Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

lunes, 16 de marzo de 2009

Cortesía por cortesía

No es habitual encontrar titulares en la prensa deportiva que sean plenamente coincidentes. Los motivos son muy fáciles de entender: de un lado, está la dualidad Madrid-Barcelona y, por otro, la dualidad AS-Marca ya comentada en este blog. En cuanto a la posible dualidad en los medios barceloneses (MD-Sport), me siento inclinado a creer que no hay tal cosa, y que todo se limita a la pretensión de unos u otros de ser (los) auténticos culés. Marketing, o sea. Pero fíjate por dónde, después del encuentro Almería-Barcelona de ayer, saldado con victoria blaugrana tras sendos goles de Bojan Krkic, los cuatro periódicos deportivos mencionados coinciden en citar las palabras del mexicano Hugo Sánchez, a la sazón entrenador almeriense. Dijo el antiguo ariete madridista, poco más o menos, que se habían enfrentado a uno de los tres mejores equipos del mundo, y así lo recogen AS, Marca, Mundo Deportivo y Sport. Hasta ahí, todo correcto: se reconoce la victoria del rival (Toc, toc, ¿está usted ahí, señor Caparrós?) y se le halaga por el juego desplegado. Fair play a tope.

Claro que Hugo Sánchez, como tantos en este miserable país (aunque él, en concreto, tenga la gran suerte de no ser español), es cautivo de su pasado... madridista. Y ello, naturalmente, lo recuerdan en todas partes: en Madrid, con división de opiniones (no en vano defendió los colores colchoneros antes que los merengues), y en Barcelona, sin división de opiniones. Y los mismos medios que en el Principado se hacían eco de sus declaraciones, no dudaban en corresponder a su cortesía. En el Sport, en su tira (¿humorística?) diaria:

(Por si no se aprecia bien, aclaro: Hugo Sánchez se queja del resultado con la cabeza enterrada tras una pirueta fallida y con el culo al aire, mientras que Bojan le dice que le ha "chingado" con sus dos goles).

Y en el Mundo Deportivo, además del recordatorio a la siciliana, y en la previa del choque contra los almerienses, recordando el gesto del mexicano a la grada del Camp Nou... ¡hace veinte años!

Semejante miseria revanchista pone en tela de juicio a aquéllos de entre la prensa blaugrana que dicen sentirse muy catalanes, sugiriendo que no se consideran españoles o, al menos, que su catalanidad va muy por delante. Y es así porque dicha miseria forma parte, inequívocamente, del carácter del español. Lo mismo da que baile sardanas, sevillanas, aurreskus, jotas, muñeiras o sorondongos. Por mucho que cacareen Laporta, Mascaró y otros voceros del catalanismo deportivofutbolero, esto se llama ser español. Con una diferencia: en Madrid no llegan a tanto mal gusto (lo que no significa que carezcan de él, ojo), mientras que en Barcelona claman y reclaman (otro cacareo) que eso del seny es uno de sus rasgos de identidad. De acuerdo con la Wikipedia (en catalán), esta palabra es sinónimo de ponderación mental y, como tal, derivaría del latín sensus (sentido). ¿Existe acaso ponderación mental en estos medios? Más bien no, más bien sugiere otro término, aplicable también a lo mental, pero mucho más escatológico. Una pìsta: puede producir deshidratación si es aguda.

Menos mal que las ganas a Hugo Sánchez están hoy desprovistas de acritud (Xavier Muñoz dixit).

¡Cuánta razón tienes, Louis: son vomitivos!

He dicho.


miércoles, 11 de marzo de 2009

Un baño

Sin paliativos. Así de claro, y en toda regla. Cuando un rival te pasa así por encima, no hay más que decir. Sólo recoger velas, felicitar al rival, e intentar levantarse cuanto antes, pues esto no se ha terminado aún, y queda un título por el cual luchar, aunque sea contra toda esperanza. Nadie más puede intentarlo.

La diferencia entre este Real Madrid y el que hace años hizo enmudecer por dos veces Old Trafford es gigantesca, monumental. Y el Liverpool la puso en evidencia con herramientas sencillas pero demoledoras: orden defensivo, cierre de las bandas (a lo que contribuyó no poco el juego madridista), contundencia, rapidez en la contra, efectividad. Y una perla final: actitud, y ganas de comerse al rival. De poco sirve lamentar que el gol de Torres viniera o no precedido de falta, o si el penalty de Heinze fue o no fue, esos detalles son irrelevantes.

Hacía casi veinte años que no se encajaba un correctivo futbolístico tan monumental en Europa, desde el 5-0 de aquella nefasta noche milanesa, a manos de los Gullit, Van Basten, y compañía. Tiempo para que otros se decidan a tomar las riendas de esta nave, que ya no es ni la sombra de lo que un día fue en Europa, y no hace mucho de ello.

Se están recogiendo los amargos frutos de una temporada muy mal planificada, y de la alocada e insensata apuesta por el fichaje de Cristiano Ronaldo. Sólo resta por ver si Mijatovic cumple su promesa. Aseguró que se iría si no se ganaba la Champions. El cronómetro está en marcha.

Al menos, esto servirá, espero, para que Vicente Boluda corrija de una vez y para siempre sus torpes incontinencias verbales.

He dicho.



lunes, 9 de marzo de 2009

Derbyresaca (2a Vuelta)

Pues sí: al final, el cántaro se rompió en la fuente y habrá que ir a comprar uno nuevo. Era previsible, por otra parte, pues la lógica de las matemáticas decía que conforme se alargaba la racha de victorias merengues, más próximo estaba el momento de pinchar, y ese momento llegó. De las dos posibilidades, cayó la menos mala: un empate. Que sabe a gloria, después de las muchas, muchísimas ocasiones marradas por los rojiblancos (a los que, por cierto, parece que empieza a pesar como una losa el historial reciente de no-victorias ante los vecinos).

Lo que ya no está tan claro es cómo el propio Juande Ramos colaboró activamente en sabotear al propio equipo, con una decisión que, a la postre, demostró ser extremadamente perjudicial: ¿a cuento de qué eso de situar a Lass en el lateral? Sin el francés, el centro del campo se quedó huérfano de padre y madre, Guti (una vez más) no dio la talla al salir como titular, y el mediocampo atlético (precisamente uno de sus talones de Aquiles) pudo jugar a sus anchas. Sí, ya sé que es ventajista hablar a toro pasado, que el manchego sabe de fútbol un rato más que yo, pero ¿es que no había hombres más capacitados o hechos a ese puesto para ocupar el puesto de Sergio Ramos, incrustado en la defensa como sustituto del sancionado Pepe? Vale, Míchel Salgado no está para aguantar un partido entero, pero ¿y Miguel Torres? ¿Por qué no se confía en él? No sé, mí no comprender.

En definitiva, lo que está bien claro es que el resultado no satisface plenamente a nadie: los blancos vuelven a perder distancia con el FC Barcelona (lo cual, naturalmente, ha sido motivo para que los pífanos vuelvan a sonar a ritmo de sardana), y los rojiblancos tienen un poco más lejana la clasificación para la Champions, e incluso para la UEFA, al ser rebasados por un Depor que viene apretando cada vez más fuerte, y por un Málaga que está realizando una soberbia temporada, en tanto que Villareal y Sevilla parecen cada vez más inasequibles. Es cierto que, tras la llegada de Abel Resino, el tono general de los colchoneros ha mejorado notablemente. Pero ya no pueden permitirse muchos más errores a lo largo de lo que resta de temporada, pues perderse las competiciones europeas lastra muchísimo los presupuestos de un club que quiere ser aspirante a todo.

Y Huntelaar (aunque esta vez en posición dudosa) sumando de nuevo, asistido por mi Pipita Higuaín. Negocio ruinoso, decían en el nordeste. Los finos entendidos.

Y mañana... tomorrow.

He dicho.

lunes, 2 de marzo de 2009

La culpa fue de las defensas

Parece ser que cada vez que me molesto en exponer una opinión, la realidad siempre terca y veleidosa del fútbol (ese lema boskoviano fútbol es fútbol) se empeña en contradecirme. Claro que dadas las circunstancias no puedo ni debo lamentarme por ello: me encanta quedar, de momento, en mal lugar. Si hace un par de semanas argumentaba en contra de una posible remontada, ahora fíjate por dónde, todos coinciden en lo mismo: hay liga. Los unos, en Madrid, con euforia desatada no exenta de cierta chulería. Los otros, en Barcelona, a regañadientes y mascullando por lo bajini. Pero esta vez no voy a ocuparme de la prensa, al menos no en esta entrada. Sí que voy a hablar un poco más de fútbol, puro y duro, aunque para introducir el asunto recurra, una vez más, al papel sin grapas.

En estos días, los periodistas intentan hallar, cual Santo Grial, las razones objetivas que explican el desinfle aparente del FC Barcelona, así como la remontada en progreso, aún inconclusa, de los merengues. Las unas inconsistentes, como las de Mascaró, que sabe tanto de fútbol como de horchata de chufas. Otras, como las de Joan J. Pallás, peregrinas y cinegéticas (y, añado, trufadillas de ordinariez), pues tienden a reducir los males del Barça a una supuesta persecución a Leo Messi en el campo (a base de joderle y de hostias) lo cual, a fuerza de simple, raya en lo simplón. El decidor de verdades (verbigracia Casanovas) es un poco más preciso, a su manera, o sea, pues admite que cuando la defensa falla, Guardiola tiene un problema. Se le olvidó decir, al lumbrera, que en tales circunstancias cualquier entrenador tiene un serio problema, pero el director del Sport tiene a su vez un serio problema con las obviedades: no sabe cómo emplearlas ni cómo distinguirlas, aunque invariablemente recurre a ellas. Entre tanto, en Madrid, entre cagómetros y canguelos, también se quedan en lo meramente superficial como Tomás Guasch (lo típico: se pierde frescura, rapidez, y tal y tal), o aluden vagamente a la hipnosis producida por los triunfos y los halagos, que hacen olvidar el miedo, según argumenta Fabián Ortiz. En resumen: bastante poco de útil, o de esclarecedor.

Yo digo:

Al examinar el tramo más reciente (desde diciembre hasta ahora) se observa que los problemas en defensa del Barça no son de ahora. El 15 de diciembre, después de la victoria sobre el Real Madrid en el estreno de Juande con los blancos, el Barça acumulaba ya un saco de goles a su favor (45), por tan sólo diez en contra. En cambio, los merengues estaban en una proporción de casi uno a uno (33 a favor, 26 en contra). Desde ese choque hasta el presente, los números cantan. El Barcelona ha marcado 28 tantos, pero ha recibido 14 a cambio, más de la mitad de ellos en las últimas tres jornadas. El Real Madrid, en ese mismo lapso, ha convertido 24 dianas... a cambio de sólo dos. La cosa es tanto más llamativa cuanto que, por esos caprichos del calendario futbolero, el Real Madrid coge a los equipos que suelta el Barça, por lo que los números son casi plenamente comparables, al jugar uno y otro frente a los mismos rivales. Consecuencias: el Madrid, con poco juego y menos goles, obtiene resultados muy favorables mientras que el Barça debe redoblar esfuerzos para sacar algunos partidos adelante. Hasta hace cosa de dos semanas, lo venía haciendo con la contundencia de un martillo pilón. Pero ya no. Desde enero, ha tenido que remontar marcadores adversos ante Mallorca, Osasuna, Rácing, Betis y Español. En los tres primeros casos, la cosa se saldó con victoria. En el cuarto, con un empate. Pero en el quinto, la remontada ya no tuvo lugar.

Y es que tener que remontar, invariablemente, desgasta. Que se lo digan si no al Real Madrid que, igual que el Barcelona, vivió de remontadas durante el primer tramo liguero. En cambio, mantener tu puerta a cero te da muchísima más comodidad y no te obliga a redoblar esfuerzos. Es el rival quien debe correr y cansarse. Pero si resulta que tu defensa está bien plantada, cierra los huecos, presiona al rival, y tu portero resuelve lo que los demás no pueden, sacas los partidos adelante sin tantas complicaciones. No hay brillantez, de acuerdo, pero la efectividad es absoluta. Y, en términos de puntos, vale lo mismo un 5-0 merecedor de pífanos, timbales y arpas, que un 2-3 a la heroica y Messi de por medio, o un 1-0 a la italiana. Exactamente tres puntos.

Pero vamos a más: ayer, en el Calderón, se produjeron algunas circunstancias únicas. En primer lugar, el Barcelona encajó cuatro goles, lo cual no tenía precedentes en el campeonato. Secundariamente, que desaprovechó sendas ventajas en el marcador, cosa asimismo inédita. Y la tercera es que su máquina de marcar goles fue insuficiente. Víctor Valdés, hasta hace poco virtual ganador del Zamora, ya no es el portero menos goleado de España, y sólo cuatro tantos le separan de Iker Casillas. Para colmo de males, al chaval le están lloviendo palos en el preciso momento en que se negocia su renovación. Márquez y Puyol empiezan a ser cuestionados, a resultas de sus fallos de ayer, que el Kun Agüero aprovechó con letal precisión. Hace casi cinco meses, tras el vapuleo sufrido por el Atlético en el Camp Nou, Martí Perarnau (uno de los tres periodistas deportivos a los que considero plenamente dignos de ese nombre), describió lo sucedido como La Tormenta Perfecta. Ayer, también lo fue. Pero al revés.

Y el panorama es más sombrío para los blaugranas, por razones varias. Luchar en tres frentes a la vez también desgasta más que hacerlo en dos (y, por lo que parece, en breve puede ser sólo uno, y me refiero al Madrid). Si se dejan de lado las rotaciones continuas que tan buenos resultados dieron al principio (¿qué fue de Víctor Sánchez, Martín Cáceres, Jeffrén, Hleb, Pedrito, Bojan...?), también desgastas poco a poco a tus pilares básicos (Alves, Messi, Xavi). Si encima te castigan las lesiones (Iniesta), la cosa pinta un poco peor. Y si resulta que una pieza clave y poco valorada como Abidal también se queda en el dique seco, peor aún.

¿Por qué?

Visto lo visto, se diría que Guardiola no confía del todo en Sylvinho para el lateral zurdo, pues ha preferido sacar a Puyol del centro de la defensa (como en Lyon) para cubrir la banda. Pero el de La Pobla de Segur se defiende mucho mejor en el centro, y cubre más por anticipación y colocación (muy buenas ambas, cierto), que por velocidad. Además, no es tan buen subidor al ataque como el galo de ébano. Ayer mismo, y vista la inoperancia del brasileño, Guardiola decidió sacar a Martín Cáceres para cubrir el lateral... en vano. Y Puyol, simplemente, no tuvo su día. Alves vio tarjeta amarilla, y si nadie lo arregla, ello supone que la defensa frente al Athletic de Bilbao será de circunstancias. Caparrós ya habrá tomado buena nota de ello.

En el Madrid, la situación hasta ahora a pintado mucho mejor: en manos de Juande, Heinze, Cannavaro, Pepe y Ramos han vuelto a demostrar que componen un excelente cuarteto defensivo, bien secundados por ese portento físico que se llama Lass Diarrá, un barrendero de lujo y un acierto de fichaje, que tanto me recuerda al mejor Makelele. El Madrid pierde al luso para el derby del próximo fin de semana por tarjetas. Juande puede resolver la papeleta de varias maneras: con Ramos en el centro y Salgado o Torres en el lateral diestro, o bien mantener al sevillano en el lateral y emplear a Metzelder como compañero de baile del napolitano. Dadas las características de la delantera rival (dos hombres muy móviles y peligrosos en el área), entiendo como más probable la primera. Pero ya se verá.

En cualquier caso, y honestamente, creo que la clave fundamental de la remontada (aún en progreso, insisto) del Real Madrid y del bache del Barça tienen mucho que ver con la ubicación, construcción, desgaste y eficacia de las respectivas defensas, mucho más que con el mejor o peor momento de los ataques, pues ambos equipos tienen muchas opciones para resolver adelante.

Pero no tantas detrás.

He dicho.