Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 30 de junio de 2010

Bien, pero esto sigue

El partido de octavos frente a Portugal ya es historia, y los chicos de Del Bosque se han tomado cumplida revancha de la eliminación de la Euro de 2004, frente a nuestros hermanos ibéricos. De nuevo, la retransmisión de Tele5 resultó exasperante para el que abajo suscribe, pero se entiende que de donde no hay, difícilmente se puede sacar. Lo importante, insisto, es que los nuestros ya están entre los ocho mejores del mundo en este momento. Aunque para ello hayan tenido que sufrir un poco ante la selección vecina. Queiroz me ha decepcionado una vez más como entrenador, pues entiendo que tenía equipo más que suficiente para jugar con mayor ambición, peeeero... El antiguo lugarteniente de Sir Alex Ferguson prefirió, como tantos otros, diseñar un equipo y un esquema concebidos para no perder, más que para ganar. Porque meterle siete a los norcoreanos en cuarenta y cinco minutos, sí, tiene su aquél. Pero esos fueron todos los goles lusitanos en cuatro encuentros. Bastó con uno, en el momento preciso, para que la carabela portuguesa se fuese a pique, tal y como titula el diario deportivo A Bola.
Ahora bien, aun cuando los jugadores españoles mostrasen de nuevo su oficio, así como una facilidad pasmosa para gobernar el partido cuando el marcador fue favorable a sus intereses, no es menos cierto que lo de hoy bien pudo suceder al revés, y poco más o menos que a la helvética, pues salvando un chutazo de Tiago y un par de disparos de CR9 (aparentemente muy cabreado al final del partido), España pudo sufrir por segunda vez la jugada tonta del Mundial. Menos mal que esas cosas no ocurren dos veces en la misma cita y al mismo equipo... o no suele ser así. Portugal, en esta ocasión, demostró que le sucede algo similar a España (por algo compartimos la piel de toro), también en lo futbolístico: cuando encaja un gol, le cuesta horrores remontar. Hoy no sólo no lo hizo, sino que no dio la sensación de poder llevar a cabo el milagro, presionada por el reloj y el marcador. Supongo que el planteamiento del susodicho Queiroz tiene mucho que ver con ello, y cuando quiso enmendar la plana, ya era tarde.
El sábado, nos espera la bien armada escuadra guaraní del Tata Martino, ex jugador del C.D. Tenerife, maestro en las jugadas de estrategia. Equipo rocoso, fuerte, peleón y que hasta ahora sólo ha visto un gol en contra. Bien harán los nuestros en no echar las camapanas al vuelo, pensando que se trata de un rival fácil. De paso, también podrían hacer lo propio los vendehumos de turno, pero me temo que eso será mucho pedir también. A favor de España, que la forma física va cada vez a más y que poco a poco jugadores clave como Iniesta y Cesc van encontrándose más cómodos. En contra, la baja forma comprensible del Niño Torres, los propios paraguayos (¿para qué?) y, por supuesto, los ponzoñosos cánticos de sirena.
A propósito de ello, creo que no estaría de más recordar que la Furia del año 1986 cayó en cuartos del Mundial de México frente a la Bélgica de los Pfaff, Gerets, Van der Elst, Vandereycken, Scifo y Ceulemans. Se suponía que, después de rapar a los daneses a la mohicana en Querétaro (5-1, con Butragueño consagrado como héroe nacional), los chicos de Miguel Muñoz (d.e.p.) se desembarazarían sin problemas de valones y flamencos. Se suponía. Otro tanto parecía que iba a suceder hace ocho años frente a Corea del Sur. De nuevo: cuidadín. Esto no ha terminado aún, ni mucho menos.
Suerte de nuevo, campeones.
He dicho.

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