Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 11 de marzo de 2009

Un baño

Sin paliativos. Así de claro, y en toda regla. Cuando un rival te pasa así por encima, no hay más que decir. Sólo recoger velas, felicitar al rival, e intentar levantarse cuanto antes, pues esto no se ha terminado aún, y queda un título por el cual luchar, aunque sea contra toda esperanza. Nadie más puede intentarlo.

La diferencia entre este Real Madrid y el que hace años hizo enmudecer por dos veces Old Trafford es gigantesca, monumental. Y el Liverpool la puso en evidencia con herramientas sencillas pero demoledoras: orden defensivo, cierre de las bandas (a lo que contribuyó no poco el juego madridista), contundencia, rapidez en la contra, efectividad. Y una perla final: actitud, y ganas de comerse al rival. De poco sirve lamentar que el gol de Torres viniera o no precedido de falta, o si el penalty de Heinze fue o no fue, esos detalles son irrelevantes.

Hacía casi veinte años que no se encajaba un correctivo futbolístico tan monumental en Europa, desde el 5-0 de aquella nefasta noche milanesa, a manos de los Gullit, Van Basten, y compañía. Tiempo para que otros se decidan a tomar las riendas de esta nave, que ya no es ni la sombra de lo que un día fue en Europa, y no hace mucho de ello.

Se están recogiendo los amargos frutos de una temporada muy mal planificada, y de la alocada e insensata apuesta por el fichaje de Cristiano Ronaldo. Sólo resta por ver si Mijatovic cumple su promesa. Aseguró que se iría si no se ganaba la Champions. El cronómetro está en marcha.

Al menos, esto servirá, espero, para que Vicente Boluda corrija de una vez y para siempre sus torpes incontinencias verbales.

He dicho.



No hay comentarios: