Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

viernes, 9 de mayo de 2008

Cirugía y cirujanos

Las secuelas del Clásico del miércoles se están dejando sentir, como era de esperar, en Barcelona. Y de qué manera. La prensa (especialmente el diario SPORT) es un clamor de indignación y, se diría, de rabia. Demasiada adrenalina hirviente circulando por las páginas, con consecuencias imprevisibles en la masa de lectores de los medios barceloneses, lo que a su vez debería ser motivo de preocupación para Joan Laporta y su entorno. Aquí van algunos botones de muestra:

"El problema más grave que tiene el club encima de la mesa es liquidar a los jugadores que se han ganado una patada en el culo..." (J.M. Casanovas).

"Laporta, la junta directiva y Txiki también deben asumir su cuota de responsabilidad, pero si hay alguien que debe pagar por todo lo que ha pasado son los jugadores y, especialmente, los cracks. Estos sí que son hipócritas y embaucadores. ¡A la calle con ellos!" (L. Mascaró).

"Lo que ha pasado esta temporada no tiene nombre. Es indignante y a más de uno se le debería caer la cara de vergüenza, por su pasotismo, su desidia y por no haber aprendido la lección del cataclismo vivido la pasada temporada." (J.L. Carazo).

Es fácil imaginarse, a la luz de estos ejemplos, el tono del resto de las respectivas columnas de opinión. Menos suaves, todo. Pero claro, ahora todo es fácil, ¡muy fácil! No cuesta nada sentarse delante del teclado y escribir encendidas prédicas contra todo cristo y abogar por la escoba, el hachazo, y la patada a éste y a aquél. Ahora, todos son cirujanos, especialistas en curar un mal cuyo diagnóstico nadie supo dar a tiempo. Ni siquiera, por supuesto, los que ahora se disfrazan de médicos. ¿Autocomplacencia, decían? Eso es cosa de otros, no nuestra. Oig, por favor.

Se pueden dar muchos ejemplos de que la autocomplacencia no fue solamente mal de jugadores y directivos, sino también (y sobre todo) de periodistas. Otro día hablaré de ello. Permítaseme retomar el hilo de este "post". Decía que es muy fácil hacer de médico cuando el enfermo está en cama. "¿No te lo decía yo? ¡Esto es sarampión!". Pues claro: ¡el paciente está ronchado! Lo verdaderamente difícil en estos casos no es adivinar los males cuando son evidentes, sino cuando el enfermo de mañana aparenta estar sano hoy. Diagnóstico precoz, osea.

Hay casos en los que el diagnóstico es imprevisible, inimaginable. A veces un jugador decisivo se tuerce, se rompe (o corrompe), decae, rinde cada vez menos, y se crea un torbellino de moscas a su alrededor (sucedió con algunos galácticos, como Roberto Carlos, el mismo Raúl, o incluso con Zidane). Otras veces, un jugador aparentemente poco importante se revela como crucial una vez ausente, y no se sabe cubrir adecuadamente su baja. A la cabeza se me vienen Makelele y Fernando Redondo, cuyas bajas rompieron el espinazo del Real Madrid de comienzos de década. Y no hablemos ya de defensas centrales, tras los casos desafortunados de Walter Samuel y Jonathan Woodgate. Y en otras ocasiones, sucede simplemente que el estado de ánimo general, cuando es negativo, puede acabar por desquiciar a otros. De esto último Guti, especialmente voluble y vulnerable a las situaciones adversas, podría contarnos algo. Por ejemplo.

A veces, el que cae se recupera, al menos en parte, aunque sea por orgullo torero o, en el peor de los casos, por querer revalorizarse de cara a una hipotética renovación o venta. El propio Roberto Carlos, o David Beckham. Otras veces no, pero bueno. Todo esto me aparta del asunto. ¿Qué medidas tomar y a quiénes apartar del equipo cuando todo va bien? Este es precisamente el caso del Real Madrid, hoy. ¿A quién dar la baja, o traspasar? Ahí te quiero ver, Manuel.

Es un pequeño gran problema para el director técnico, Pedrag Mijatovic, un personaje cuestionado por su fachada (el "engominado", le dicen), pero ahí están los frutos de su labor. Podría haber sido mejor, pero ahí está. El año pasado, si la euforia hubiese prevalecido sobre la razón, José Antonio Reyes seguiría siendo jugador del Real Madrid, después de los dos goles endosados al Mallorca y que significaron un título. Pero no fue suficiente. No se midió su aportación puntual, por decisiva que ésta hubiera podido ser. Y lo discreto de su temporada en el Atlético de Madrid ha dado la razón, por ahora, a quienes decidieron no renovarle la confianza. Del mismo modo, se puede pensar en prescindir de algunos jugadores de la plantilla actual. Eso sí, respetando la columna vertebral canterana, a la que considero imprescindible (Raúl, Guti y Casillas). Dejaré a un lado los casos en los que la edad empieza a ser decisiva (Salgado, Cannavaro, Dudek o Van Nistelrooy, todos ellos prescindibles), y me centraré en otros más jóvenes o menos veteranos.

Royston Drenthe y Javier Saviola son dos casos evidentes. El primero, más joven, pero aún por demostrarlo todo, emocionalmente inestable y potencialmente desestabilizador. El segundo, sencillamente porque el Real Madrid no es el equipo que mejor se adapta a su juego (o viceversa, como quieran), como tampoco lo fue el Barça. Los casos de Javier Balboa y Roberto Soldado son sangrantes, ya que podían haber tenido mejor presente (y, seguramente, futuro) de haberse quedado en Santander y Pamplona, respectivamente. Marcelo podría ser otro Reyes: a pesar del partidazo que cuajó el miércoles, está claro que es mejor atacante que defensor. ¿Recuerdan su nefasta actuación frente al Betis, por ejemplo? El propio Robinho no escapa de la quema. Muy bien en la primera mitad de la temporada, pero discreto (como mínimo) en la segunda, y también un problema potencial.

¿Y Sergio Ramos? Si es verdad que Abramovich lo quiere por 70 millones de euros (lo que haría dudar de su sano juicio), yo lo serviría en bandeja. Además de ganar un muy buen dinero que podría invertirse en comprar jugadores baratos y con proyección (nadie es estrictamente imprescindible), el club podría desprenderse de un activo que en el futuro puede dar problemas, tanto deportivos (acumula más tarjetas que nadie) como económicos (¡quiero más pasta!). Los modelos de gestión económica de los clubes más rentables en lo deportivo (ejemplo: Sevilla o Villareal) se rigen por una norma básica: compra barato, vende caro. Ramos no fue barato, precisamente, pero hoy tampoco es tan desmesuradamente caro.

En resumen, y además de la tripleta canterana antes mencionada, a mi juicio serían indiscutibles o muy necesarios, a día de hoy, los siguientes jugadores: Codina (necesitamos un segundo portero), Miguel Torres (siempre cumple como el mejor cuando se le necesita), Pepe (al final, no salió tan caro), Heinze (guerrillero donde los haya), Metzelder (necesitamos un central de reserva), Diarrá (siempre denostado, pero cada vez va a más), Gago (joven, con ganas y capacidad crecientes), Robben (rápido, capaz de desbordar), Baptista (tiene fuerza, llegada y gol), Snejder (mueve al equipo, buen lanzador de faltas, olfato de gol), e Higuaín (aquí me mueve más la pasión, pero qué quieren que les diga, ¡es mi "Pipita"!). Como armazón, está más que bien, creo.

Permítanme que, a modo de colofón, vuelva la mirada de nuevo a la Ciudad Condal, hoy llena de cirujanos periodísticos. Si hay uno que en la actualidad puede reclamar merecidamente tal título, es Miguel Rico. Durante todo el año pasado advirtió de los males del Barcelona y de su plantilla, mientras otros, algunos de ellos compañeros de su propio medio de difusión, se regodeaban de los males ajenos (osea, los nuestros) y hacían gala de lo que hoy achacan al club de sus amores: la autocomplacencia, en la que se revolcaban como en un colchón de agua. En su memorable columna del 20 de junio de 2007, Rico escribió:

"El efecto de aquellas decisiones -se refiere al hecho de que el Madrid y el Villareal decidieran prescindir de Ronaldo y Riquleme, respectivamente- , aunque no inmediato, ha terminado siendo mano de santo. Y es que los vestuarios del Bernabéu y del Madrigal, tras la convulsión inicial, se dieron cuenta de quién mandaba en el club. Y con las plantillas unidas, los equipos comenzaron a resurgir mientras los rivales, con el Barcelona al frente, se dormían en los laureles. El resultado final, a la vista está. El Villarreal, desde que ganó al Barça, encadenó esas ocho victorias señaladas y el Madrid, desde que empató en el Camp Nou, sumó diez victorias, un empate y una sola derrota. Moraleja: El equipo siempre es más importante que los cracks... sean quienes sean y se llamen como se llamen."

Me pregunto por qué Miguel Rico no ha tenido columna de opinión en el SPORT este año. ¿Acaso porque se dieron cuenta de que había sido profeta en su tierra? ¿Hizo Miguel Rico de Casandra en su particular Troya? ¿Cometió el error de vaticinar desgracias que luego se cumplieron? Como diría Ronaldo: "No zé".

Sea como sea, ¡usted sí que vale, doctor Rico!

He dicho.

No hay comentarios: