Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

jueves, 19 de febrero de 2009

El "miserable" homenaje a Raúl

Sí señor, Raúl merece el homenaje de todo el fútbol español. Merece que se paren los partidos cada vez que amplíe su ventaja sobre los 307 goles de Di Stéfano, se juegue donde se juegue. Merece que le den el Príncipe de Asturias y si me apuran, hasta algún Premio Nobel; sólo habría que ver de qué especialidad. Algún doctorado 'honoris causa' tampoco estaría de más. Y por supuesto, el premio de un homenaje brindado por la selección española en pleno, rendida a sus pies. Todo esto y más se merece el hombre cuya salida del combinado nacional permitió la eclosión definitiva de los Xavi, Iniesta, Cesc y compañía. El hombre que lideró, es un decir, durante más de una década a la 'roja' sin llevarse un mal triunfo a la boca. El hombre sin el cual España ganó la Eurocopa, se aupó al número 1 del ránking FIFA y se convirtió en la admiración de todo el fútbol mundial. Sí señor, Raúl se merece un homenaje por todo esto. ¡Ay, si Luis Aragonés hablara...!

Estas son las palabras que, tal día como hoy, ha escrito (es un decir) el señor Jaume Miserachs (apellido ciertamente poco afortunado) en el Mundo Deportivo. Comenta, tal y como puede leerse, los posibles rumores recientes a propósito de un supuesto partido de homenaje de la selección española de fútbol en honor a Raúl González. Según ha desvelado el AS esta misma semana, dicho partido amistoso se disputaría contra la Argentina de Messi, Agüero y Gago. No obstante, el propio 7 merengue, por boca de su representante Ginés Carvajal, ya habría rechazado esa posibilidad la cual habría sido idea de Fernando Hierro, en su calidad de Director Deportivo de la RFEF.

El día que Raúl decida retirarse del fútbol como jugador, merecerá con todos los honores un gran homenaje por parte de su club, del equipo con el que, salvo la Copa del Rey, lo ha ganado hasta la fecha todo. Absolutamente todo. Como bien recuerda Miserachs, es ahora mismo el máximo goleador en la historia del equipo blanco, como también lo es, dicho sea de paso, de la Liga de Campeones de la UEFA y de la propia selección española de fútbol. Además de sus números, incontestables por cierto, Raúl ha sido un ejemplo de deportividad dentro de los terrenos de juego ya que, de momento, comparte con otro mito del madridismo (Emilio Butragueño) la condición de no haber sido nunca expulsado de un campo de fútbol. Jamás se ha enzarzado en una pelea (física o verbal) con contrarios o árbitros, algo que algunos ex-jugadores culés (el abnegado Hristo Stoichkov, por ejemplo) no pueden alegar en su favor. Y en cuanto a sus goles, los ha marcado de todos los colores, olores y sabores, para deleite del madridismo y admiración de todos los buenos amantes del fútbol. Su compromiso y dedicación a su club han sido, y son, totales. Así que, en pocas palabras, se lo merece. Sin discusión.

El supuesto homenaje por parte de la selección española, sin embargo, no parece tan oportuno. Y ello es así, a mi humilde entender, por dos razones. La primera, porque Raúl sigue en activo y, por tanto, sigue siendo, en teoría, candidato a ser convocado para la selección, tanto más cuanto que no ha manifestado en ningún momento deseo expreso de no volver a serlo, sin importar lo improbable que ello pueda ser. La segunda razón es obvia y, de algún modo, tiene que ver con la columna de Miserachs. Puesto que, en efecto, Raúl nunca ha logrado nada a nivel de selección (hablamos en este caso de campeonatos), el presunto homenaje constituiría, indudablemente, un agravio comparativo hacia otros jugadores de la Roja (por ejemplo, Pep Guardiola) que tampoco han logrado nada con el equipo nacional (¿Me oyes, Laporteta? ¡Na-cio-nal!). En este caso, creo, bastaría con un sencillo y discreto homenaje, una vez retirado el jugador, en calidad de máximo goleador, en la sede de la RFEF y junto con, por ejemplo, Andoni Zubizarreta u otros jugadores que, con números en la mano, ostentasen registros o participaciones muy singulares en la historia más o menos reciente de la selección. Hasta ahí, nada que objetar.

Ahora bien:

Una cosa es admitir esto, y otra bien distinta consentir (y no digamos aplaudir) el sarcasmo barriobajero con el que se ataca miserablemente a Raúl desde el MD, por la torpe manaza del columnista en cuestión. Ello es tanto más sangrante cuanto que:

1.- El propio Raúl jamás ha pedido ni insinuado que se le otorgue reconocimiento alguno, ni siquiera por parte del Real Madrid.

2.- Raúl ni es ni puede ser responsable de que jugadores como Xavi, Iniesta y Cesc (que no juegan en su demarcación) hayan visto frenada su progresión o, peor dicho, su eclosión (otro verbo desafortunado). Iniesta y Cesc Fábregas, apenas han coincidido con Raúl en convocatorias oficiales de la selección. Y en cuanto a Xavi, acaba de cumplir 29 años. ¿Un poco tarde para eclosionar, quizás? Por supuesto, en ello no ha tenido nada que ver la mano de Luis Aragonés, a quien se recurre única (y miserablemente) al final de la columna para justificar los despropósitos precedentes.

3.- Convendría recordar también, ya que hablamos de "eclosiones", que el juego de la selección española durante la fase de clasificación de la Euro'08 no fue ni mucho menos brillante, y que el propio Luis Aragonés recibió palos desde todas partes por ello, también desde Barcelona. En vísperas de la fase final, los más benévolos eran (éramos) escépticos acerca del juego del equipo, y eso mismo, unido al rendimiento de Raúl en su equipo, alimentó el nefasto debate sobre si Raúl selección sí o no. Dicho de otro modo: no es cierto, como parece sugerir el columnista, que la marcha de Raúl supusiera de modo inmediato la mejoría del equipo sino que, antes bien, hubo que hacer una larga y dura travesía por el desierto antes del despegue futbolístico del combinado nacional. Miserachs se olvida muy convenientemente de ello.

4.- Curiosa, y miserablemente también, se mencionan de forma explícita los nombres de tres jugadores que, casualidades de la vida, tienen en común ser centrocampistas y estar o haber estado vinculados al FC Barcelona. El resto (Villa, Torres, Senna, Silva, Xabi Alonso, Cazorla, Marchena, Capdevila, Ramos, ...) son un simple apéndice: y compañía, Miserachs dixit. Y por supuesto, el que estos pandilleros no hayan eclosionado definitivamente también será, cómo no, responsabilidad exclusiva de Raúl.

5.- Si Raúl, como sugiere el ínclito columnista, es responsable de que España no haya ganado nada, será justo meter en el mismo saco a los seleccionadores con los que el jugador ha coincidido en el equipo nacional (Clemente, Camacho, Sáez y el mismo Aragonés durante el Mundial de Alemania), así como a una buena pléyade de jugadores, muchos de ellos azulgranas. (entre ellos, insisto, el hoy aclamado Pep Guardiola, tan responsable de que España no haya ganado nada como el propio Raúl, o como Bakero, Abelardo, Ferrer, Julio Salinas, Goicoechea, Luis Enrique, y otros). No es concebible, ni justo, que la responsabilidad de los fracasos se atribuya sólo a uno. Y si hablamos de posibles responsabilidades directas, como el penalty errado por el 7 madridista frente a Francia en la Euro 2000 (que nos habría dado sólo la opción de prórroga, no de victoria), también sería ecuánime recordar el que marró Joaquín frente a Corea del Sur dos años más tarde en cuartos, para así poder echarle al del Puerto de Santamaría toda la culpa de nuestra eliminación. Digo yo.

Por tanto, la tendenciosa y disparatada columna de Jaume Miserachs se resume en dos ideas básicas: (i) intentar personificar en Raúl los fracasos de la selección española, empleando el éxito de la Euro como justificación (ventajismo rastrero, o sea), y (ii) atribuir los éxitos de la Roja en esencia a cuanto tenga que ver con el Barça, obviando alevosamente que, si el equipo nacional es hoy admirado, ello se debe a su conjunto, al equipo, y no sólo a tres de sus jugadores, por muy culés o cuasi-culés que sean. Una columna así es absolutamente digna de su autor, como su autor, sin duda, es plenamentente digno de ella.

¿Y tú te llamas a ti mismo periodista, Jaume? ¡Ay, si el papel hablara...!

(¿El Príncipe de Asturias? Hum... No se ría, no se ría...).

He dicho.


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