Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 2 de julio de 2008

A vueltas con Raúl... y tal

No me resisto a escribir una entradita, por breve que sea, en la que expongo mi opinión al respecto de Raúl sí, Luis no, y viceversa. Los éxitos de la "roja" han hecho que algunos apunten con el dedo al capitán merengue, poco menos que acusándole de los males recientes que impedían el progreso de los nuestros. Pues bien, lo que tengo que decir al respecto se resume en estos puntos:

Primero: a lo largo de la temporada recién concluida, Raúl González hizo, en mi modesta opinión, méritos más que suficientes para ir convocado a la selección. Sus números de goleador superan, por ejemplo, a los de David Villa, hoy convertido en héroe, pero cuya temporada con el Valencia fue, igual que la de Silva, Marchena y Albiol, como mínimo, discreta.

Segundo: Luis Aragonés no quiso llevarle, y los hechos, que son lo que cuenta, han demostrado que Raúl no es imprescindible. Malo, muy malo hubiera sido lo contrario. Si los chicos de baloncesto no necesitaron en su día a Pau Gasol para arrasar a los griegos y proclamarse campeones del mundo, eso se entiende como buena señal, ¿no? Pues aquí, otro tanto. Raúl ha hecho buenas cosas con la selección, también otras malas. Y en un equipo bien hecho, nadie es imprescindible.

Tercero: Si, a pesar de lo hecho por el capitán merengue, Luis no ha decidido llevarle, las razones deben ser, por pura lógica, extradeportivas, y tal. Sólo Dios sabe lo que sucedió entre bambalinas en la fase de grupos del mundial de Alemania, y lo que ocurrió tras los dos primeros partidos (Irlanda del Norte y Suecia) de clasificación para la Euro, cuya conquista ahora todos celebramos. Fue entonces cuando el seleccionador decidió prescindir de Raúl. Y las razones, ellos las sabrán.

Cuarto: No pasa nada. Ni es una tragedia que Raúl no haya ido a la Euro, ni mucho menos (lo que faltaba) que España se haya proclamado campeona sin él. Del mismo modo, alegrarse de que la selección haya conseguido un triunfo importante sin un jugador concreto, sea quien sea, es propio del miserable carácter que tan bien nos define a los españoles. Al paisano, navajazo. Y al de fuera, más aún.

La historia nos enseña que, a estas alturas, Raúl no tiene que demostrarle nada a nadie, como tampoco Luis Aragonés, y menos aún después de lo conseguido en Viena. Muchos querrían para sí o para su equipo la carrera del uno como jugador y la del otro como entrenador. Lo que cuenta, siempre, es el final. Y si el final es bueno, igual me da, con o sin Raúl, con o sin Luis. Lo que importa es el equipo, la selección española, que está tan por encima del uno como del otro.

¿Queda claro?

He dicho.

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