis de ilusión en una masa de aficionados descontenta y acomplejada por la grandísima campaña que está realizando el máximo y odiado rival. Y ya puestos, con el objetivo encubierto de hacer negocio a costa de la avidez del aficionado madridista por conocer el futuro. Como Aramis Fuster, pero en papel, maribel. O, si se prefiere, el cuento de Fiascanieves amplificado ahora hasta la enésima potencia. Para el banquillo han sonado: Ancelotti antes, Wenger después, ahora Mourinho o Laudrup, pero también se menciona a Manuel Pellegrini o (el colmo) ¡Jorge Valdano! ¿Y jugadores? La repera: Ribéry, Xabi Alonso, Villa, Silva, Maicon, Clichy, y muchos más, amén de los de siempre: CR7 y Kaká, a quien se da casi por fichado. Y seguramente me dejaré alguno por el camino. Pero lo mismo da. Si esto es lo que hemos tenido que soportar hasta ahora, ¿qué nos queda? No me atrevo ni a pensarlo.

Da, simplemente, escalofríos la tremenda insensatez que supone una apuesta de este tipo, si FP la lleva a cabo finalmente. Confirmaría al Real Madrid como un club eminentemente comprador a golpe de talonario, y a la vez responsable de la continua ruptura del mercado futbolístico. Antecedentes: 1985 (fichaje simultáneo de tres estrellas de la época como Hugo Sánchez, Gordillo y Maceda) 1996 (se pagaron varios miles de millones de pesetar por arrebatar a Mijatovic al Valencia y acompañarle por Suker, Roberto Carlos, Seedorf, Panucci, Karembeu y otros), y 2000 en adelante: Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham, acompañados de una pléyade de nombres menores, con un gasto conjunto estratosférico. En el resto del espacio futbolístico europeo, presidentes, managers y entrenadores tiemblan ante la posibilidad de que el empresario madrileño tiente a alguna de sus perlas, y se están apresurando a mimarles prometiéndoles el oro del moro (Premier League, o sea) o del Vaticano, el Pirata Morgan, o quien c... sea, con tal de que no cojan puerta. Y entre ellos, Jan Laporta ha tenido que ser, fiel a su estilo, el que más ha alzado la voz. El miedo es gratis.

¿Y qué pasa con esa cantera? ¿Qué demonios pasa con esos chicos que se verán privados de oportunidades ante la llegada de presuntos astros extranjeros? ¿Qué pasa con los Parejo, Bueno, Palanca, Szalay, Villafañe, Schorch, Gorka, Adán, Mosquera, ...? ¿Es que los mandatarios blancos no aprenden? ¿Es que no recuerdan que la última gran época dorada del madridismo tuvo como pilar básico a cuatro chicos del Castilla cuyos nombres son hoy leyenda? Granero, Mata, Negredo, Soldado, los hermanos Callejón, y otros muchos han tenido que hacer las maletas ante el negro futuro que les aguardaba de blanco (paradojas del color). Y algunos de ellos triunfan, como era de esperar, pues les sobran calidad y ganas.

¿Acaso no hay un espejo en el que mirarse? Lo hay, pero no uno, sino dos: uno bueno, precisamente el del odiado rival del Principado, que ha hecho de la cantera y su modo de entender el fútbol un santo y seña que hoy por hoy, aspira a la hegemonía balompédica mundial; y otro malo, en la ribera del Manzanares, a quienes ya dediqué un breve análisis en su momento. ¿Pretenden FP y su equipo convertir al Real Madrid en un mal remedo de los colchoneros? Mí no comprender. Nein. Frente a esta opción absolutamente disparatada, surge la de Juan Onieva, cuyo mayor obstáculo es Onieva mismo, pero que suena bastante más sensata: cantera y jugadores españoles. Claro que como este buen señor no dejó precisamente grato recuerdo como tesorero y vicepresidente de Lorenzo Sanz y como, peor aún, no goza del beneplácito de la prensa, la suya es una misión prácticamente imposible. Su receta, sin embargo, es mucho más atractiva, siempre que esté bien aderezada con los oportunos y necesarios refuerzos foráneos.

Lo que causa más estupor por todo esto es el doble papel que desempeñan algunos capitostes de la prensa de Madrid. Y me refiero esta vez a Alfredo Relaño, cuyas columnas parecerían escritas por alguien ajeno al mundo de la prensa, si no fuera porque uno sabe positivamente que su autor es, a la vez, director de un periódico cuya línea editorial está rendida a los pies de FP, seguramente porque la expectación que le acompaña resulta de todo punto más rentable. La de hoy no tiene desperdicio: Florentino se enfrenta a la impaciencia, dice el lumbrera. Claro que sí: la que generáis vosotros en vuestras páginas y en vuestros programas de radio. Impaciencia por saber si se concreta o no el fichaje de Kaká, impaciencia por saber qué harán CR7 y Ribéry el año que viene, impaciencia por empezar a construir el equipo de cuento de hadas que la prensa crea en la mente del desesperado aficionado merengue. En una palabra: FP se enfrenta a vosotros. Y como también afirmé en mi anterior post, no le vi tablas para hacerlo en su momento.

Y mientras tanto, un pedazo de entrenador como Juande Ramos, vegetando y sin saber cuál va a ser su futuro. Ayer tarde, el AS promovía una encuesta en línea entre sus lectores a propósito de sus preferencias para el banquillo: a eso de las 19:30 ganaba el manchego. De largo.

Sinceramente, ya empiezo a estar harto de que los señores de la prensa madrileña me tomen el pelo de este modo. No son los únicos especializados en ello, cierto. Pero es que ya dan de cara.

He dicho.

viernes, 15 de mayo de 2009

Segundas partes ...

Pues sí, al final se ha sucedido lo anunciado desde hace semanas, el sueño de una buena masa de seguidores y socios madridistas. Florentino Pérez anunció ayer su candidatura a la presidencia del club en medio de una expectación como sólo él podía generar. Doscientos periodistas acreditados, quince países. ¡Ñó, qué precios! Casi nada, o sea. Su discurso, breve, conciso, al grano. Definitivo para unas cosas, esquivo para otras y, en resumen, equilibrado y mesurado. Se le aguardaba como al Mesías, como al Salvador, como a la única persona capaz de devolver el prestigio perdido al club y de romper el naciente reinado blaugrana. Aunque no mencionara específicamente ningún nombre, las quinielas sobre su equipo de colaboradores y la junta directiva, así como (sobre todo) los posibles fichajes, se han disparado como ametralladoras. En la prensa de Madrid, claro. En la de Barcelona, apenas se han preocupado del tema, cosa que es muy de agradecer.

¿Será Florentino Pérez el mesías, el esperado redentor, el ser superior que involuntariamente designó como tal Emilio Butragueño? No lo tengo meridianamente claro. Se suele comentar, en éstas como en otras cosas, que segundas partes nunca fueron buenas. Quizás sería más adecuado decir que raramente fueron buenas. Todo dependerá de sus decisiones, de su política de fichajes, de su capacidad de delegar en otros las decisiones estrictamente deportivas, y de la capacidad que estas personas delegadas tengan para gestionar un vestuario que, muy probablemente, se llenará de nuevo de grandes nombres. Y por supuesto, también dependerá de su capacidad de aprender de errores pretéritos, que no fueron precisamente pocos. No veo con buenos ojos un eventual retorno de la política de fichajes "galácticos", un adjetivo que, cierto es, se inventó la prensa, pero que acabó por ser un agujero negro, colapsado por su propia gravedad y por la indolencia de una plantilla apática, indisciplinada y más pendiente de los ingresos extrafutbolísticos que de su verdadero y primordial deber. Y no olvido otra, a mi juicio grave carencia mostrada por el ex mandatario blanco y ahora de nuevo candidato: sus escasas tablas y evidente blandenguería para enfrentarse a los señores de la prensa, especialmente la radiofónica, cuyo poder fáctico en este país es desmesurado, terrorífico y casi omnímodo. En la otra orilla, verbigracia el Principado, lo saben muy bien. El amic Joan Laporta, que eludió por milímetros estatutarios la humillante salida forzada de su bienamado club, estandarte de ese país de Yupi en el que vive, podría escribir un tratado sobre el tema. Otro amic, Joan Gaspart, derramó lágrimas por ello. Justa penitencia, dicho sea de paso, para alguien como él, tan buen forofo como pésimo gestor futbolístico. Pero la culpa no fue suya, claro: fue Florentino quien le convirtió en mal presidente. Toma, moreno.

De todo cuanto dijo el ahora candidato, entre aplausos y empalagosos halagos (quién sabe si debidos a otros que, en el momento de su dimisión, pidieron con idéntico entusiasmo su cabeza), me quedo con un detalle que, a mi juicio es el más importante de toda su intervención: su propósito de modernizar el club y de lograr que funcione como una empresa, aunque no lo sea, aun cuando siga perteneciendo a sus socios. Sin duda éste es el reto más decisivo y trascendente que afronta en su nueva etapa, si consigue alcanzar la presidencia, muy por encima del meramente deportivo. Si lo logra, si destierra al olvido los nanines y otros gremlins análogos de alto poder destructivo, si cambia la pauta de funcionamiento del club en aras de la eficacia y la solvencia, si consigue hacer de la institución un ejemplo de seriedad, lo demás ha de venir por sí solo. Habrá épocas de bonanza y de crisis, como siempre, pero si los cimientos son sólidos, el edificio será inmune a casi todo. Ese es su cometido, y sobre él albergo menos dudas que sobre los éxitos deportivos que han de venir y que muchos ingenuos dan por seguros, como si su sola presencia bastase para garantizarlos.

No. Los éxitos se construyen siempre sobre la base del trabajo, y no pocas veces sobre la base del fracaso. La paciencia y la perseverancia son ingredientes fundamentales de la receta, y entendería como oportuno un mensaje de sensatez en este sentido, algo así como que nadie espere títulos a la vuelta de la esquina. Un mensaje del tipo sangre, sudor y lágrimas, un mensaje capaz de concienciar a la masa de seguidores madridistas de que el éxito es una tarea común, de todos, desde el presidente hacia abajo. Y que es el esfuerzo del conjunto, y no el de los individuos aislados, lo que ha de triunfar. Si no lo hace así, entiendo que Florentino Pérez se expondría a un altísimo y grave riesgo: el de desilusionar a la parroquia si los éxitos no llegan inmediatemente, al estilo de lo que suele suceder reiterativamente a la vera del Manzanares.

Pero claro: ellos están acostumbrados, saben mejor que nadie lo que es sufrir. No disfrutan con ello, claro, pero apoyan a su equipo con el alma. Por el contrario, la hinchada madridista, comodona como pocas, espera que todo se arregle solo. Craso error. Hay que arrimar el hombro, apoyar y confiar. Muy difícil en este país y en esta procelosa cocina futbolística patria. Pero necesario hasta lo imprescindible en la Casa Blanca. Ahora como pocas veces lo había sido antes.

He dicho.

jueves, 14 de mayo de 2009

De copas, países, e hijos de puta

El primero de los títulos a los que podía optar el Barça ya está en el bote. Y sería de cafres no reconocer la absoluta y estricta justicia del desenlace del encuentro. Ganó el que más y mejor jugó, un equipo que hoy por hoy es un auténtico rodillo que masacra cuanto se le pone por delante (sólo el Chelsea ha estado a punto de meter una cadena en el engranaje de precisión blaugrana). Hasta Touré, un jugador al que uno asocia con la idea de stopper poco dado a filigranas, se marcó un golazo como el sombrero de un picador, firmando una jugada que ya habria querido para sí Messi quien, de todos modos, también se sumó a la fiesta haciendo saltar por los aires el fortín rojiblanco. Lo de Bojan y Xavi no fue más que la puntilla para un toro que ya no podía dar más de sí: el otrora miura bilbaíno encontró ayer un matador a su medida.

Y eso que Caparrós no lo concibió mal del todo: presionar la salida de balón por los laterales azulgranas y forzar el pelotazo del portero, agobiar a los centrocampistas rivales e intentar sortear su línea de presión a base de balones largos, y sacar provecho de los balones aéreos y las jugadas a balón parado. Durante media hora le salió bien: sus hombres tomaron ventaja en la única jugada clara que tuvieron en la primera parte y parecía que el Barça naufragaba en sus intentonas de acometida ante Iraizoz. No obstante, la máquina de Guardiola comenzó a sacudirse paulatinamente la presión para hacerse con el control absoluto del partido. Y en éstas, aparecieron Touré y su zambombazo, que supusieron el principio del fin del sueño de los del Botxo. Messi, Bojan y Xavi sólo certificaron lo inevitable. Y así, don Juan Carlos, rey de España, entregó la Copa que lleva su nombre a quien la mereció. Quien hizo lo que tenía que hacer: jugar al fútbol y ganar. Punto.

Hasta aquí el análisis meramente futbolístico. Tan simple que hasta un crío de ocho años podría hacerlo sin dificultad (¡Que me traigan uno inmediatamente!, diría Groucho). Queda también, naturalmente, la otra parte, la que sucedió pese a los vergonzosos intentos de Televisión Española por ocultarla, y otros asuntillos que también estuvieron en el ajo y que no pienso dejar de comentar. Todo tiene su origen en la concepción absolutamente monstruosa que se hizo de este encuentro como un supuesto duelo deportivo entre dos países distintos, como si lo de Copa de España no fuese más que una mera entelequia. Por supuesto, el buenazo de Joan Laporta tuvo que abrir la bocaza para señalar que el Barça y el Athletic representan a una masa social muy importante en sus respectivos países. Es decir, una vez más el ínclito Jan tuvo a bien mezclar política y deporte, pues el significado de la palabra país, en la (insisto) bocaza de un reconocido independentista catalán como el presidente del FC Barcelona tiene un significado claro, preciso y para nada ambiguo. Por supuesto, sería de tontos ignorar que la frase del lumbrera tiene muchos y acérrimos seguidores, tanto en la capital del Principado como en las márgenes de la ría del Nervión.

Y claro, sucedió lo previsible: la entrada de los reyes al palco fue saludada con más abucheos y silbidos que aplausos. Estas muestras de desaprobación se extendieron al momento en que sonó el himno español, algo que la televisión pública de este país, para su bochorno y vergüenza, quiso ocultar primero para ofrecerlo en diferido después, atribuyéndolo torpemente a un error humano. El ínclito Jan también llamó al civismo, es cierto, pero pocos le hicieron caso. O tal vez sucedió que los borregos que siguen y corean sus soflamas políticas no entendieron bien lo que significa la palabra civismo. No fueron capaces de comprender, acaso porque su cociente intelectual no da mucho de sí, que ser cívico significa respetar a aquéllo y a aquéllos con los que no estás de acuerdo. Significa ser consciente de que, por mucho que te pese, en la final de la Copa de España y que en este país (osea, España, Catalunya y Euskadi incluidas) se llama Copa del Rey debe estar el Jefe del Estado. Que esta persona por su sola condición, merece ser respetada. Y que es elemental que en un evento así suene el himno nacional, como es de rigor siempre que el Jefe del Estado preside cualquier acto. Todo ello, insisto, debe ser motivo de respeto por poco que guste.

Simpatizo con el aficionado del Athletic que, en el momento del himno, se puso en pie y, muy serio, se llevó la mano al pecho. Y lo hago porque, en su lugar, yo habría hecho lo mismo, pues tengo muy a bien sentirme español, aunque a veces algo semejante sea más motivo de vergüenza pura y dura, ajena y propia, que de otra cosa. Sin estridencias ni aspavientos, como ya he señalado en algún momento, pero con firmeza. No sé si por ello soy tonto, si ser español es más una maldición bíblica que una ventura. Pero me da igual, lo asumo sin complejos, sin miedo a que se me llame facha, pepero, o sepa usted qué otro despropósito. Algo así sólo sirve para estimular las glándulas sudoríparas de cierta parte, muy noble por cierto, de mi anatomía.

Sí que tengo claro lo que resuena en mi mente al oír los despropósitos de Laporta y sus voceros (como el ilustre Lluís Mascaró), al contemplar atónito lo que hace la televisión pública para no mostrar el comportamiento indecente de una masa de individuos, supuestamente conciudadanos y compatriotas, hacia el rey de España, o al leer a Iñaki Anasagasti justificando los pitos invocando ¡los tiempos de Franco!¡Con un par, el calvorota! Y resuena ni más ni menos lo que, a voz en grito, expresó Diego Armando Maradona, el 8 de julio de 1990, en plena final de la Copa del Mundo, al oír los abucheos con que los tifosi italianos saludaban a su manera el himno argentino:

¡Hijos de puta! ¡Hijos de puta!



He dicho.

(P.D.: Por lo menos, el primer responsable en TVE ya ha pagado por lo hecho).

viernes, 8 de mayo de 2009

Purgas estalinianas

Las serpientes de verano se han adelantado en la Casa Blanca. Y lo de blanco es un decir, porque pocas veces se había visto un panorama culebrino tan abigarrado. Vamos, que hay sierpes de cuarenta mil colores entre las que elegir. Y eso que esto no ha hecho más que empezar y que, por no saber, aún ignoramos en firme si Florentino Pérez se presentará o no como candidato a la presidencia del Real Madrid, aunque los medios de la capital parecen estar bastante seguros de ello. Pero bueno, a lo que vamos. Venga quien venga, tanto si se trata de la presidencia del club como de nuevos jugadores, está más que claro que ello será para desplazar a otros que, ineluctablemente, deberán coger las de Villadiego. Y como ahora mismo pintan bastos en Concha Espina, los aficionados se decantan por hacer una ejemplar purga. Al estilo de ésas que se marcaba un tal Josif Vissariónovich Djugashvili, quien pasó a la historia con el sobrenombre de Stalin (acero) y que se convirtió, por méritos propios, en ejecutor de eliminaciones expeditivas y sistemáticas de todos aquellos que no estuviesen a la altura de un ejemplar ciudadano soviético, asociando así a su nombre la palabra "purga".

De todas cuantas ordenó (que algunas hubo), la más sonada fue la que afectó al joven Ejército Rojo hacia finales de los años 30, movido por la sospecha de que sus cabezas y oficiales servían a intereses extranjeros. Alemanes (y por ende, nazis) para ser más exactos. La mayor parte de sus mandos, militares profesionales formados en, o vinculados de alguna manera a las academias zaristas, y a los que por tanto se suponía nostálgicos del antiguo régimen, fueron sistemáticamente eliminados y sustituidos por jóvenes aspirantes de intachable pedigrí comunista, pero de muy escasa experiencia castrense. Las consecuencias no pudieron ser más nefastas cuando tocó afrontar el embate del entonces invencible rodillo militar hitleriano, unos años más tarde.

Ahora, el diario MARCA revela los resultados de una ciberencuesta en la que sus lectores se decantan por purgar a once jugadores de la actual plantilla, incluyendo a algunos titulares como Fabio Cannavaro o Gabi Heinze, y algunos veteranos ilustres, como Guti y Salgado, o fiascos más o menos sonados como Van der Waart, Saviola, Drenthe y cómo no, el visto-y-no-visto Faubert. La lista se completaría con Dudek, Javi García y Mahmadou Diarrá. Raúl y Gago están en el filo de la navaja, pues hay plena división de opiniones sobre la conveniencia de su continuidad. Sobre los demás componentes del equipo parece no haber dudas o, en el peor de los casos, la opinión mayoritaria de los encuestados les es favorable.

Las purgas en los equipos de fútbol son normales, cosa de todos los años, y más aún en el fútbol español, donde la testiculina se impone casi siempre a la acetilcolina, es decir, donde el común de los aficionados reacciona y piensa más a golpe de calentura que de modo calmado y reflexivo. El triunfal Barça de hoy estaba sumido en la más negra de las crisis hace menos de un año, y la afición pedía a gritos las testas de las que hasta entonces habían sido estrellas del equipo, adoradas, protegidas y mimadas hasta la servidumbre por dirigentes, técnicos y periodistas. Samuel Eto'o terminó por quedarse porque no se le encontró salida ni recambio, pero ya he contado en estas páginas que ilustres plumas culés como Batlle o Mascaró daban por hecho que había que arrojarle a los leones (muy propio, por otra parte). Llegados al extremo, un columnista serio y respetable como Martí Perarnau abogó incluso por meter en el paquete de transferibles a Puyol y Xavi, hoy héroes indiscutibles del equipo. En su columna, elevaba a ¡catorce! la cifra de jugadores que debían salir del conjunto blaugrana. Una purga, osea. El tiempo demostró que no fue preciso llegar tan lejos.

Y sin embargo, las purgas (futbolísticas, se entiende) tienen también su momento oportuno. Y es sobradamente conocido que, de hacerse a tiempo, pueden ser muy saludables. Paradójicamente, el mejor momento es siempre cuando estás en la cresta de la ola, y no cuando los resultados adversos te llevan al fondo. El único problema es que en momentos de bonanza, las purgas son difícilmente justificables ante una afición que se deja llevar más por el corazón (es un decir) que la cabeza. Pero las ventajas son múltiples: los jugadores a vender están mejor valorados y cotizados, por lo que son más fácilmente transferibles, se pueden obtener buenos ingresos por ellos y reforzar el conjunto con criterio, en los puestos necesarios y con jugadores con hambre e ilusión, y que cumplan el perfil adecuado. Justo lo que el Real Madrid, obcecado por el fichaje de CR7 no hizo el verano pasado para encima, mosquear primero y desprenderse después de jugadores como Baptista y Robinho. Que el último, al final, se quería ir, sí. Buen dinerito, sí. Pero no hubo recambios, y ecce los amargos resultados futbolísticos. Ya sé que es siempre ventajista hablar a toro pasado, pero de lo sucedido entonces poco bueno cabía esperar, y el abajo firmante dejó constancia escrita de ello.

Sin duda, la purga merengue se llevará a cabo, eso sí: con un año de retraso. Los nombres señalados por MARCA no me parecen descabellados, incluyendo al mismísimo Raúl. Si, como dice el tabloide del antiguo grupo Recoletos, los dueños del Manchester City están dispuestos a llevárselo, yo no me lo pensaría dos veces. Su ciclo está más que cumplido, y merece salir con todos los honores y reconocimientos. No viene de más recordar que Guardiola cogió camino de Italia al comprobar que sus años dorados ya habían pasado y que su presencia en Can Barça era más un lastre que otra cosa. Como también está listo de papeles el ciclo de veteranos como Guti (sublime algunas maravillosas veces, exasperante la mayoría), Salgado, Van "the man" Nistelrooy (y bien que siento decirlo), Dudek y Cannavaro (a la postre el mejor fichaje que llegó a España procedente de aquella Juve que se hundió en el pozo hace un par de años). Otros, simplemente, no han dado de sí lo esperado (Van der Waart, Drenthe o Javi García). Y por fin, otros como Saviola o Faubert nunca debieron haber llegado. No incluyo a Gago en el paquete, pero no vería con malos ojos la salida de Robben si llega un jugador de banda (mejor dos) digno de ese nombre, ya sea canterano (Miquel Palanca, por ejemplo) o foráneo (Frank Ribéry, según la prensa madrileña que, dicen, se hace eco de la francesa).

La juventud al poder, como siempre ha sido. Ley de vida. Ley de fútbol. Ley, en suma, del deporte. Que el veterano que lleve la voz cantante y dé cohesión al vestuario sea Iker Casillas. Que jóvenes como Higuaín, Sneijder, Marcelo, Huntelaar, Torres y Pepe (tras cumplir la debida penitencia por su tropelía) den comienzo a una nueva etapa. Eso sí, flanqueados por algún refuerzo de garantías, en estos momentos absolutamente imprescindible. Y sigo pensando que Juande debe seguir al mando, participando esta vez activamente en el rediseño de la plantilla, cosa que no pudo hacer en diciembre.

Ya veremos, en cualquier caso, qué es lo que nos depara el futuro, tovarichs. Hablaremos sobre ello, sin duda.

He dicho.

lunes, 4 de mayo de 2009

Cabezas de turco y fumata a la venta

Una muestra más del carácter miserable de esta nuestra naturaleza hispánica se está dejando ver en algunos medios después del Clásico del fin de semana pasado. En el diario Marca arremetieron ayer contra algunos jugadores del Real Madrid (Gago y Sergio Ramos), culpándoles del estrepitoso fiasco del sábado, y convirtiéndoles en el blanco (nunca mejor dicho) de críticas tan aciagas como injustas. Hoy mismo, y corriendo una espesa cortina sobre lo acontecido, han dado comienzo a la clásica venta de humo estival. Florentino Pérez (dicen) hará oficial su presentación como candidato a la presidencia en dos semanas. Y no se cortan en señalar a Arsène Wenger como futuro entrenador merengue, lo cual supondría que Juande Ramos diría adiós como técnico madridista. El cartel de jugadores futuribles es como para quitar el hipo: Cristiano Ronaldo (¡otra vez...!), Kaká (¡otra vez...!), Cesc (¡otra vez...!), Xabi Alonso y Negredo. Ahí es nada. Total, cuatro perras de las de antes.

Hacer leña del árbol caído es siempre lo más fácil en estos casos. Y si ello sirve, naturalmente, para ocultar la propia responsabilidad tras lo sucedido, para qué contar. Ni Sergio ni Gago, titulares indiscutibles en sus respectivas selecciones nacionales, tienen la culpa de lo sucedido. Simplemente, su rival fue mucho mejor, y convirtió sus esfuerzos en baldíos. Aún así, el de Camas dio el primer gol a Higuaín y marcó el segundo, de modo que si no hubiera sido por él, el resultado habría sido aún peor. Pero claro, la culpa siempre es del otro.

Porque parece que el MARCA está particularmente empeñado en motivar al rival contra los intereses propios. Raymond Doménech no necesitó hacer uso de oratoria alguna para motivar a sus petits garçons cuando, en vísperas del partido de cuartos del Mundial de Alemania 2006, los buenos señores del rotativo madrileño tuvieron la felicísima idea de titular su portada: "¡Vamos a jubilar a Zidane!". ¡Ole con ole! Y tanto fue así que el divino calvo, aludido por los de Recoletos, se marcó un partido como el sombrero de un picador y anotó un golazo de los de época, tras dejar dos veces sentado a Carles Puyol. A la postre, dejaría un recadito para el recuerdo: Los grandes jugadores se jubilan cuando ellos quieren. A lo largo de este año, y plagiando a Tomás Guasch y su célebre invención del cagómetro, han machacado lo habido y por haber con el supuesto canguelo del Barça. Y claro, Guardiola no ha tenido que decir ni pío a sus muchachos. En vísperas del Clásico, la motivación les sobraba a los culés. Comenta Matallanas en su blog que Xavi Hernández gritaba como un poseso en la zona mixta "¡Toma canguelo! ¡Vamos, Barça!". Blaugrana y en botella... cóctel explosivo.

En resumidas cuentas, no estaría de más que en el Marca fuesen un poco más inteligentes, si es que el cociente intelectual da como para ello, y dejaran de servir a los intereses de los rivales del Real Madrid a base de motivarles con sus estupideces. Pero claro, con una tripulación formada por personajes como Eduardo Inda, Miguel Serrano, José Manuel Pipi Estrada, Roberto sapientísimo Gómez y el inefable e incalificable Jose Vicente Hernáiz en ese barco (señor Segurola, por Dios, ¿qué pinta usted ahí?), todo paralelismo con el Mary Celeste (ese pecio flotante que a finales del siglo XIX surgió de la bruma en las Azores, vacío y sin respuestas) deja de ser casual. Pero visto que ha comenzado la fumata, está más que claro que no han aprendido la lección. Ni, al parecer, lo harán jamás.

Lo peor de todo esto es que el trabajo de Juande Ramos puede quedar en el olvido, barrido de un plumazo, arrasado y aniquilado por el peso de la contundente derrota. Y creo que no debe ser así. Creo que se cometería un gravísimo error y una no menos grave injusticia. El manchego llegó al Real Madrid en un momento crítico como pocos se han visto en su historia reciente, con el club sacudido por el escándalo de la asamblea que nunca debió ser, el equipo física y anímicamente roto por las lesiones y las derrotas, y en vísperas de una encerrona en el Camp Nou en la que se presumía lo que ha terminado por suceder en el Bernabéu. Tras reponerse de una derrota-no-humillante ante el Barça, clasificó al equipo para los octavos de la Champions, y encadenó una de las rachas de victorias ligueras más prolongadas que se recuerdan. Todo ello con un equipo que él no compuso, tremendamente descompensado, y con carencias que en el mercado de invierno no se suplieron del todo (lo de traer a Faubert quedará en la memoria como un despropósito). El equipo hizo gala de lo único que tenía: garra, coraje y pundonor. Y ahí está el resultado: subcampeones, metidos por la vía directa en la Champions y con tranquilidad clasificatoria más que suficiente como para recomponer el equipo tras las próximas elecciones. ¿Es culpa de Juande lo sucedido? Claro que no. Calderón, Mijatovic y Portugal deberían aparecer como máximos responsables. El primero ya es historia, con lo bueno y lo malo. Faltan los otros dos.

En resumen: es necesario tener la cabeza fría, es necesario que se abandonen las líneas editoriales que perjudican los intereses del equipo (y a veces, como ya se ha visto, de la mismísima selección española), es necesario recomponer los ánimos y estudiar las necesidades de la plantilla, es necesario dar confianza a los que se la han ganado, es hora de planificar, de construir y regenerar, y no de crear ilusiones a base de talonario. O, lo que es peor, a base de humo.

He dicho.

Fin del capítulo

Una vez más, y visto lo visto el sábado por la tarde, no queda más remedio que recoger velas, admitir que, hoy por hoy, no hay más color en la liga española que el que pone el FC Barcelona, y envainársela. Así de claro, y sin más. Lo sucedido en el Bernabéu pone las cosas en su sitio, y aunque en el fútbol todo es siempre posible, a día de hoy no hay lugar para dudas. El Barça de Guardiola ha resucitado las mejores vibraciones de otras versiones ganadoras del equipo culé. Así a bote pronto, y desde que tengo uso de razón, recuerdo las de Rinus Michels (Cruyff, Sotil, Marcial, Gallego, de la Cruz, Sadurní, Costas...), la de Terry Venables (Calderé, Rojo, Marcos, Carrasco, Migueli, Archibald, Schuster...), y la de Cruyff (Bakero, Stoichkov, Koeman, Laudrup, Ferrer, Guardiola...). Pero esta versión, indudablemente, las supera a todas. Si el Chelsea no encuentra una fórmula mágica para romper el engranaje azulgrana (y no creo ser insensato si afirmo que eso es muy poco probable), veremos el quinto triplete de la historia. Ni el Milán de Sacchi y sus holandeses, ni la más temible versión del Bayern de Munich, ni tampoco el Real Madrid, han llegado a algo semejante. Sí que lo han hecho antes Celtic de Glasgow, Ajax de Amsterdam, PSV Eindhoven y Manchester United, éste último en 1999, tras birlarle la final a los bávaros protopitecos de Kahn y compañía en los últimos dos minutos. Así que enhorabuena. Punto.

En cuanto al perdedor, no queda otra que levantarse y seguir adelante. El Barça de Guardiola tiene fecha de caducidad, al igual que todos los grandes equipos de fútbol que han sido y serán, tan sólo que no se sabe cuál. Esta situación pasará, antes o después, y el Real Madrid volverá a alzarse y obsequiará a sus fieles con nuevos triunfos, eso no lo dudo. Que el equipo actual no sirve para la alta competición, ha quedado más que demostrado. Quien dio el primer aviso fue la Juventus, en la primera fase de la Champions, cuando se deshizo sin problemas del Madrid, tanto en Delle Alpi como en el Bernabéu. El segundo toque de atención, bastante más serio por lo aparatoso, vino del Spanish Liverpool de Benítez y los suyos. Y éste, el tercero, ha sido sin duda el más severo. Espero también que sea el último, pues no me cabe duda de que la plantilla habrá quedado moralmente muy tocada después del histórico varapalo. Pero no se trata ahora de demoler al actual equipo. Ni mucho menos. Se trata de darle lo que le hace falta: una defensa firme y segura, jugadores capaces de abrir el juego por las bandas, y buenos organizadores-pasadores en medio campo. Por lo demás, está todo bien cubierto, pero de modo escandalosamente descompensado. Y, lo más difícil y lo más necesario será, indudablemente, construir un equipo de verdad con todo ello. Sin egos y con sentido común, aprovechando lo mejor de cada jugador. Dando paso a los Palanca, Szalay, Schorch, Bueno, y otros canteranos. En tanto que Raúl y otros ilustres veteranos deben ir ocupando banquillo o salir del equipo pues su ciclo, mejor o peor, toca ahora a su fin. No es país para viejos, si se me permite la frase. Y no por ardor, ni por falta de espíritu combativo. La biología dicta su ley, y es inexorable. Hasta Guardiola mismo sabe esto muy bien, pues no en vano también lo sufrió.

No he querido asomarme a la prensa del Principado, por miedo a un ataque de náusea. Ando un poco delicado de tripa. Pero por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a romper una lanza en favor de los energúmenos del nordeste. Tienen derecho al choteo, pero no a costa del Real Madrid, sino a costa de la prensa madrileña (As y Marca, o sea). Todas las referencias a cagómetros, canguelos y villaratos se han disuelto como lo que eran: un azucarillo, mucho más virtual que real. Algo que sólo ha podido servir para lo de siempre: hacer caja a costa de la crédula estupidez de los lectores que hayan hecho caso de semejantes camelos y memeces. Pero nada más. Y eso que Relaño, en su columna de hoy, sigue erre que erre con la misma monserga. Supongo que en esto de la prensa escrita es muy difícil admitir los errores, pues algo así equivaldría a reconocer que se ha tomado el pelo al lector. Que es, ni más ni menos, lo que sucede un día sí y otro también, en las dos principales orillas del proceloso océano futbolístico español. Pero allá cada cual.

En fin, recuerdo ahora uno de los leitmotifs que en su día me animaron a empezar esta andadura: las alegrías y las tristezas van por barrios, y nunca viven mucho tiempo en el mismo hogar. El camarero que hace un año tuvo que solicitar permiso para poder irse a descansar, harto de que le machacaran tras el paseíllo y el 4-1, hoy podrá sacar pecho y devolverle la pelota, en plena justicia, a los que le obligaron a dejar su puesto de trabajo... si es que tienen los santos bemoles de dejarse ver, claro.

He dicho.