Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Star kick... o "kick the (mega)star"

En las tres últimas jornadas hemos tenido ocasión de ver entradas fuertes hacia las máximas estrellas de nuestra liga. El sábado día 12, Gurpegi trababa por detrás a Sergio Agüero en el duelo atlético, con el desenlace ya conocido: el delantero argentino tuvo que ser retirado en camilla y luego, a lo largo de la semana, intentó recuperarse a marchas forzadas para poder estar en condiciones frente al FC Barcelona. En vano. El bilbaíno ni siquiera se llevó una tarjeta amarilla lo que, si no recuerdo mal, habría bastado para obligarle a abandonar el terreno de juego (ya tenía otra). Así que ni hablar de tarjeta roja. El domingo pasado, Tomas Ujfalusi entró a Leo Messi con las consecuencias ya conocidas: una lesión leve de tobillo que, no obstante, tendrá al delantero culé dos semanas de baja. Pero el defensa checo resultó expulsado de modo fulminante: roja directa. Ayer, el jugador del Espanyol Galán entró con los dos pies por delante a Cristiano Ronaldo, lo que también le valió la tarjeta roja y la expulsión.
Los tres casos tienen algo en común: entradas fuertes, aunque con suerte dispar, sobre los jugadores más mediáticos y desequilibrantes de la liga. Pero ahí se acaba todo. La expulsión de Galán suena a exageración por parte de Clos Gómez, árbitro del encuentro. La expulsión de Ujfalusi es a todas luces justa, aunque no hubiese intención de hacer daño, al menos hasta ese punto. Y Gurpegi, como ya digo, se fue de rositas.
Los hinchas del Atleti, empezando por su entrenador Quique Sánchez Flores, tienen motivos sobrados para estar enfadados. Pero no porque la expulsión o la subsiguiente sanción de dos encuentros para el checo hayan sido exageradas, sino porque la entrada al Kun quedó impune, habiendo supuesto un daño evidente tanto para el jugador como para su equipo. Y también tienen razón en sostener que la repercusión del lance ha sido amplificada por tratarse de quien se trata: Messi, nada menos. Los calificativos de la prensa culé, amables como siempre, han sido de todo tipo: que si entrada de caballo, que si violencia, que si tal que si cual. En el diario AS tiraron de videoteca para demostrar que una entrada similar de Dani Alves a Toni Moral (Racing de Santander) se quedó en agua de borrajas. Y, aunque es algo que se sale de la competición española, a mí no se me olvida que un jugador apellidado Diawara dejó a Cristiano Ronaldo en el dique seco durante dos meses largos. El francés no sólo no fue castigado por ello, sino que se permitió decir tiempo después que, de estar en la misma situación, habría hecho exactamente lo mismo. Con dos cojones, el chaval.
La solución al embrollo es sólo una: uniformidad de criterios. Gurpegi tuvo que haberse ido a la caseta, aunque fuese a consencuencia de una segunda amarilla. Y a Diawara tuvo que haberle caído un purito, de esos que te quitan las ganas de volver a hacer lo mismo, y menos aún de proclamarlo. Y por una vez estoy de acuerdo con Joaquín Caparrós: no hay que criminalizar a nadie, pero tampoco dejar las entradas merecedoras de expulsión sin sancionar. A mi mente vuelve ahora la salvajada de Nigel De Jong hacia Xabi Alonso, y el colegiado inglés que nos cayó en desgracia simplemente se acojonó ante la posibilidad de hacer lo que tenía que haber hecho.
En suma: más igualdad, por favor, y menos sensacionalismo. Y, de paso, un poco más de imparcialidad por parte de los medios "informativos". Pero mucho me temo que eso ya será, por desgracia, pedir demasiado.

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