Ni siquiera la muerte podrá separarnos ...

viernes, 5 de septiembre de 2008

Quo Vadis, Madrid?

Está en mi naturaleza ser un tanto pesimista sobre el futuro inmediato de los equipos de fútbol a los que sigo, verbigracia el Real Madrid y, durante el mes de junio, la selección española. A la vista ha quedado, y quien haya seguido estas líneas lo habrá podido comprobar sin mayor dificultad. Lo prefiero así sencillamente porque se saborean mejor las alegrías y no te fastidian tanto los fracasos. Llámenlo, si quieren, economía emocional. Y en los tiempos que corren, economizar, aunque sea estados de ánimo, no es poca cosa.

Manifestaba ayer mis dudas sobre la viabilidad de la plantilla merengue en el presente campeonato. Un vistazo simple al blogespacio futbolero madridista no ha hecho sino confirmar estos puntos de vista, siendo lo escrito en otras partes, a grandes rasgos, coincidente con lo que sostiene el que suscribe. También algunas plumas insignes de la prensa deportiva, como Alfredo Relaño, van por el mismo camino. En su columna de opinión de hoy en el diario AS, el director del rotativo hace votos por arreglar las diferencias en la dirección deportiva blanca, ahora bicéfala tras la incorporación de Miguel Angel Portugal. La bicefalia no sería mala si las dos testas estuviesen de acuerdo -claro que, en este caso, una de las dos sobraría por razones obvias-, pero lamentablemente no es así. Los criterios de Portugal y Mijatovic discurren, según parece, por caminos distintos, y esto es sumamente peligroso para todos. Peligroso para el equipo, cuyas carencias no se cubren adecuadamente (a la última entrada del blog me remito) y cuyo entrenador, particularmente dado al subidón de adrenalina, puede armarla en cualquier momento, y peligroso para el propio club, pues el presidente, máximo responsable de la entidad, se queda literalmente con las posaderas al aire, afeitadas y plenamente expuestas. Hoy por hoy, Calderón está más cuestionado por la masa social que en los peores momentos de la era Capello. Y todo por querer emular a Florentino Pérez en lo de traer grandes estrellas a este equipo. Salta a la vista que una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa, como dicen en Cartagena.

A Schuster, pues, no le quedará más remedio que empezar a dar más minutos a sus delanteros suplentes (¡cuánto voy a echar de menos al bueno de Júlio Baptista!), osea, Higuaín, Saviola y Drenthe. De todos ellos, doy crédito al primero si juega en el puesto de Raúl y goza de la debida continuidad. Soy consciente de que esto implica jubilar al capitán, pero la ley de vida es implacable y ese día habrá de llegar, antes o después. Y también lo doy al último, pues constituye la única alternativa a Robben para jugar por las bandas. En el centro del campo, deberá rotar entre Guti, Van der Waart, De la Red y Gago como acompañantes del imprescindible Diarrá, a los que habrá que sumar a Sneijder cuando regrese. E incluso Javi García, si Schuster desiste de ubicarle en el centro de la defensa. Defensa donde, por cierto, la cosa parece complicarse por momentos, pues los centrales no andan muy finos, particularmente en el juego aéreo (véase Riazor). Ello, probablemente, podría suponer que Metzelder tendría una nueva oportunidad de hacerse con un lugar permamente en el once titular.

Y entre tanto, con la vista puesta en el mercado de invierno. La última vez que se recurrió a él, la cosa no fue nada mal: Gago, Marcelo e Higuaín. Y serán jugadores de este corte lo que el equipo tendrá que incluir, necesariamente. Baratitos, desconocidos y de correctas prestaciones. Si a esas alturas el equipo sigue vivo en la Copa del Rey y en la Champions, aún habrá una posibilidad de ganar algún título. En caso contrario...

La situación actual de los de Concha Espina no podía pasar desapercibida para los de siempre, claro está. Tanto los espadas del Sport (el inefable José Luis Carazo o Josep Pedrerol) como los del Mundo Deportivo (el venerable Andrés Astruells y el "doctor" Miguel Rico) se han dado gusto en sus columnas a propósito de Robinho y las carencias en el equipo blanco, a su habitual estilo accipítrido de siempre, metiendo el dedito en el ojo ajeno para contentar a una masa de lectores cuyo pecado más frecuente, no me cansaré de repetirlo, es su feroz antimadridismo, el cual supera el amor por sus colores. Zapatero a tus zapatos, me permito sugerir, pues en casita teneis mucho y variado de qué hablar.

La guinda del pastel la ha puesto hoy CR7. Sí, el de Madeira, el que finalmente, y gracias a Dios, no vino. Sigue afirmando el rapaz que su sueño es jugar en el Real Madrid. Y habría que recordarle las palabras de Scolari, el mismo que ahora está que truena con Robinho por no haber recalado finalmente en Stamford Bridge, cuartel general del siniestro Abramovich: hay trenes que sólo pasan una vez en la vida. Y si tan de verdad es un sueño, no estará tampoco de más recordarle -y recitarle, de paso- el monólogo de Segismundo en la inmortal obra del no menos inmortal Calderón... de la Barca:

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción.
Y el mayor bien es pequeño,
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

He dicho.

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