Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

lunes, 5 de julio de 2010

Panzers a la vista

Pues sí: la Roja ya ha hecho historia, a pesar de que algo así parezca de mal gusto a algunos profesionales de nuestra, por otra parte, erudita y sensible prensa deportiva. No fue fácil, claro que no. Tal y como se presumía, los chicos del Tata Martino hicieron lo mejor que saben hacer (no dejar jugar al rival) para intentar llevarse el gato al agua y ¡vive Dios! que a punto estuvieron de lograrlo. Porque si Casillas (y van...) no hubiese hecho gala de su sagrada aureola o el árbitro (a mi juicio nefasto como él solo) hubiese estado un poco menos desatinado, los nuestros habrían palmado sí o sí, y hoy la prensa cainita estaría haciendo filetes con Del Bosque... y con alguno de sus jugadores.

A mí me encantó el sistema defensivo de Paraguay, su extraordinario despliegue físico y la capacidad de sus jugadores para tapar a los nuestros, aunque también considero que, de haber pasado ellos (felicitaciones aparte, claro) hubiera sido un poco menos justo el fútbol. Porque, independientemente de la legitimidad de jugar este deporte como cada cual quiera (faltaría más), la realidad es siempre tozuda, o suele serlo, y los equipos que han prescindido de un centro del campo creador y de un fútbol más imaginativo se han ido quedando por el camino como las migas de pan de Pulgarcito. Ahí están la rácana Inglaterra capelliana que ha tirado al retrete su inmenso potencial, la orgullosa canarinha de Dunga o la descompensada Argentina del siempre inefable Maradona. Puede parecer ventajista hablar de ellos en tono recriminador por el pobre fútbol practicado o por el diseño de las respectivas escuadras, lo reconozco. A veces, el equipo férreo, disciplinado hasta la extenuación, solidario y resultadista llega bien lejos (que se lo cuenten si no a Mourinho o a Benítez), pero esta vez no ha sido así, y la única selección superviviente que practica este catecismo es el bien armado conjunto charrúa de Oscar Washington Tabarez. ¡Andense con ojo Van Maarwijk y sus herejes!

No, las escuadras férreas se han ido cayendo una tras otra, con la culminación del estrépito en el caso de la albiceleste de Diego Armando, genial como nadie en la motivación de sus jugadores, poco afortunado en todo lo demás, incluyendo un centro del campo muy descuidado y despoblado sobre el que los Panzers de Joachim Löw pasaron una y otra vez como los tanques de verdad sobre Polonia y Francia, haciendo papilla cuanto caía bajo sus cadenas. Alemania, de la mano de este nuevo Erwin Rommel, está irreconocible: mueve el balón con criterio, rapidez y vistosidad, defiende con su acostumbrada y granítica solidez, es letal en ataque, abarca jugadores venidos de medio mundo y... es el miura que tenemos que lidiar. Ahí es nada.

Dos cosas a favor: una, que nadie nos cuelga ya el cartel de favoritos, después de las exhibiciones de los germanos ante Australia, Inglaterra y Argentina, lo que supone quitarse una buena carga de presión de encima, y dos, que los alemanes previsiblemente no saldrán a verlas venir, como han hecho todos los rivales de España hasta el momento, lo que permitiría a los nuestros hacerse con la posesión del balón, algo que no saldrá gratis, desde luego. Y es bueno que las euforias estén esta vez del otro lado, pues ya se sabe que envenenan la mente tanto como el cuerpo.

Una sola cosa en contra: Alemania. Nada menos. Deutschland über alles.

Suerte, campeones.

1 comentario:

José Asterio dijo...

A ver si hay suerte...pero como dijo Gary Lineker (creo que en el mundial de Italia '90): "El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan once contra once detrás de un balón, y al final siempre gana Alemania"...Esperemos que esta vez se equivoque...Saludos y Arriba La Roja.