Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

viernes, 22 de mayo de 2009

¿Qué está pasando aquí?

No puedo por menos que contemplar estupefacto cómo se las está manejando la prensa madrileña de cara a la elección del nuevo mandatario de la Casa Blanca. ¿Qué es esto? ¿De qué va esto? Mí no comprender. Niet. Nada en absoluto.

Florentino Pérez tan sólo ha hecho oficial su presentación como candidato a la presidencia del Real Madrid. Por lo demás, no ha dicho una sola palabra. Su más directo colaborador, Jorge Valdano, ha añadido que su proyecto será una superproducción, si uno tiene que creerse las portadas de la prensa, de las cuales un servidor se fía cada vez menos. Punto. Desde entonces, hemos tenido que padecer (y seguimos haciéndolo día a día) un continuo y demoledor torrente de especulaciones con el objetivo primordial de inyectar, al precio que sea, una buena dosis de ilusión en una masa de aficionados descontenta y acomplejada por la grandísima campaña que está realizando el máximo y odiado rival. Y ya puestos, con el objetivo encubierto de hacer negocio a costa de la avidez del aficionado madridista por conocer el futuro. Como Aramis Fuster, pero en papel, maribel. O, si se prefiere, el cuento de Fiascanieves amplificado ahora hasta la enésima potencia. Para el banquillo han sonado: Ancelotti antes, Wenger después, ahora Mourinho o Laudrup, pero también se menciona a Manuel Pellegrini o (el colmo) ¡Jorge Valdano! ¿Y jugadores? La repera: Ribéry, Xabi Alonso, Villa, Silva, Maicon, Clichy, y muchos más, amén de los de siempre: CR7 y Kaká, a quien se da casi por fichado. Y seguramente me dejaré alguno por el camino. Pero lo mismo da. Si esto es lo que hemos tenido que soportar hasta ahora, ¿qué nos queda? No me atrevo ni a pensarlo.

Da, simplemente, escalofríos la tremenda insensatez que supone una apuesta de este tipo, si FP la lleva a cabo finalmente. Confirmaría al Real Madrid como un club eminentemente comprador a golpe de talonario, y a la vez responsable de la continua ruptura del mercado futbolístico. Antecedentes: 1985 (fichaje simultáneo de tres estrellas de la época como Hugo Sánchez, Gordillo y Maceda) 1996 (se pagaron varios miles de millones de pesetar por arrebatar a Mijatovic al Valencia y acompañarle por Suker, Roberto Carlos, Seedorf, Panucci, Karembeu y otros), y 2000 en adelante: Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham, acompañados de una pléyade de nombres menores, con un gasto conjunto estratosférico. En el resto del espacio futbolístico europeo, presidentes, managers y entrenadores tiemblan ante la posibilidad de que el empresario madrileño tiente a alguna de sus perlas, y se están apresurando a mimarles prometiéndoles el oro del moro (Premier League, o sea) o del Vaticano, el Pirata Morgan, o quien c... sea, con tal de que no cojan puerta. Y entre ellos, Jan Laporta ha tenido que ser, fiel a su estilo, el que más ha alzado la voz. El miedo es gratis.

¿Y qué pasa con esa cantera? ¿Qué demonios pasa con esos chicos que se verán privados de oportunidades ante la llegada de presuntos astros extranjeros? ¿Qué pasa con los Parejo, Bueno, Palanca, Szalay, Villafañe, Schorch, Gorka, Adán, Mosquera, ...? ¿Es que los mandatarios blancos no aprenden? ¿Es que no recuerdan que la última gran época dorada del madridismo tuvo como pilar básico a cuatro chicos del Castilla cuyos nombres son hoy leyenda? Granero, Mata, Negredo, Soldado, los hermanos Callejón, y otros muchos han tenido que hacer las maletas ante el negro futuro que les aguardaba de blanco (paradojas del color). Y algunos de ellos triunfan, como era de esperar, pues les sobran calidad y ganas.

¿Acaso no hay un espejo en el que mirarse? Lo hay, pero no uno, sino dos: uno bueno, precisamente el del odiado rival del Principado, que ha hecho de la cantera y su modo de entender el fútbol un santo y seña que hoy por hoy, aspira a la hegemonía balompédica mundial; y otro malo, en la ribera del Manzanares, a quienes ya dediqué un breve análisis en su momento. ¿Pretenden FP y su equipo convertir al Real Madrid en un mal remedo de los colchoneros? Mí no comprender. Nein. Frente a esta opción absolutamente disparatada, surge la de Juan Onieva, cuyo mayor obstáculo es Onieva mismo, pero que suena bastante más sensata: cantera y jugadores españoles. Claro que como este buen señor no dejó precisamente grato recuerdo como tesorero y vicepresidente de Lorenzo Sanz y como, peor aún, no goza del beneplácito de la prensa, la suya es una misión prácticamente imposible. Su receta, sin embargo, es mucho más atractiva, siempre que esté bien aderezada con los oportunos y necesarios refuerzos foráneos.

Lo que causa más estupor por todo esto es el doble papel que desempeñan algunos capitostes de la prensa de Madrid. Y me refiero esta vez a Alfredo Relaño, cuyas columnas parecerían escritas por alguien ajeno al mundo de la prensa, si no fuera porque uno sabe positivamente que su autor es, a la vez, director de un periódico cuya línea editorial está rendida a los pies de FP, seguramente porque la expectación que le acompaña resulta de todo punto más rentable. La de hoy no tiene desperdicio: Florentino se enfrenta a la impaciencia, dice el lumbrera. Claro que sí: la que generáis vosotros en vuestras páginas y en vuestros programas de radio. Impaciencia por saber si se concreta o no el fichaje de Kaká, impaciencia por saber qué harán CR7 y Ribéry el año que viene, impaciencia por empezar a construir el equipo de cuento de hadas que la prensa crea en la mente del desesperado aficionado merengue. En una palabra: FP se enfrenta a vosotros. Y como también afirmé en mi anterior post, no le vi tablas para hacerlo en su momento.

Y mientras tanto, un pedazo de entrenador como Juande Ramos, vegetando y sin saber cuál va a ser su futuro. Ayer tarde, el AS promovía una encuesta en línea entre sus lectores a propósito de sus preferencias para el banquillo: a eso de las 19:30 ganaba el manchego. De largo.

Sinceramente, ya empiezo a estar harto de que los señores de la prensa madrileña me tomen el pelo de este modo. No son los únicos especializados en ello, cierto. Pero es que ya dan de cara.

He dicho.

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